La Division Social Del Trabajo Por Durkheim

Durkheim trata este problema a través de diferentes estudios prolongados en el tiempo en los cuales observa que los porcentajes anuales de suicidios apenas sufren desviaciones. Asimismo, diferentes acontecimientos acaecidos a lo largo de la historia son responsables de las desviaciones detectadas en los diferentes gráficos.

Presta atención a los porcentajes de personas que toman la decisión de quitarse la vida y obtiene la conclusión de que estos difieren según el país o la zona que se analice. Esto le lleva a conocer que por ejemplo las sociedades de religión protestante el número de personas suicidas es superior al de las sociedades de religión católica.

Para Durkheim esto supone claramente un hecho social. Basó sus investigaciones en evidencias empíricas (basadas en experiencias) sobre los porcentajes de suicidios en pueblos judíos constatando que estos eran inferiores a otras sociedades. Es por esto que Durkheim llego a la conclusión de que un alto o bajo porcentaje de suicidios es más dependiente del tipo de sociedad en el que se encuentre el individuo que de las situaciones individuales de los mismos.

Es evidente que Durkheim no iba mal encaminado con el pensamiento expuesto en líneas anteriores. En la actualidad, sucede lo mismo en cuanto a los porcentajes y perfiles de suicidios, “Una tendencia que se produce a nivel continental no tiene por qué reproducirse a escala nacional”.

Si comparamos los datos entre Europa y España obtenidos en un informe de la Oficina Europea de Estadística , podemos observar como las personas jóvenes ocupan el perfil de los individuos con mayor media que llegan a tomar esta decisión. Por el contrario, en España se da el caso opuesto. Las personas con 50 años o más son el perfil de mayor tasa de suicidios. Si solamente nos ceñimos a estos datos no cabe duda que Durkheim estaba en lo cierto al afirmar que el suicidio depende más del entorno o la sociedad que del propio individuo en sí. Sin embargo, gracias a los datos recogidos en el informe Eurostat5 podemos observar como el propio individuo por razones inherentes a la sociedad influye en la toma de esta decisión. El claro ejemplo está en que, analizando los suicidios por genero podemos observar cómo un 77% de las personas que toman esta decisión son hombres.

El poder y burocracia de Weber

Como ya hemos comentado a lo largo de este ensayo, Weber investigo los diferentes tipos de poder, diferenciándolos de la autoridad.

Ya que consideraba que las acciones de los individuos estaban orientadas hacia diferentes objetivos, mediante los comportamientos de los mismos, diseño una especie de estructura social para intentar esquematizar dicho pensamiento.

La acción social era el eje de todas las interacciones y, por lo tanto, las diferentes acciones sociales influían notablemente en dichas relaciones. Existían desigualdades claramente identificadoras como la gente trabajadora con aquellos individuos que poseían la riqueza y por lo tanto propiedades. Esta situación deriva en la percepción de los individuos y el estatus que se les otorga en consecuencia de la posición que el individuo tenga tanto económicamente como a nivel cultural o educativo.

Todas estas circunstancias nos llevan a analizar el poder, quien lo posee, porqué y en que escenarios.

Para Weber la tradición era clave de la autoridad o dominancia legitima que poseían ciertos individuos por el simple hecho de la costumbre de los diferentes grupos sociales.

Hoy en día esto es un hecho claramente visible en la sociedad. El niño respeta a su abuelo simplemente por tradición, por las costumbres aprendidas en su hogar, por la inculcación de su entorno en que lo correcto es respetar a sus abuelos porqué estos son mayores y ese simple hecho les otorga de poder frente al niño. Aunque como hemos dicho es algo visible en la mayoría de casos, no podemos obviar que, en las actuales sociedades modernas, se está perdiendo en cierta manera dicha tradición. Los más pequeños ya no han crecido con dichas costumbres y las relaciones son más igualitarias. Otro ejemplo de esto es la relación alumno-profesor. Estamos acostumbrándonos a visualizar noticias televisivas en las cuales cierto alumno ha agredido o faltado al respeto a su profesor, algo impensable en la época de estudio de Weber. Es indudable que la dominancia por costumbre o tradición, en este caso, se está deteriorando.

Asimismo, el carisma, que es aquella “especial capacidad de algunas personas para atraer o fascinar” es algo clave a la hora de otorgar o reconocer el poder de un individuo. Es un hecho histórico y se viene repitiendo a lo largo de los años en la historia. En aquellas sociedades que han sufrido diferentes dictaduras, los líderes o dictadores eran individuos con un gran carisma, como por ejemplo Adolf Hitler en la Alemania dictatorial.

“Su maniqueísmo y aparente seguridad en sí mismo contagiaba a sus seguidores de confianza en las propias fuerzas y agresividad contra los “extraños”, en particular los judíos, pronto convertidos en responsables de los males de la nación. Consciente de los resortes para encandilar a las masas, Hitler se construyó un “pasado heroico” y se presentó, con respecto al futuro, como un visionario, un profeta.”

Actualmente tenemos otros ejemplos, pero también son sencillos de apreciar. Los actuales líderes políticos, suelen ser personas de enorme carisma, nos gusten más o menos. Si hacemos la siguiente reflexión, ¿Qué porcentaje de personas vota a un político en base a su formación? ¿La gente investiga sobre los estudios de los políticos que se presentan en las diferentes elecciones?, la respuesta es clara, el porcentaje de personas que tiene en cuenta dichas circunstancias, es muy bajo. La mayoría de las personas, votan a los líderes políticos por su carisma, por lo que les transmiten cuando hablan, por la forma de comunicar, etc.

Tenemos un claro ejemplo con el presidente norteamericano Donald Trump. Podemos estar de acuerdo con sus políticas, sus decisiones o declaraciones, o no estarlo. Lo que es indudable, es que su carisma le ha llevado a ser actualmente, el presidente del país considerado como la mayor potencia del mundo.

Por último, Weber también definió la dominancia legal, que es aquella que se escuda en las leyes para poder ser aplicada. Es una dominancia que considera los deberes y derechos de los individuos.

Este tipo de dominancia es la que ostenta el Estado en cualquier nación, y la aplica mediante sus diferentes instituciones. El individuo es consciente de que el Estado es el encargado de velar por los derechos y deberes de los ciudadanos y que, por tanto, en caso de que un individuo cometa una infracción, el Estado le sancionará.

El individuo también es consciente de que, si encuentra que sus derechos han sido vulnerados, puede recurrir al Estado para solicitar la reparación de dicha vulneración.   

19 Jun 2021
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