La Educación Inclusiva En Diferentes Instituciones Educativas
La educación inclusiva en las diferentes instituciones educativas, debe ir encaminada a que todos los niños, niñas, adolecentes, jóvenes y adultos, puedan participar con igualdad de condiciones y derechos en la institución que hayan elegido, sin ser discriminados por sus compañeros o maestros, siendo estos los encargados de incluirlos al sistema, al implementar en sus planes de estudio una propuesta inclusiva, que logre una igualdad de derechos. Donde se pueda crear una cultura comprensiva, partiendo de una comunidad escolar que garantice seguridad, colaboración, participación a cada miembro, sintiéndose valorado y respetado; en el que los niños con aprendizajes diversos logren en su paso por la escuela: aprender, ser autónomos, asumir responsabilidades, tomar decisiones, etc. donde la familia, la escuela, el estado y su entorno social, son agentes participativos y responsables del proceso, respetando las características particulares y garantizándole el acceso a una educación de calidad.
Resumen
Todos los estudiantes merecen disfrutar las mismas oportunidades de asistir al sistema educativo de su entorno, y tener los mismos derechos de recibir y beneficiarse de la educación, siendo tratado por igual, sin importar sus diferencias de género, raza y aprendizajes diversos, hacer de la diversidad una fuerza. Como se mencionó en Foro Internacional sobre Inclusión y Equidad en la Educación que tuvo lugar en Cali (Colombia) 2019. “Todas y todos los estudiantes cuentan”
En la actualidad se hace necesario que todos los estudiantes sean incluidos, sin importar el contexto donde se encuentren y las condiciones que tengan, ya sea desplazamiento, niñas embarazas, comunidades LGBTI, o niños con aprendizajes diveros. Brindándole la oportunidad de hacer parte de un sistema sin miedo a ser excluido. Lo que permite poder hablar de educación eficaz, donde la escuela reconozca que todos los niños y niñas tienen derechos a ser educados por igual y así lograr construir una sociedad inclusiva y con igualdad, convirtiéndose en los pilares de una enseñanza de calidad. Donde todos los niños puedan aprender juntos sin importar las dificultades y diferencias.
De ahí que se hace necesario diseñar y aplicar, unas políticas públicas e internacionales sobre programas de inclusión, teniendo en cuenta el papel tan importante que viene desarrollando la UNESCO al “fomentar los sistemas educativos inclusivos que eliminan los obstáculos a la participación y el rendimiento de todos los educandos, tomando en cuenta la diversidad de sus necesidades, capacidades y particularidades, y eliminan todas las formas de discriminación en el ámbito del aprendizaje”
¿QUÉ IMPLICA “EDUCACIÓN INCLUSIVA” PARADIGMA EDUCATIVO INTEGRADOR?
La educación inclusiva se refiere a un conjunto de procesos que buscan eliminar las barreras que limitan el aprendizaje y participación de todos los estudiantes, reduciendo la exclusión en la educación. Este modelo surge al ver las limitaciones que tiene el paradigma integrador al momento de brindar una educación de calidad para todos. A diferencia de la integración, que se caracterizaba por normalizar aquellos estudiantes “especiales” o con aprendizajes diversos en las escuelas tradicionales desconociendo sus características individuales, el modelo inclusivo busca reestructurar las escuelas de acuerdo a las necesidades de sus estudiantes para eliminar las barreras que limitan su aprendizaje, pues se considera que todos los niños pueden aprender siempre y cuando se les den las oportunidades de aprendizaje adecuadas a sus capacidades.
El modelo integrador representa una etapa de la educación que buscaba mejorar la calidad educativa para todos los estudiantes, reconociendo la discapacidad que hasta ese momento era excluida de las aulas; esto significó grandes cambios en las políticas y prácticas educativas, que implicaron la incorporación de alumnos con discapacidad en las aulas comunes. A pesar de ello, llegó un momento en el que se considera que este paradigma es insuficiente y se empieza a desarrollar un nuevo modelo educativo, el inclusivo.
En la “Guía para la evaluación y la mejora de la Educación Inclusiva”, Booth y Ainscow afirman que la inclusión es un conjunto de procesos sin fin enfocados en aumentar la participación de los estudiantes y reducir su exclusión de las prácticas desarrolladas dentro de las escuelas. Esto supone un reto para los centros educativos en la medida que deben cambiar su cultura, políticas y prácticas educativas en beneficio de toda la diversidad de su comunidad, para ello Booth y Ainscow proponen con el Índice de Inclusión un conjunto de herramientas que ayuden a las escuelas en este proceso de cambio. De esta manera, se reconoce que cada persona tiene distintas necesidades de aprendizaje y que la escuela debe transformarse en función de esta diversidad, facilitando el aprendizaje exitoso de sus estudiantes y eliminando las barreras que limitan su participación. Vista desde esta perspectiva, la educación inclusiva implica un proceso complejo por parte de toda la comunidad educativa y la sociedad en general, en pro de un sistema educativo más equitativo y así mismo de un mundo más justo.
Son varias las críticas que se le realizan a la integración desde la perspectiva del modelo inclusivo. En primer lugar, su intento de normalizar a los estudiantes con discapacidad o con aprendizajes diversos tomando como referente los estudiantes típicos. Se esperaba que aquellos estudiantes cambiaran sus particularidades y se adaptaran al resto del grupo y al sistema educativo en general, si no lo lograban se les pedía que buscaran otra escuela a la cual adaptarse. Pero se evidenció que esto no arrojaba resultados positivos, ya que al ignorar las diferencias de cada estudiante se provoca el fracaso en aquellos que no disponen de los recursos lingüísticos, actitudinales, culturales, nivel de desarrollo, entre otros; este fracaso genera la idea que ellos no son capaces de aprender, creyendo que este es un signo de su incapacidad y no que es por la inadecuación de la escuela. Es por ello que se propone desde la inclusión abordar la diversidad como derecho humano y ésta deja de ser vista como un problema para considerarla como una oportunidad que tiene la escuela para ampliar sus herramientas de abordaje a todos sus estudiantes.
En segundo lugar, plantear que un estudiante tiene aprendizajes diversos genera expectativas más bajas para su aprendizaje, además que centra la atención en ese estudiante en particular dejando de lado barreras que pueden tener otros alumnos. Así mismo, se fomenta la creencia en la comunidad educativa que se necesita de un especialista que pueda atender a estos estudiantes. En este sentido, el modelo inclusivo propone sustituir el concepto de aprendizajes diversos por la eliminación de Barreras para el Aprendizaje y la Participación (BAP), estas barreras surgen en la interacción entre los estudiantes y sus contextos. Dicho cambio permitió dejar de lado el modelo médico-patológico centrado en el individuo, como si de éste fuera el problema, y se pasa a un modelo social donde se realiza una recontextualización de la intervención, viendo la problemática en contexto, pasando de prescribir a describir y explicar lo que está aconteciendo, dirigiendo los cambios a los sistemas sociales; así, la discapacidad no es sinónimo de deficiencia.
De hecho, la Convención define la discapacidad como un concepto que “evoluciona y que resulta de la interacción entre las personas con deficiencias y las barreras debidas a la actitud y al entorno que evitan su participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con las demás” es decir, que se deja de lado esa concepción de discapacidad como hecho que afecta solo al individuo y se reconoce que existen limitaciones en el entorno que generan barreras para la óptima participación de las personas, y en este mismo sentido lo que hoy es una limitación puede que en el futuro no lo sea.
En tercer lugar, mientras que la integración se centraba en atender a los estudiantes con discapacidad, la inclusión involucra la participación de toda la comunidad escolar, ya que se considera que no alcanza con transformar unas pocas realidades y menos dejando la responsabilidad del cambio en aquellos que más necesitan de apoyo, por lo tanto, se decide que para lograr un cambio significativo es necesario que toda la comunidad participe del proceso. En esta medida se deben crear currículos, metodologías, infraestructura, entre otros elementos, que se adapten a todos los estudiantes. En el Índice se concibe como apoyo a “todas las actividades que aumentan la capacidad de una escuela para dar respuesta a la diversidad del alumnado”, esto implica no solo apoyar de manera individual ni únicamente desde el componente educativo, sino que abarca otros aspectos como las tutorías entre iguales, planeación de clases en conjunto con otros docentes, en general los diversos apoyos que puede brindar toda la comunidad educativa.
Finalmente, gracias al surgimiento del modelo inclusivo se habla de una escuela para todos, ya no se opta por separar a aquel estudiante con discapacidad porque necesite estrategias diferentes de enseñanza o porque tenga necesidades de apoyo, pues separarlo y ponerlo en otro espacio remarca y reproduce la desigualdad no solo en esa persona en particular, sino en su familia y el resto de la sociedad.
En este orden de ideas, se pone en evidencia algunas de las limitaciones del paradigma integrador y sus diferencias con el modelo inclusivo. Ahora queda plantearse, ¿Cómo llevar este ideal de educación a la práctica? La implementación del modelo inclusivo implica grandes esfuerzos no solo por parte de las escuelas, sino de toda la sociedad. Para dar respuesta a ello se propone el Índice como un proceso de autoevaluación que gira en torno a tres dimensiones: la cultura, las políticas y las prácticas de una educación inclusiva, con el que se busca involucrar todos los aspectos de la vida escolar y hacer partícipes a toda la comunidad educativa. Además, desde la Convención se propone que para la óptima participación de las personas con discapacidad se deben crear diseños universales de productos, entornos, programas y servicios para que puedan ser usados por la mayor cantidad de personas posibles, y se deben realizar ajustes razonables, entendidos como las modificaciones y adaptaciones necesarias para garantizar que las personas con discapacidad gocen de igualdad de condiciones.
Retomando el Índice, uno de los aspectos fundamentales en la autoevaluación es repensar las actitudes que se tienen con aquellos que han sido marginados de la educación, y empezar a promover el desarrollo de valores inclusivos compartidos por toda la comunidad educativa que permitan sociedades con culturas más equitativas. Desde aquellos argumentos morales se van a elaborar las políticas, cuyo objetivo es asegurar que la inclusión sea el centro del desarrollo de la escuela y así poder brindar una escuela de todos para todos. Estas dos dimensiones se van a ver reflejadas en las prácticas educativas, las cuales hacen referencia a todas aquellas actividades dentro del aula y extraescolares que promueven la participación de todos los estudiantes, orquestando el proceso de aprendizaje y movilizando recursos para ello.
Para concluir, se considera que la educación inclusiva está orientada a incrementar la participación de todos los estudiantes reduciendo la exclusión, para ello es necesario reestructurar la cultura, políticas y prácticas educativas que se tienen en las escuelas, como también es necesario modificar los contextos para reducir las barreras para el acceso y participación de los estudiantes. Es importante señalar que a pesar del gran reto que supone llevar a la práctica una educación inclusiva, existen individuos y comunidades que se están tomando el trabajo de pensar en maneras de reconocer y darle un lugar a la diversidad, posicionándose de manera comprometida con el cambio para construir sociedades más justas.
Donde una educación inclusiva y de calidad este basada en el derecho de todos y todas, a recibir una educación que promueva el aprendizaje durante toda la vida, un sistema educativo de calidad es aquel que no excluye a los grupos marginados y vulnerables, es aquel que tiene en cuenta a las personas con aprendizajes diversos, promoviendo oportunidades de aprendizaje permanentes y pertinentes para todos.