La Política Monetaria: Prehistoria, Unión Monetaria

Prehistoria de la política monetaria

Desde un periodo inicial que podríamos denominar prehistoria de la política monetaria, durante el cual las autoridades cubrieron de forma pasiva la demanda de dinero, la política monetaria ha pasado a constituirse una pieza insustituible de la gestión macroeconómica de la demanda agregada. El control monetario se ha articulado en términos de objetivos y de instrumentos, aunque la selección de unos y de otros no ha estado exenta de problemas. En distintas ocasiones las autoridades monetarias han encontrado dificultad en establecer una prioridad clara de objetivos sobre los demás posibles, han pretendido alcanzar varios objetivos a la vez con un único instrumento monetario o han alternado la prioridad entre los objetivos demasiado frecuentemente para haber obtenido un éxito consolidado en cualquiera de ellos (García, 1993). Podemos vincular el primer intento de uso activo de la política monetaria al plan de estabilización de 1959, ya que hasta entonces el banco central se había limitado a proporcional de forma pasiva la liquidez demandada por las entidades bancarias. El plan de estabilización era un plan de ajuste, que pretendía, entre otros objetivos, una desaceleración de la demanda agregada, para ello se agregó que la política monetaria hiciera su papel restrictivo a través de la limitación directa del crédito. La medida se completó con la elevación de los tipos de interés y con la creación de un depósito previo a la importación, sin embargo, dichas actuaciones apenas duraron un año y mediados del 1960 el objetivo de la política económica había cambiado hacia el estímulo de la inversión productiva, La política monetaria continuó planteándose con una finalidad básica restrictiva durante el periodo 1970-73, y fue descontinua y poco efectiva. De igual forma se percibió un cambio importante: el control monetario se hace más indirecto, se pretende influir sobre la liquidez bancaria, que a su vez influirá en el crecimiento del crédito. Las medidas monetarias tomadas fueron el establecimiento de un depósito previo a la importación (que debido a la restricción sobre la liquidez de los bancos, obliga éstos a restringir el crédito concedido), la elevación del tipo básico del banco de España y la aplicación de una comisión a las nuevas pólizas de crédito en el banco de España encareciendo el recurso al mismo (García, 1993, p.22).

En el año 1959 a 1969 se establece el plan de estabilización, que supuso la apertura al resto del mundo de la economía española y que fue seguido durante los 60 con la puesta en marcha de sucesivos planes de desarrollo. La política monetaria de este periodo se utilizó para mantener unos tipos de interés y unos niveles de crédito compatibles con el objetivo señalado en dichos planes: el incremento del PIB. En general podemos decir que en este periodo se careció del instrumental necesario para practicar una adecuada política monetaria, un pequeño avance fue el establecimiento del coeficiente caja de los bancos industriales y el proceso de liberación de los tipos de interés iniciado en 1969 (Martínez, 2008, p.376).

Martínez (2008) afirma: En la política monetaria de los setenta, se ponen en marcha una serie de medidas que permiten establecer una política monetaria con una estructura moderna, entre ellas cabe destacar:

  • La creación de los coeficientes de caja para la banca comercial en 1970 y para las cajas de ahorro en 1971 que permitió, junto con el ya existente para la banca industrial, cubrir todo el ámbito bancario.
  • Se pusieron en marcha una serie de mecanismos que al requerir el cómputo diario de determinadas magnitudes bancarias, coeficiente de caja, permitieron un avance en el conocimiento estadístico de los activos de las entidades.
  • Se eliminaron las líneas de redescuento especial desapareciendo, por tanto, la endogeneizacion de los factores autónomos de creación de liquidez.
  • Con la intención de drenar liquidez y financiar el déficit presupuestario se emitió deuda pública, se colocaron cedulas de inversión excedentarias y bonos del tesoro. (p.376-377)

Se puede decir que esta política de los 70’s ya era algo moderna y podía cumplir objetivos, pero no es hasta el 1974 que llega una política que se ajusta a los niveles implementados.

El control monetario cuantitativo

En 1973 la coyuntura inflacionista y la hoguera monetaria y crediticia volvieron a obligar a las autoridades a replantearse la política monetaria, pero de forma más articulada. A partir de ese año el Banco de España formula objetivos de tasas de crecimiento de una magnitud monetaria representativa de la demanda de dinero por parte de los agentes, cuya evolución se encuentra vinculada a la evolución de la producción nominal a través de una ecuación fácilmente determinable y estable. España fue uno de los primeros países en adoptar un modelo de control monetario bietápico, que ha estado vigente durante la década de los años setenta y la primera mitad de los ochenta (García, 1994, p.24).

La política monetaria en una etapa de cambio (1984-1989)

Esta época se conforma principalmente por dos hechos que terminaron la implementación de la política monetaria.

Martínez (2008) afirma:

  • En primer lugar el elevado déficit público que inyectaba grandes dosis de liquidez al sistema
  • La fuerte innovación financiera que impidió que el objetivo M3 fuese tan efectivo como se pretendía. (p. 378)

Para resolver el segundo problema, el relativo a la falta de efectividad de M3 como objetivo intermedio de la política monetaria, se sustituyó la misma por los activos líquidos en manos del público (ALP) que estaban mejor relacionados con las variables reales en términos nominales. Los ALP incluían además de los activos en M3, pasivos bancarios sustitutivos de los depósitos tradicionales y deuda del estado emitida a muy corto plazo. Sin embargo, la relación entre los ALP y los AC se configuraría como una relación inherentemente inestable, de muy difícil control. Las autoridades españolas implementaron una política fiscal y monetaria más austera que elevo los tipos de interés e incentivo la entrada de capitales a corto plazo, lo que determino una apreciación de la peseta, Las intervenciones necesarias para impedir la apreciación de la moneda, inyectaban liquidez al sistema cuya esterilización desembocaba en nuevas subidas de los tipos de interés. La necesidad de mantener los tipos de cambio bajos para favorecer la exportación determino la aceptación de tasas de crecimientos de los ALP superiores a las que, en otras circunstancias, hubieran sido recomendadas (Martínez, 2008, p.379).

La inestabilidad (1987-1988)

Durante los tres primeros años de existencias, los ALP habían mostrado un crecimiento estable, y su utilización como variable de control monetario produjo un resultado muy positivo en el control de inflación, que llego a ser 4,6% en 1987. Sin embargo en ese mismo año se pusieron en manifiesto problemas importantes en la instrumentación monetaria, parte de ellos se debían al hecho de la variabilidad de la velocidad de circulación de los ALP duplico el objetivo, parte de la desviación fue debida a un crecimiento real de la economía superior al estimado, pero gran parte se debió a reestructuraciones de las carteras de activos de los individuos debido al aumento de la preferencia por la liquidez. La resistencia del tesoro a financiarse en condiciones de mercado y el atractivo que supuso la emisión de las letras del tesoro explican la velocidad de circulación de los ALP disminuyera, en lugar de aumentar, Sin embargo, las dificultades mayores nacieron por las interrelaciones entre la política monetaria con el déficit publico y con la política de tipo de cambio (García, 1994, p.31).

En resumen podremos decir que en 1986 y 1987 se optaron por tomar nuevas decisiones sobre las inversiones españolas en el exterior sobre sus posibilidades en préstamos financieros, operaciones a largo plazo en pesetas convertibles, cobertura de posiciones cortas a plazo en divisas y mantenimiento de posiciones cortas.

Pasos hacia la unión europea monetaria

La entrada de la peseta en el sistema monetario europeo (SME) en 1989, obligo al banco de España a dar una nueva orientación a su política monetaria. Una vez dentro del mecanismo de estabilidad cambiaria, el objetivo prioritario de la autoridad monetaria no podía ser otro que mantener el tipo de cambio de la peseta dentro del margen de fluctuación que se estableció en un principio en el 6% frente al ECU, aceptando para ello los movimientos precisos de los tipos de intereses. La implementación de una política fiscal de signo expansivo y una política monetaria de signo restrictivo, permitió que la peseta se mantuviera en la parte superior de la banda de fluctuación. Sin embargo, el SME pronto dio muestras de contradicciones inherentes a su funcionamiento. Por una parte, la cotización de las monedas de todos los países se fijaba en relación al marco alemán, cuando en realidad la situación económica de aquellos era muy diferente a la del país germano y requerían políticas económicas distintas. Así, Alemania se estaba enfrentando con un proceso de reunificación y necesitaba aplicar políticas fiscales expansivas, exigiendo del esto de los países políticas monetarias restrictivas, cuando la situación de estos últimos era en algunos casos, de recesión (Martínez, 2008, p.380).

España se encontraba con dificultades añadidas puesto que, de una parte, la existencia de fuertes incrementos de costes y salarios y de sectores muy poco abiertos a la competencia era ciertamente incompatible con los compromisos cambiarios, pero también, y en buena medida, porque se hacía necesaria la utilización de variables como el tipo de interés para atemperar la presión del gasto. Durante los años 1992 y 1993 el mecanismo de la SME hizo crisis, se produjo una ola de devaluaciones y el SME fue abandonado por la lira esterlina e italiana. Por fin, el 2 de agosto de 1993 se ampliaron las bandas de fluctuación fijándolas en 15%, lo que hizo que el sistema tuviera prácticamente tipos de cambios flexibles. Estas devaluaciones juntamente con las llevadas a cabo hasta 1995, indicaban claramente que la gestión política monetaria ni podía descansar únicamente en la estabilidad cambiaria. (Martínez, 2008, p.380)

La unión monetaria

El proyecto de una unión europea (UME) estaba previsto hace mas de tres décadas y recogido en el informe Werner, sin embargo, hasta junio de 1989 y en la cumbre de Madrid, cuando los jefes de estado aceptan el informe Delors y fijan el día 1 de julio de 1990 como fecha de entrada en vigor de la primera fase de la unión monetaria. La UME se desarrolla en tres etapas que resumidamente pasamos a explicar a continuación: 

  1. El 1 de julio de 1990 se liberalizan plenamente los movimientos de capital de los países de la unión europea, el 1 de enero de 1993 se establece el mercado único, el 1 de noviembre de 1993 se determina la composición de la cesta del ecu y entra en vigor el tratado de la unión europea firmado en Maastricht, en esta fase se lleva la coordinación de las políticas económicas como paso previo al establecimiento de una política monetaria y moneda única. 
  2. La segunda etapa empieza el 1 de enero de 1994 con la creación del instituto monetario europeo (IME) en francfort. se establecen las políticas necesarias para que los estados miembros lleguen a alcanzar los criterios de convergencia que se estimaban imprescindibles para formar parte de la UME. Estos criterios se referían a la tasa de inflación, déficit publica, tipos de interés y tipo de cambio. Tras todo esto los estados miembros que cumplían las condiciones para formar parte de la UME fueron: Alemania, Austria, Bélgica, España, Finlandia, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Luxemburgo y Portugal. El conejo considero que Grecia y Suecia no cumplían en ese momento las condiciones requeridas. De otro lado, no quisieron formar parte de la UME Dinamarca y el reino unido.
  3.  En enero de 1999 es el inicio de la tercera etapa en la que se establece el ‘’euro’’ como moneda única para toda la zona, aunque físicamente no se implantara hasta el 1-1-2002. El consejo fija los tipos de cambio de cada moneda de cada país de forma irrevocable con respecto al euro y la política monetaria pasa a ser formulada por una autoridad supranacional: el sistema Europeo de bancos centrales (SEBC), la introducción de la moneda única a partir del 1 de enero de 1999 requirió el cambio de la contabilidad del sistema europeo de bancos centrales e inició la instrumentación de la política monetaria unificada, redenominándose también un conjunto de cuentas, valores y anotaciones (Martínez, 2008, p.381-382).

 

Conclusión

Como ya sabemos Las autoridades monetarias lidian con la masa monetaria para influir en los mercados monetarios y también con la economía real. Con lo que pueden realizar operaciones de mercado abierto, también pueden hacer variaciones en sus propias tasas activas y hacer reservas o modificar sus coeficientes de reserva. Y así mismo sucede con la política fiscal, una vez que se identifica o se sabe la brecha económica, se debería utilizar una política monetaria expansiva para las brechas recesivas, y una política monetaria restrictiva en una brecha inflacionaria. La política monetaria es mejor que la política fiscal en muchos sentidos, pero su mayor debilidad es que es mucho menos efectiva en las brechas recesivas que en las brechas inflacionarias.

La política monetaria es la herramienta más potente y eficiente para controlar la inflación. Emitir por encima de lo que crece la demanda es inflacionario siempre y en todo lugar, atentando contra el crecimiento y la generación de puestos de trabajo en el largo plazo. En este sentido, la recomendación de política económica fue concluyente: política fiscal y monetaria deben ser contra-cíclicas. La política monetaria debe ser responsable cuando la inflación se desborda. Por el contrario, puede ser expansiva si la inflación está controlada y hay alto desempleo. La política fiscal debe ser austera (ahorrar) cuando se crece, para luego gastar cuando el nivel de actividad se enfría (Giacomini, 2013)

Bibliografía e Infografía

  1. Gárcia, N. santos. (1993). Política económica de España coordinado por Luis Gámir. In L. G. Luis Gámir caseres (Ed.), Politica monetaria (2ª ed., pp. 21). Madrid, España: Alianza Editorial.
  2. Álvarez, J. A. M., Batanero, A., & González, J. L. C. (2008). Política económica en la España democrática (2ª ed.). Valencia, España: Tirant lo Blanch.
  3. Business school CEIPA. (2018). Despliegue de contenido de Política monetaria. Recuperado 2 junio, 2019, de http://icontent.ceipa.edu.co/icontent/faces/jsp/despliegue/contenido/despliegueContenidoItem.jsp?itemEstructurado=1839Diego, D. G. Giacomini. (2013, 14 junio). 
  4. Política monetaria. Recuperado 29 mayo, 2019, de https://www.eleconomista.com.ar/2013-06-la-politica-monetaria/IE Business School. (2019, 13 junio).
  5. Conclusión: Módulo 4 – Política monetaria | Coursera. Recuperado 1 junio, 2019, de https://es.coursera.org/lecture/analizando-politicas-economicas/conclusion-modulo-4-crdOt
24 May 2022
close
Tu email

Haciendo clic en “Enviar”, estás de acuerdo con nuestros Términos de Servicio y  Estatutos de Privacidad. Te enviaremos ocasionalmente emails relacionados con tu cuenta.

close thanks-icon
¡Gracias!

Su muestra de ensayo ha sido enviada.

Ordenar ahora

Utilizamos cookies para brindarte la mejor experiencia posible. Al continuar, asumiremos que estás de acuerdo con nuestra política de cookies.