La Desigualdad Educacional En Latam

Hoy en día para cada uno de nosotros es evidente que nuestra sociedad ha dado grandes pasos para erradicar la pobreza en su totalidad, en algunos lugares se ha conseguido, pero, en otros desafortunadamente no; porque no se erradica la fuente principal del problema, la desigualdad.

Claro es que la desigualdad en el mundo ha tenido un gran descenso desde 1990, evidenciando la reducción de la pobreza. Pero esta ha crecido exponencialmente dentro de los países.

Hay que ver a la desigualdad como una opción política, donde los gobiernos quieren reducir las fronteras entre los ingresos y las riquezas, buscando así el mejoramiento de la calidad de vida y darles las oportunidades a los ciudadanos más pobres.

Para poder hablar y discutir sobre la desigualdad hay que tener presente ciertos parámetros:

Primero, la desigualdad surge y podría estar causada por una serie de circunstancias sociales, como lo podrían ser el estatus a nivel económico o composición de la familia, la etnicidad, el género, o incluso la ubicación geográfica. Todos estos factores contribuyen a una desigualdad de oportunidades de los miembros de una sociedad; en consecuencia, reduciendo la movilidad de una próxima generación.

Segundo, para lograr erradicar las barreras a las oportunidades, los gobiernos deben buscar las raíces de la desigualdad en la sociedad, eliminando todo tipo de leyes discriminatorias. Aun más que gran parte de la desigualdad se ve en gran parte de la niñez, los gobiernos tienen la obligación de invertir en un servicio de salud de mayor calidad y en educación a temprana edad.

Para lograr conseguir todas estas inversiones será necesario contar con recursos nacionales adicionales; generalizando, la tributación progresiva es necesaria para aumentar los ingresos del gobierno. Pero, también los es un buen manejo de la administración, de modo que el gobierno pueda prevenir una elevación de los impuestos.

Con un mejor manejo y movilización de los recursos, las protecciones y transferencias sociales se pueden transformar en potenciales herramientas para reducir las grandes diferencias que presentan los ingresos y la riqueza.

Los gobiernos tienen que estar totalmente seguros de que todos los beneficios de la política progresiva lleguen a los mas necesitados. Para ellos las autoridades deberían pedir perspectivas de sus ciudadanos más vulnerables a la hora de diseñar soluciones para erradicar la pobreza y la desigualdad. Darles voz a estas personas permitirá tener análisis mas auténticos, verdaderos, y así se asegurarán de que los recursos realmente sean dirigidos totalmente para esta población.

Ahora situándonos totalmente en el contexto de nuestro país. Colombia es un país ha tenido resultados significativos en la reducción de pobreza. Sin embargo, continúa siendo uno de los países mas desiguales en el mundo. A pesar del crecimiento sostenido de la economía, la brecha que separa a los ricos y a los pobres cada vez es más grande.

Pese a que la desigualdad se ha tratado de explicar a partir de la teoría económica, lo cierto es que los determinantes políticos son muchos más importantes. El acceso a la educación y a plazas laborales es una responsabilidad que el Estado debe garantizar; sin embargo, las condiciones de acceso y la calidad tienen un impacto en el aumento de la desigualdad.

Colombia se clasifica como una de las naciones más desiguales del mundo y la segunda de América Latina, según datos del Banco Mundial, donde la mayoritaria población desfavorecida debe hacer diariamente lo indecible para poder alcanzar un magro sustento… El desempleo en Colombia se sitúa en 10,3 %, según datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) en mayo del 2019.

Las desigualdades en Colombia son monstruosas: los ingresos per cápita del 10% más rico son 24 veces los del 30% más pobre. El caso colombiano es típico de América Latina, la región más desigual del mundo. Tanta desigualdad no se explica porque haya mucha pobreza ni tampoco porque un puñado de familias sean dueñas de todo. Estas dos visiones extremas son una forma de evadir el problema, que en realidad explica poco: la pobreza en América Latina no es más aguda que en otros grupos de países de similar nivel de desarrollo y el puñado de cacaos ni siquiera aparece en las estadísticas.

La educación reproduce, en lugar de corregir las desigualdades. No se trata de una confabulación de los ricos con el gobierno para explotar a los pobres. En América Latina, el gasto público en educación primaria no es bajo y la cobertura inicial de la educación es tan alta como en los países del sudeste asiático. 

17 August 2021
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