Inseguridad en la República Dominicana como el Problema Clave Social

Estoy motivado de investigar el tema y escribir el ensayo de la inseguridad social en la Republica Dominicana, porque es en toda su definición el mayor problema de nuestra sociedad. La falta de protección por parte de nuestras autoridades, ministerios e instituciones de defensa hace que el diario subsistir de nuestra sociedad se vuelva más tenso y pesado a causa de los altos niveles de delincuencia. Este es uno de los problemas de nuestra sociedad con un total de un 74.6% de los ciudadanos expresando preocupación por el mismo, seguido del desempleo, con 42.3% y la corrupción, con 26.5%, según la encuesta de Ramon Rodríguez. Los informes realizados en 2017 revelaron el aumento casi exagerado de la tasa de homicidio ascendiendo a un 22.4, es decir, 16 personas por cada 100,000 habitantes de nuestra república, esto afecta de manera directa la confianza que desarrollamos por nuestras autoridades, las cuales quizás, podrían estar involucradas, sirviendo como accesorios a dichas atrocidades. La policía nacional, politizada, al fin y al cabo, solo realiza los informes y hace declaraciones cuando esta involucrado un ente del gabinete gubernamental o que represente una figura de alta instancia, haciendo caso omiso a lo que dice nuestra constitución en el Artículo 40.- Derecho a la libertad y seguridad personal; Toda persona tiene derecho a la libertad y seguridad personal. Además de que ignoran los por menores del diario vivir de nuestra sociedad.

La protección en general tiene carácter universal y la seguridad es un derecho que toda persona adquiere desde su nacimiento independientemente de sus deficiencias físicas, económicas, psicológicas y políticas, sin importar la índole, todo ciudadano dominicano, por obligación necesita protección. De misma manera, la república cuenta con muchas instituciones de seguridad, que quizás, por falta de legislación y jurisprudencia correspondiente no están en buen funcionamiento o sufren de estar severamente politizadas. La protección social dominicana, posee características sui generis, y esta obligada a ser integral, eficiente, pluralista, coordinada, coherente y cimentada en la constitución.

Desde la perspectiva histórica, la republica está viviendo uno de los momentos más difíciles en cuestión inseguridad social, nos ubicamos en el noveno lugar con mayores niveles de delincuencia callejera y violencia en América Latina y El Caribe. La situación que vivimos en el país en materia de delincuencia callejera y corporativa, empeora cada vez más y las autoridades encargadas de poner el orden no han demostrado ser capaces de darle solución al problema. Ni los desprestigiados intercambios de disparos, ni las odiadas redadas en los barrios populares, ni el programa Barrio Seguro, han logrado frenar lo más mínimo la ola delictiva y de violencia que afecta a la imagen y seguridad de la nación. La delincuencia cuello blanco también ha afectado a cientos de miles de ciudadanos, que han visto sucumbir sus ahorros personales y familiares en manos de delincuentes de saco, corbata y corbatín, que han llevado a estos ciudadanos, ciudadanas y sus dependientes a la ruina económica y personal.

De misma manera no podemos poner en manos de un ciudadano o una ciudadana un arma de fuego y pagarle un salario miserable, con los altos niveles de inflación que padece el país, es lanzarlo a las calles a delinquir, no por decisión sino por obligación y necesidad. No es posible que los policías con sus bajos salarios puedan combatir la delincuencia con eficiencia. Contrariamente, están obligados a buscar dinero adicional de una forma u otra para poder subsistir. La larga ausencia y el letargo en inversión de recursos humanos y materiales de defensa adecuados ha dejado el país con un débito considerable en materia de seguridad preventiva y de justicia correctiva.

La presencia de militares en las calles no ha frenado la cantidad de actos delictivos en el país. Las autoridades lucen confusas la mayoría del tiempo “copiando” diferentes modelos policiales e implementando medidas rápidas a ciegas y de formas reactivas sin tener conocimiento de cómo ejecutarlas, la realidad, sin duda alguna, es necesario elaborar análisis de este complicado fenómeno que no se “cura” con soluciones cortoplacistas ni simples para nutrir los medios de comunicación, sino con procesos planificados de etapas progresivas que observen los distintos ángulos del problema y asumiendo con responsabilidad las enérgicas decisiones que hay que tomar ante un paciente grave de cuidados intensivos. Evidentemente, la inseguridad atenta contra las condiciones más primarias que permiten la convivencia social pacifica dentro de un régimen democrático y social de derecho. Además, atenta contra los derechos fundamentales consagrados en la Constitución de la República y que todo funcionario con ideologías vacías ha jurado hacer cumplir.

Lamentablemente ya no estamos seguros en ningún lado, asaltan en los bancos, las tiendas, las iglesias, en las instituciones públicas, en todos los lugares de nuestra isla. Los robos a mano están cada vez más normalizados en nuestra república, se registran cada vez más casos múltiples de asesinatos por robo, ignorando lo que exige y plantea la constitución de la Republica Dominicana en su Artículo 37.- Derecho a la vida; El derecho a la vida es inviolable desde la concepción hasta la muerte. y sin embargo según las últimas estadísticas, vagamente hechas claro está, dicen que hay una reducción en la criminalidad con relación al 2014; pero solo basta salir a las calles para darse cuenta que no corresponden con la verdad y realidad social. Lo que es cierto en todas las encuestas es que la presencia de agentes policiales y militares en los actos delictivos es cada vez más frecuente y apoyada. Haciendo nuestras buenas instituciones de defensa lucir mal y quedar en ridículo ante las grandes organizaciones como la OEA y la ONU que son las interesadas en mejorar dicha situación, aunque sea por cuestiones de imagen politica y protección del sistema capitalista.

La falta de regulación de armamento en la republica también afecta nuestra sociedad, el simple hecho que un ciudadano que porte un arma de manera ilegal no tenga consecuencias de tipo penal vuelven la constitución y nuestra protección un relajo. También existe una inmensa falta de regulación de transporte, donde cualquiera puede tener un vehículo de motor sin tener licencia y las protecciones necesarias, es evidente la mayoría de los actos delictivos se realizan con una motocicleta como transporte, los llamados 115 cc, pero no se hace nada para regularlos. Se le agrega a esto que somos la isla mejor comunicada a nivel mundial, pero a diario nos roban celulares, nos falsifican y clonan tarjetas. Incluso una llamada telefónica desde un banco pone en peligro a las personas que están en el realizando sus diarias diligencias. En suma, es evidente que tampoco se regulan las normas de orden en los locales públicos.

Concluyendo, es lamentable la situación de nuestra sociedad y saber que las autoridades y el gobierno no ayudan provocan un cansancio o hartazgo muy grande, causando quizás que la sociedad se rinda y se sienta acostumbrada a esta situación. Mejorar nuestra situación es más que posible, pero hace falta la colaboración de todos los ministerios y en adición la de las familias, estas haciéndose presente en la educación y la preparación intelectual de sus hijos, a sabiendas que la familia es la institución social y civil de mayor influencia en una sociedad. Es mentira que la delincuencia es percepción como algunos falsos intelectuales nos quieren hacer creer y es lamentable que sus variantes también vayan en aumento, tales como el secuestro, homicidio y narcotráfico, las autoridades han de hacerse presente, los ciudadanos han de reclamar y dejar de vender su moral por quinientos pesos, cervezas y ron. Es necesario parar esta situación para evitar una paranoia social mas grande de la que ya hay por culpa de la inseguridad donde ya ni las iglesias quieren dar misas nocturnas y los propios policías que si no están involucrados huyen de los delincuentes por miedo.