La Importancia De Los Medios De Comunicación En La Actualidad
Aunque el papel de la familia y de la escuela es decisivo en la transmisión de valores. Lo cierto es que los diversos medios de comunicación y las nuevas tecnologías ocupan hoy en día un lugar tan destacado en la vida de nuestros hijos que no podemos pasarlos por alto. Nadie ignora el poderoso atractivo y la capacidad de seducción que tienen los media sobre los más jóvenes en una cultura tan masificada y globalizada como la nuestra. Por su capacidad para formar y de formar, motivar y desmotivar, contagiar y cautivar a la juventud, resultan un factor educador y es educador de 1ª magnitud. Su influencia, además, se refuerza porque juega con la ventaja de estar relacionados con aspectos lúdicos, de ocio y entretenimiento, a los que se añade menudo elemento de admiración por un modelo.
A nadie se le escapa la enorme capacidad de arrastre que tienen los famosos cantantes, actores, deportistas, etcétera, para modelar la opinión e influir en las decisiones de los adolescentes. Yo quiero cantar como X, o yo quisiera ser futbolista como Z, etcétera. De nosotros depende en gran manera. Que los medios de comunicación y las nuevas tecnologías resulten complementarios de nuestra educación cristiana o que entren en conflicto con ella. Algunos aspectos susceptibles de interferir en la educación de nuestros jóvenes y que, por consiguiente todos los educadores deberíamos tener en cuenta son.
En primer lugar, los medios de comunicación audiovisuales constituyen en sí mismos recursos tecnológicos y didácticos de inmensas posibilidades. Cuando sus contenidos estimulan el desarrollo de los valores humanos más positivos, su contribución educativa puede ser muy eficaz.
En segundo lugar, los medios son capaces de marcar poderosamente modas y costumbres, a la vez que masifican al individuo en detrimento de su individualidad.
En tercer lugar, como medio Recreativo los medios audiovisuales y las nuevas tecnologías no tienen rival. El primer gran peligro que amenaza la mayoría de los jóvenes consumidores de programas televisivos videojuegos, especialmente de la creciente gama de servicios vía internet etc, es el consumo excesivo de tiempo en actividades pasivas y restan descanso, actividad social y ejercicio físico.
Cuarto. Otros peligros vienen de los intereses financieros de los promotores de dichos productos.
Que para estimular la audiencia y aumentar su clientela multiplican la creación de programas y juegos que fomentan el consumismo, favorecen el aislamiento, estimulan la violencia, exaltan el erotismo o incitan a los jóvenes a estilos de vida superficiales.
Quinto esos programas resultan en una excitación precoz de instintos y pasiones o de estímulos utópicos, a pesar de las moralejas engañosas con las que camuflan a menudo sus mensajes recurriendo a formas sutiles de manipulación, conducen a muchos niños y jóvenes con conductas peligrosas.
Sexto entre los medios de comunicación y nuevas tecnologías que fascinan y seducen a nuestros hijos. Los que presentan mayores peligros potenciales son una lista interminable de juegos y los que concierne al mundo de la telecomunicación y de internet, con servicios chateos, páginas web, etc, que cautivan a los jóvenes por naturaleza, curiosos, incautos e imprudentes, con el atractivo de lo desconocido. Prohibido. Pudiendo llevarlos a situaciones de alto riesgo.
Todo ello los medios de comunicación actuales y las nuevas tecnologías podrían llegar a considerarse incluso como una droga para miles de jóvenes que no pueden vivir sin ellas. De hecho, el calificativo de droga electrónica fue acuñado y aplicado a la televisión por la unesco, organismo de las Naciones Unidas hace ya unas décadas. Dado sus universal, tomaremos el caso de la televisión e internet y sus efectos. El influjo social de la televisión y de Internet es tal que De hecho es difícil que exista hoy un hogar sin un receptor de televisión y, en algunos casos, con varios de ellos, e incluso uno en cada habitación. Algo semejante está ocurriendo, muchas sociedades con los nuevos medios informáticos y cibernéticos.
Estos jóvenes son rehenes de la pantalla, ya no se sabe quién maneja quién.