La Comisión Europea  En Su Enfoque Para Abordar Noticias Falsas

Introducción

Con el fin de evaluar si el enfoque de la Comisión Europea para abordar noticias falsas es apropiado, en este documento se seguirá la metodología FODA. Para ello, primero se hará una descripción histórica de cómo las instituciones europeas han abordado este fenómeno tan reciente y contemporánea, adscrita a la era de la post-verdad, donde cada quien es dueño de su propia verdad. Luego se entrará a ver las principales problemáticas que implica este fenómeno y las debilidades que conllevan los métodos usados por la Comisión Europea. Y, por último, determinar las fortalezas y oportunidades que pueden generar los métodos empleados por esta institución para controlar la difusión indiscriminada de la fake news y la desinformación que éstas provocan.

Desarrollo

La lucha de la Comisión Europea contra las Fake News y la desinformación

La lucha contra las Fakes News, como ya se ha mencionado anteriormente, se da debido al incremento desorbitante de éstas durante las campañas presidenciales de 2015, donde se le acuso al gobierno de Rusia de manipularlas a favor del actual presindente Donal Trump. Conforme a ello, apartir del 20 de marzo de 2015 con la reunión del consejo europeo se da inicio formalmente a la lucha contra la desinformación y las “Fakes News”. Como resultado de dicho evento está la creación de East StratCom Team (Equipo de Estrategia de Comunicación para el Este), dependiente del Servicio Europeo de Acción Exterior para crear un plan de acción contra las campañas de desinformación provenientes de Rusia. Los objetivos principales de este plan de acción fueron fortalecer las capacidades de la Unión Europea para enfrentar todo el contenido de carácter engañoso e intencionado proveniente ya sea del exterior como del interior de ésta.

En noviembre de 2016, dada la falta de recursos propios de dicha institución, el Parlamento Europeo decide reforzar este grupo convirtiéndolo en una unidad dentro del servicio exterior que con fin de custodiar los países vecinos del Este y del Sur. Por otra parte, en el 2017, la Comisión Europea y los prestadores principales de servicio de albergue de datos como Microsoft, Google, Facebook, Twitter entre otros, decidieron crear un código de conducta para combatir la difusión a través de internet de discursos de odio, como es el caso de la xenofobia o la homofobia, dentro del continente europeo, lo cual sirvió de antecedente para empezar a legislar sobre este asunto (Ciréfice, 2018).

Dentro de las principales propuestas de dicha iniciativa, se establece que “las empresas cuenten con procedimientos claros y eficaces para examinar las notificaciones relativas a la incitación ilegal al odio que se produzcan en el marco de los servicios que prestan, de manera que puedan retirar o deshabilitar el acceso a dicho contenido.” (Ciréfice, 2018, p 125). Por otra parte, también, se planteó que las empresas vigilen las manifestaciones reiteradas de incitación al odio contra minorías para que deshabiliten el acceso a dicho contenido, así como, promover campañas educativas para sensibilizar a los usuarios sobre este fenómeno y cómo combatirlo.

Así mismo, el Parlamento Europeo presentó una propuesta de resolución contra las noticias falsas el 31 de agosto de 2017, donde se busca promover un marco legislativo sobre éstas, donde se le atribuya responsabilidad a los gestores de las plataformas online donde se publican dicho contenido, sin excusas a los usuarios de los controles técnicamente posibles y absolutamente necesarios. De acuerdo a ello, para el 26 de octubre del mismo año, la Comisión Europea respondió a la propuesta del Parlamento, lanza una consulta popular para medir la opinión de los ciudadanos frente a este fenómeno, además de establecer un Grupo de Alto Nivel, donde se realizaron varias conferencias sobre la desinformación y las “fake news” con el fin de evaluar la problemática y ver qué posibles soluciones existen frente a este fenómeno. De allí, salen cuatro principios de referencias para abordar esta cuestión, mencionados en los artículos anteriores:

  •  En primer lugar, aumentar la transparencia con respecto al origen de la información y a la manera de producirla, patrocinarla, difundirla y dirigirla, para permitir que los ciudadanos evalúen el contenido en línea al que acceden y poner de manifiesto posibles intentos de manipulación de la opinión.
  • En segundo lugar, promover la diversidad de la información para permitir a los ciudadanos tomar decisiones informadas basadas en el pensamiento crítico, mediante el apoyo al periodismo de alta calidad, la alfabetización mediática y el reequilibrio de la relación entre los creadores y los distribuidores de información.
  •  En tercer lugar, fomentar la credibilidad de la información proporcionando una indicación de su fiabilidad, en particular con la ayuda de alertadores fiables; y mejorando la trazabilidad de la información y la autenticación de los proveedores de información influyentes.
  • En cuarto lugar, crear soluciones inclusivas. La sensibilización, una mayor alfabetización mediática, una amplia participación de las partes interesadas y la cooperación de las autoridades públicas, las plataformas en línea, los anunciantes, los alertadores fiables, los periodistas y los grupos mediáticos son aspectos necesarios para alcanzar soluciones eficaces a largo plazo. (Comisión Europea, 2018, p 7)

 

Por otra parte, en el texto titulado Un enfoque multidimensional para la desinformación publicado por High level Group on fake news and online disinformation (2018), establece otros 5 pilares fundamentales como rectores para hallar la solución a la problemática tratada los cuales son: aumentar el nivel de transparencia de las noticias que se encuentran en el internet; fomentar procesos educativos para la alfabetización informática con el fin de contrarrestar la desinformación y promover que los usuarios no propaguen las noticias falsas en entornos digitales; crear herramientas tecnológicas que ayuden tanto a usuarios como periodistas a afrontar esta problemática; cuidar y mantener la diversidad y libertad de los entornos virtuales y los medios de comunicación en la Unión Europea; y, por último, mantener este fenómeno en continua investigación con el fin de poder ajustar los planes de acción de acuerdo a los contextos sociales, culturales, económicos y tecnológicos que van sucediendo.

Dentro del plan de acción que sugiere este grupo, se busca un enfoque de autorregulación, donde los involucrados, tanto usuarios, como plataformas online, se rijan bajo un código de conducta que se fundamenta en diez principios reguladores, los cuales evidencian las responsabilidades individuales de cada uno de los actores del conflicto:

  1. Las plataformas deben adaptar sus políticas publicitarias, incluida la adhesión al principio de «seguir el dinero», a la vez que evitan los incentivos que conducen a la desinformación, para desalentar la difusión y amplificación de la desinformación para el progreso. Estas políticas deben basarse en criterios claros, transparentes y no discriminatorios.
  2. Las plataformas deben garantizar la transparencia y la responsabilidad pública respecto al procesamiento de los datos de los usuarios para las colocaciones publicitarias, con el debido respeto a la privacidad, la libertad de expresión y el pluralismo del medio.
  3. Las plataformas deben garantizar que el contenido patrocinado, incluida la publicidad política, se distinga de manera apropiada de otros contenidos.
  4. Las plataformas deberían tomar las medidas necesarias para permitir el acceso a datos que cumplan con la privacidad para las actividades de verificación e investigación de hechos.
  5.  Las plataformas deben poner a disposición de sus usuarios configuraciones y controles avanzados para que puedan personalizar su experiencia en línea.
  6. Las plataformas deberían, en cooperación con los medios de comunicación europeos públicos y privados, adoptar, cuando proceda, medidas efectivas para mejorar la visibilidad de las noticias fiables y facilitar el acceso de los usuarios a las mismas.
  7. Cuando corresponda, las noticias de tendencia deberían, si fuera técnicamente factible, ir acompañadas de sugerencias de noticias relacionadas.
  8.  Las plataformas deberían, cuando corresponda, proporcionar herramientas amigables con los usuarios para permitir que los usuarios se conecten con fuentes confiables de verificación de hechos y permitan a los usuarios ejercer su derecho a contestar.
  9.  Las plataformas que aplican sistemas de marcación y confianza que dependen de los usuarios deben diseñar salvaguardas contra su abuso por parte de los usuarios.
  10.  Las plataformas deberían cooperar mediante inteligencia artificial, proporcionando datos relevantes sobre el funcionamiento de sus servicios, incluidos datos para investigación independiente e información general sobre algoritmos con el fin de encontrar un enfoque común para abordar la difusión y amplificación de la desinformación. (High level Group on fake news and online disinformation, 2018, p 32-33) 

 

Por medio de este código se busca fomentar la transparencia dentro de las plataformas virtuales que almacenan gran cantidad de datos como las redes sociales. Así mismo, para que lo anterior se cumpla, en el documento de la High level Group on fake news and online desinformación se evidencia la intención y se recomienda la consolidación entre los actores, que intervienen en esta problemática para garantizar el cumplimiento, con el objetivo de crear una institución que monitoreé y revise continuamente que el código y las futuras leyes que legisle el Parlamento se cumplan.

Amenazas y Debilidades del enfoque de la Comisión Europea en la lucha contra la desinformación y las Fake News

Para poder dar un juicio sobre si es apropiado o no la manera en que la Comisión de la Unión Europea aborda las noticias falsas y el incremento de la xenofobia partir de ella, es necesario en primera instancia entender las principales problemáticas que surgen al tratar de combatir este fenómeno, que como se mencionó en los artículos anteriores, no es nuevo, pero si ha crecido exponencialmente con el uso de la internet en la época contemporánea.

De acuerdo a la comisión europea (2018) las cuestiones más difíciles de atacar, cuando se busca reducir las noticias falsas y su impacto en la sociedad, son: en primera instancia, la facilidad fehaciente que hay para generar este contenido en la red, ya que, el sin número de software que permite crear o manipular imágenes, desarrollar y copiar páginas web, y difundir dicha información es tan grande que es muy difícil de controlar, en especial, por el anonimato que implica la internet. La segunda gran problemática que se encuentra para combatir este fenómeno es la forma en que se amplía la difusión de las noticias falsas por medio de las redes sociales. Hay tres factores que fomentan esta difusión: el primero es el uso de algoritmos por parte de los buscadores online y las redes sociales, los cuales utilizan criterios, que permiten priorizar la visualización de información que incurre en tipos de negocios donde se da mayor importancia al contendió personal y sensacionalista que atrae la atención y genera un mayor número de “visitas”. Además, el intercambio de información entre usuarios y su proliferación aumenta de manera indirecta la desinformación. El segundo factor es la estrategia utilizada de la publicidad virtual, ya que, ésta se fundamenta bajo un algoritmo que permite poner publicidad en tiempo real a cada usuario de acuerdo a su historial de navegación, lo cual beneficia el contenido sensacionalista, el cual apela a las emociones y contribuye a la desinformación. Y, el tercer factor, es el desarrollo tecnológico que alimenta este fenómeno por medio de la creación de “bots” u ordenadores zombis, los cuales son servicios automatizados que simulan artificialmente usuarios para difundir este tipo de contenido.

La tercera gran problemática que encuentra la comisión de la Unión Europea son los mismos usuarios debido a la falta de un pensamiento crítico que sea capaz de filtrar la información que es de poco fiar. La gran difusión de la desinformación se da de manera masiva gracias al alcance que tienen las redes sociales para que cada individuo pueda compartir contendido de forma indiscriminada sin antes confirmar que la fuente de éste sea confiable o fidedigna. La cuarta es determinar cómo lograr establecer una clara distinción entre lo que equivale a la información falsa, la cual es considerada por la legislación de la Unión Europea como falsa, y la que está fuera de los alcances de la ley y demás instituciones. Ésta problemática es de las más complicadas, ya que, interfiere todo el aparato burocrático y debates de carácter ético para encontrar dichos límites.

Ahora bien, estas problemáticas constituyen las debilidades y amenazas que tiene el plan de acción de la Comisión Europea para combatir la desinformación, ya que, en este asunto, no solo Europa sino todo el mundo, se encuentra en una edad temprana en la cual aún se aprende a como lidiar con este fenómeno. En otras palabras, aún hay límites de carácter legislativo, tecnológico y cultural que impiden un completa realización de dicho plan de acción. Conforme a ello, se puede pensar que éste está pensado para ser dispuesto a largo plazo.

Fortalezas y Oportunidades del enfoque de la Comisión Europea en la lucha contra la desinformación y las Fake News

Frente a cada debilidad y amenaza también se presenta una fortaleza y una oportunidad que puede dejar, no a corto plazo, pero si a largo plazo el enfoque de la Comisión Europea. En este apartado se hace hincapié en el debate abierto que se da en la actualidad frente a la regulación o la autorregulación en sociedades con sistemas de gobierno demócratas, y, a la educación masiva como remedio contra las noticias falsas.

Respecto a la primera cuestión mencionada anteriormente, se puede ver cómo la Comisión Europea tiene una preocupación fehaciente por no cohibir las libertades dentro de la internet, por ello, deja que las plataformas online sean las que regulen y controlen la información con contenido que promueva el odio o el engaño. Así mismo, de acuerdo a los tratados internacionales únicamente hay tres tipos de discursos los cuales pueden ser suprimidos o reprimidos por el estado: “La propaganda a favor de la guerra; la apología del odio nacional, racial o religioso que sea constitutiva de incitación a la violencia66; y la pornografía infantil.” (Ciréfice, 2018, p 136). Sin embargo, es un hecho favorable, que se piense este fenómeno bajo la jurisdicción de una sociedad democrática, y uno, una autoritaria y totalitaria, donde privilegiaría más el control y la regulación directa del estado, sin mediación de las empresas privadas y los usuarios. Por ello, comenta la experta Yannic Blaschke. La libertad de expresión es un derecho fundamental. Y eso, por supuesto, curva mucho el tipo de respuesta que puede dar a la desinformación. Porque lo que definitivamente no quieres terminar de ninguna manera es un Ministerio de la Verdad, donde las autoridades públicas están dando la evaluación de que esto es cierto, esto no es así. Como bien dice, es un derecho fundamental. Y es parte de una sociedad vital que las personas hagan uso de ese derecho y puedan hacer uso de ese derecho. Entonces, si limita la respuesta a esta información, yo diría que no. Debido a que cualquier respuesta que reprima demasiado esta libertad de expresión, sería una respuesta que crea una gama completa de otros problemas con los que no desea terminar.  Por otra parte, él es quema estructural tanto de los cuatro pilares con los que se rigen los planes de acción de la Comisión Europea, así como, los 10 puntos del código conducta, develan un interés permanente por una solución a largo plazo donde necesariamente se implica la educación en la población enfocada a impartir un pensamiento de carácter autónomo y crítico. Para este punto vale la pena citar el testimonio del experto Andrés Salazar quien asegura, que la mejor solución para la las fake news es un sistema pedagógico que concientice sobre esta problemática y prepare a los cuídanos para no caer ante la desinformación. Pero uno de los conceptos clave aquí es, diría, a largo plazo porque no se trata solo de abordar las noticias falsas, sino de lo que podría implicar esta pelea. Así que no puedo imaginarme ahora como una forma de luchar contra ella a corto plazo. Me enfocaría más bien en construir espacios públicos más fuertes y más activos donde las personas puedan discutir este tipo de temas de una manera más racional. Y uno de los principales desafíos aquí es la educación. Esa sería mi prioridad. 

Conclusiones

De acuerdo los artículos anteriores y lo encontrado en el presente, se puede concluir que el fenómeno de las “fake news” es bastante preocupante a nivel internacional porque tiende a fortalecer los discurso entorno al odio hacia las minorías, como lo es la xenofobia. Así mismo, el avance tecnológico y la difusión desmedida de las noticias falsas por las redes sociales genera debates que debilitan los gobiernos democráticos, ya que, los hace hacerlos cuestionarse sobre un principio elemental para toda democracia: “la libertad de expresión”.

El debate sobre la regulación y el control de la información, ya sea, en internet, o en los medios de comunicación físicos es un problema preocupante que implica un debate tanto político, filosófico y ético, dado que genera retrocesos importantes en los derechos fundamentales. Sin embargo, sí es claro que la solución a este problema radica en la educación y en la formación de individuos con carácter critico que puedan decidir por sí mismos qué es falso y qué es verdad, en vez de un parlamento, una plataforma o una empresa privada.

17 August 2021
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