La Monarquía De España De Los Reyes Católicos
Introducción
“La fábrica de la monarquía. Traza y conservación de la monarquía de España de los Reyes Católicos y los Austrias” El video muestra el discurso de ingreso a la Real Academia de la Historia (RAH) de Xavier Gil Pujol para cubrir la medalla 35 tras el fallecimiento de Vicente Palacio Atard. El discurso “La fábrica de la monarquía. Traza y conservación de la monarquía de España de los Reyes Católicos y los Austrias” quien habla de la construcción y mecanismo de mantenimiento de esa fábrica monárquica que abarca desde los Reyes Católicos hasta los últimos Austrias.
Desarrollo
La Real Academia de la Historia (RAH) es una institución vigente desde el segundo cuarto del siglo XVIII, cuando varios literatos, eruditos y críticos deciden reunirse para discutir asuntos sobre el pasado de su patria en el domicilio de don Julián Hermosilla, abogado de los Reales consejos. En dicha reunión se acordó el nombre de la Academia Universal, pues se pretendía dar cabida a la ciencia, arte y letras. El conde de Torrepalma sugirió que se escogiera como sede provisional la Real Biblioteca, mandada crear por Felipe V. El historiador don Modesto de La fuente promovió la construcción, por cuenta del Estado, de un Edificio en el que encontrar todas las Academias existentes.
En 1847 se reorganizó la Academia Universal y se creó una medalla distintiva para cada numerario académico, idénticas salvo el emblema central y el lema de exergo. Desde su creación contó con protección real, siendo el monarca patrono, hasta nuestros días, de todas las Reales Academias creadas a partir de esta Academia Universal; siendo las más antiguas: la Real Academia Española, la Real Academia de la Historia y la Real Academia de las Artes de San Fernando. Las menos conocidas son: la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales., la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Real Academia Nacional de Medicina. La Real Academia Jurisprudencia y Legislación.
Cada académico miembro de estas instituciones ostenta una medalla, impuesta por el Director en una recepción pública de cada nuevo Numerario, es obligatoria en sesiones públicas. El discurso inicia con un agradecimiento a los méritos que los académicos le han otorgado, así como una recapitulación de los méritos y trabajos de los fallecidos Vicente palacio Atard y Ramón Carande y Thovar, quienes ostentaron, también, la medalla número 35. Acude a un refrán recogido por Gonzalo Correas de su “Vocabulario de refranes y frases proverbiales”, y una cita de Cervantes en “Don Quijote de la Mancha”.
Para mencionar dos características de la política de la época la larga intitulación de los titulares de la monarquía española y la existencia de unos reinos adheridos o vinculados a otros por algún tipo de lazo. Intitulación más o menos largas de reinos adherentes que, explica Gil Pujol, constituyen la faceta más visible de las formaciones político-territoriales de la Edad Moderna. Formaciones que hoy en día reconocemos como monarquías compuestas, monarquías de agregación o unión de reinos, estados o señoríos. En el caso español, comenta el académico, esa configuración quedó establecida por los Reyes Católicos.
La palabra «fábrica» figura en el “Tesoro de la lengua castellana” de Sebastián Covarrubias, definición que aplicada a la monarquía evocaba nociones de estructura, solidez y majestuosidad. Edificio apoyado sobre la base de la religión que, a su vez, se sustentaba en columnas que representaban a la justicia y restantes virtudes cardinales. Aunque algunos autores atribuyen esa sustentación a las casas nobiliarias y el mayorazgo o, incluso, a las colonias. Menciona a Diego Pérez de Mesa, quien hacia 1630 afirmó: «La política no es otra cosa que ciencia del gobierno de la ciudad y del reino, es arquitectónica».
Otra imagen muy común era el cuerpo político que se comparaba con el cuerpo humano. Ambos regidos por unos mismos principios de jerarquía, orden y unidad de los cuales dimanaban la salud y la armonía. Ello confería al cuerpo político un carácter natural y orgánico; pero alega que la dinámica no era únicamente orgánica y natural, sino que la fábrica necesita de la mano del diseñador de su traza. Xavier Gil Pujol explica que la población coetánea a los Reyes Católicos dijo el carácter fundacional de su reinado, opinión que se consolidó con el paso del tiempo. Aunque fue al monarca Católico a quien se atribuyó el papel de fundador de la llamada “Fábrica de la monarquía”.
Pero la imagen de fábrica, según se ha visto en Covarrubias, también suponía desgaste con el tiempo y, de ahí, la necesidad de reparación. La monarquía sufrió un desgaste acusado en diversas partes del siglo XVII. Periodo de decadencia en que la historiografía, sin restarle importancia, señala la gran capacidad adaptativa de la Monarquía hispánica; quien se mantuvo política y territorialmente prácticamente sin alterar hasta la Guerra de Sucesión (1700-1713). Dado que la fundación de dicha fábrica se establece con los Reyes Católicos, la tarea de sus sucesos va a ser la de “conservación”.
Preocupación que aumenta durante el siglo XVI, en los últimos años del reinado de Felipe II, ante los primeros síntomas de crisis económica e incremento de la presión fiscal. Preocupación aún más aguda en las décadas siguientes con la llegada e involucración en la Guerra de los Treinta años (1618-1648). La conservación de esta fábrica y traza no se confió al público, pero la política jurídico-territorial da pistas sobre los mecanismos que usaron los monarcas para su mantenimiento. Por ejemplo, en 1593, Felipe II firmó las Ordenanzas de descubrimientos, nueva población y pacificación de las Indias.
En ellas, explica el académico, se suprime el término «conquista» por el de «pacificación» y otros, con el fin de que no se pudiera hacer fuerza o agravio a los indios. La muerte del rey Sebastián en 1578, le presenta al monarca hispano la oportunidad de unir dinásticamente el reino lusitano a sus dominios, como así sucedió. Y tras él, Gil Pujol, continúa enumerando pequeños movimientos decisivos de sus sucesores en este intento de amarrar bajo una misma corona un enorme territorio, habitado por sociedades muy diversas que dieron lugar a numerosos conflictos populares como la sublevación de Cataluña.
Y es que la monarquía hispana era inigualada porque reunía bajo su seno, por herencia (donde se conservaban fueros y tradiciones) o conquista, una enorme variedad de reinos y señoríos, tanto en el continente europeo como en el americano, patrimonio indivisible en las sucesiones. Lo que dio lugar a una serie de dificultades como el absentismo regio o el complicado gobierno de todos los dominios. La política dinástica consistía en continuo tejer y destejer alianzas que arrastraban, como dice Gil Pujol, dominios y también vasallos.
Conclusión
La llegada de los Austrias supuso una continuidad sucesoria poco común en la época. La primera minoría de edad no llegaría hasta 1665, continuidad que fue una de las fuerzas de la monarquía; pero que, a su vez, supuso un factor de debilidad por la endogamia. La acumulación de un extenso territorio en la figura de un monarca era también una moneda de dos caras, por un lado, otorgaba poder y prestigio; pero, por el otro, suponía un difícil gobierno de todo él. Dificultad a la que se añade, posteriormente, la fuerte competencia colonial, los conflictos bélicos y el estancamiento económico.