La Igualdad En Los Centros Educativos

Resulta realmente preocupante que no se lleve un seguimiento de las propuestas y objetivos planteados en el plan de convivencia, de fundamental importancia para el funcionamiento adecuado del centro en cuanto a su relevancia en cuanto a la importancia dada para alcanzar unos resultados observables en una situación a priori desesperanzadora. 

Aún así, no podríamos dar por sentado que las medidas estén directamente relacionadas con la transversalidad del plan de igualdad del centro, sino de su peso, desarrollo y potenciación desde otros ámbitos escolares, así como su seguimiento periódico desde la coordinación y, a ser posible, el equipo de gestión de la convivencia, ya que los objetivos propuestos deberían estar desarrollados de forma conjunta. Así, la propuesta de programar en las situaciones de aprendizaje a la igualdad de género resulta indiscutiblemente necesaria, si bien sería necesario partir de los resultados para analizar la puesta en marcha de las actividades propuestas. 

Para ello consideraremos las observaciones del profesorado e intentaremos detectar diferentes formas de abordar estos objetivos, desechando la propuesta inicial para modificarla atendiendo a la realidad sociocultural del barrio, afectados también por los cambios sociales que se generan inevitablemente en un periodo de tiempo de seis años. 

Además, la integración del plan de igualdad en las programaciones de aula tendrán un refuerzo evidentemente observable a través de acciones puntuales que manifiesten su importancia y trasladando ideas y propuestas a eventos organizados en días esenciales como lo son el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, celebrado el 25 de noviembre, y el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, celebrado el 8 de marzo. 

Además, se propondría a través de un calendario temáticas que tengan un traslado al resto de la comunidad educativa como podría ser el trabajo de un libro o poesía escrito por mujeres para la celebración del día del libro, en cooperación con el resto de tutores y la coordinación de desarrollo de la competencia lingüística, la realización de unas olimpiadas donde se refuercen ejemplos de mujeres deportistas, en coordinación con el departamento de Educación Física, o la puesta en marcha de talleres donde se muestren profesiones de mujeres, que podría tener cabida en cualquier momento del año, justificándose en la programación anual. 

Estas son solo algunas medidas que podrían vertebrar los proyectos del centro en sintonía con los valores de un plan de igualdad que no debe caer en el olvido. Estas actividades propuestas podrían suponer una apertura de puertas, convirtiéndose en eventos de asistencia recomendada a las familias, provocando un cambio social en el barrio y no solo dentro del centro. 

Con una buena organización podría además crearse una exposición en espacios sociales del barrio, como podrían ser la Asociación de Vecinos o incluso la realización de obras de teatro o representación de canciones en residencias de la zona, por poner algunos otros ejemplos. Para el planteamiento de medidas concretas en relación a los indicadores más deficientes, propongo estas acciones, que deberán recogerse en el plan de convivencia debidamente: 

• Se pondría en marcha un plan de rotación de patios, previa presentación en consejo de delegados para recoger las propuestas de juego de todo el alumnado, atendiendo a las preferencias de ellos y ellas y dinamizando los espacio de recreo para propiciar las relaciones entre chicos y chicas. No se trata de prohibir juegos a los que estén habituados sino abrirnos a otras preferencias y aprender a respetar las diferencias, potenciando el respeto. 
• El trabajo de las normas de convivencia desde el aula debería reducir considerablemente el número de incidencias del alumnado. Se habría de trabajar, además, con las familias, facilitando recursos para el trabajo de los valores desde casa. 
• Para la selección de delegados y delegadas se deberían establecer unas normas como grupo, favoreciendo la responsabilidad sobre la popularidad. Además, se podría seleccionar un dos delegados teniendo que votar a un chico y una chica bajo la premisa de escoger a un miembro representativo de cada sexo. 
• Este mismo criterio podría ser clave en la selección de los miembros de los equipos de coordinación, siempre valorando la voluntariedad y analizando los motivos y circunstancias que pueden darse para que sean más los varones lo que tengan una mayor representación en los órganos de representación. Un claustro predominantemente masculino por selección aleatoria no puede ser modificado a corto plazo. 
• Las visitas de las familias deben ser complementadas con meriendas, encuentros formativos y reuniones en las que se de cabida los intereses de los padres y las madres. Se podría valorar a través de un breve formulario las preocupaciones e intereses por sexo para determinar planes de acción concretos y conseguir atraer a los padres al centro para que incremente el número de participantes masculinos en la participación en el centro. Esto parece viable en el ejemplo ya que se aprecia que en el Consejo Escolar hay más hombres que mujeres. 
• Atraer a más familias al centro y potenciar la participación activa y útil en la vida escolar de sus hijos e hijas podría ser además determinante para conocer las expectativas de las familias para con sus hijos varones y esclarecer los factores que puedan llevar a un abandono escolar temprano.
•  Sería factible y recomendable que estas propuestas estuvieses coordinadas con otros centros educativos de la zona, tanto de las etapas de infantil y primaria como de educación secundaria, intentando, en la medida de lo posible, establecer una pautas mínimas comunes que garanticen la continuidad de los procesos para evitar consecuencias tan graves como las descritas en el punto anterior. 

En cualquier caso, las medidas propuestas tendrán que ser valoradas para establecer la viabilidad de su puesta en marcha a corto, medio o largo plazo. La revolución total del funcionamiento de un centro puede acabar consiguiendo todo lo contrario si no se establecen objetivos viables a un ritmo adecuado, aumentando lentamente y de forma organizada.