La Importancia De La Educacion Para El Desarrollo Personal
La Educación para el Desarrollo, constituye el contrapunto y complemento de la planificación y ejecución de proyectos de cooperación sobre el terreno. La dimensión pedagógica de ella, está dentro de su propio enunciado que nos habla de educar para lograr algo llamado desarrollo. Presupone un acto volitivo, estructurado, basado en técnicas de construcción del saber y métodos de formación que conseguirán transformar a las personas en promotores del cambio social hacia el Desarrollo.
Ahora bien el siguiente punto nos habla de educación para el desarrollo concebida como una dimensión estratégica de la cooperación, definida como un proceso educativo (formal, no formal e informal) constante, encaminada a promover una ciudadanía global, a través de conocimientos, actitudes y valores capaces de generar una cultura de la solidaridad comprometida en la lucha contra la pobreza y la exclusión, así como con la promoción del desarrollo humano y sostenible.
De acuerdo con la definición en el diccionario de educación para el desarrollo de Gema Celorio y Alicia López Munain (coords) La Educación para el Desarrollo (ED), hace referencia a “un proceso educativo encaminado a generar CONCIENCIA CRÍTICA sobre la realidad mundial y a facilitar herramientas para la PARTICIPACIÓN y la TRANSFORMACIÓN SOCIAL en claves de justicia y SOLIDARIDAD. La Educación para el Desarrollo pretende construir una CIUDADANÍA GLOBAL crítica, políticamente activa y socialmente comprometida con un DESARROLLO HUMANO justo y equitativo para todas las comunidades del planeta”
Actualmente, es común asociar la idea de desarrollo social a aquella sociedad que goza del acceso a bienes y servicios diversos, que es democrática y participativa, igualitaria y equitativa. Una sociedad en la que sus habitantes tienen iguales oportunidades y donde existe cierta homogeneidad en sus condiciones de vida. A partir de ello, se entiende que las desigualdades se generan como resultado de las diferencias individuales en cuanto a capacidades y méritos. Sin embargo, el desarrollo no siempre se ha entendido así, y todavía se sigue concibiendo de muy distintas maneras; es decir, no hay una definición unívoca al respecto. Una mirada muy distinta a la anterior centra su atención en el comportamiento de indicadores que reflejan el crecimiento económico de un país, tales como, por ejemplo, el producto interno bruto por habitante.
Como parte de los proyectos sociales, la Educación para el Desarrollo ejerce un papel fundamental, siendo promotor de identidad, cooperación, reciprocidad, entre otros. Conforme a lo expuesto por Pío García, los proyectos comunitarios se constituyen como un “plan que dota de identidad a la comunidad y la renueva en forma incesante. Dicho proyecto comprende el conjunto de quejas, aspiraciones e iniciativas inspiradas en la experiencia vivida, las prácticas actuales y los desafíos internos y externos, que gracias a su debida deliberación, conforman los planes evaluativos y programáticos –con sus respectivas reglas de aplicación-, a través de los cuales la comunidad se afianza como esfera de reciprocidad autónoma. Solo así forja su destino y establece su propia historia.”.
Por lo tanto, los proyectos comunitarios crean espacios de convergencia ciudadana y en donde permite socializar frente a las necesidades más latentes y así mismo, dar propuestas para la solución de las mismas. “Es un espacio dúctil y crítico de concurrencia de las subjetividades que portan las carencias y la gran responsabilidad de recibir, entender y responder a las demandas del otro, como requisito de fundación y sostenimiento de la vida buena.”
En suma de lo anterior, “Para educar para el bien común tenemos que plantearnos el diseño de un proceso de aprendizaje cooperativo a través de la adecuada gestión y manejo de nuestras emociones y habilidades personales y sociales para llegar a interiorizar los valores propios de la economía del bien común.”