La Realidad, Una Visión Desde La Película Black Mirror
La película interactiva Black Mirror creada por Charlie Brooker y dirigida por David Slade, por sus altos niveles de complejidad presenta una gran oportunidad para realizar un análisis filosófico, puesto a que la dinámica propuesta permite al espectador tomar decisiones en relación al avatar principal, y según lo que escojamos encaminará la trama que vivirá el personaje. Esta interacción nos permite generarnos preguntas tales como: ¿qué es la realidad?, ¿existe el libre albedrío?, o ¿acaso nuestra toma de decisiones es controlada por seres superiores a nosotros que de alguna u otra manera nos han programado previamente?, ¿tenemos un destino o nuestra vida toma una dirección según actuamos en ella?; el propósito del presente ensayo no es responder las preguntas planteadas o convencer sobre una idea o postura, más bien se propone el generar una reflexión profunda sobre temas relevantes aplicables en la práctica en base a la película antes mencionada y a una variedad de autores.
Nuestro punto de partida será el intentar definir lo que es la realidad. De una manera más amplia se la puede conceptualizar como todo aquello que podemos percibir, dando importancia al sujeto como el ser que interactúa de una manera activa con el mundo exterior y lo que habita en él. Augusto Comte desde su filosofía positivista, nos diría que la realidad son todos esos fenómenos, hechos que pueden ser observados, todo lo que es dado por nuestra percepción (Narváez, 2017). Basándonos en este concepto, una persona no vidente, ¿cómo puede construir su realidad si no puede ver los fenómenos del mundo exterior?, éste sujeto tendrá que construir su propia realidad según lo que escucha, toca o huele pero nunca podrá ver el azul del cielo, el verde de los árboles, el amarillo de ciertas aves; será como los sujetos del mito de la caverna de Platón donde su realidad eran las sombras que veían, pues no podían conocer nada más allá de eso ya que estaban de alguna manera cegados. Pero, ¿quién nos dijo a nosotros que el cielo es azul y los árboles verdes, que las rosas son rojas y el sol amarillo? ¿qué es el bien y qué es el mal?, todas estas concepciones que nos han sido dadas a lo largo de la historia no representan ideas innatas superiores tal como lo mencionaba Platón: las Ideas no son pensadas por el hombre, sino que son entes reales que existen en el cielo sin necesidad de que una persona lo piense o vea (Narváez, 2017); sino que son concepciones que han sido construidas dentro de la vida cotidiana por medio de la interacción de las personas con la naturaleza.
“La vida cotidiana se presenta como una realidad interpretada por los hombres y que para ellos tiene el significado subjetivo de un mundo coherente” (Berger y Luckmann, 2003). Los sociólogos vuelven a manifestar la importancia del sujeto en la interpretación del mundo exterior, para explicar esto utilizan el método fenomenológico creado por Husserl, “el fenómeno u objeto dado a la conciencia, mediante la experiencia, posee una esencia. La captación de esa esencia tiene lugar por medio de la intuición esencial que rebasa el nivel de los sentidos para descubrir con los ojos de la inteligencia” (Narváez, 2017, p. 254), por los ojos de la inteligencia se refiere a la conciencia que es la que nos ayuda a comprender lo que aprehendemos del exterior. Los constructivistas sostienen que el conocimiento se da por el ordenamiento y la organización de la información que captamos de los fenómenos provenientes de nuestra experiencia previa (Watzlawick, et al., 1994).
Después de revisar las múltiples posturas filosóficas sobre la realidad, podemos preguntarnos: ¿Estaban los protagonistas (Colin Ritman y Stefan Butler) viviendo la realidad o una distorsión de esta? ¿Son totalmente fiables los sentidos para atribuirle a estos un aspecto como la realidad? ¿Cómo es que se bifurcan las múltiples realidades al tomar decisiones por los personajes? ¿La representación mental de un individuo es la realidad o solamente aquello que se comparte objetivamente con la sociedad?
Dentro de la película, encontramos un discurso donde Colín explica a Stefan cierta concepción del mundo para ayudarle a comprender, en su inocencia aparente, en qué sistema se está metiendo; al hacerlo, ambos se encuentran bajo la influencia de drogas. “Lo que hacemos en una ruta afecta a lo que hacemos en las demás. El tiempo es una construcción. La gente cree que no puedes volver a cambiar las cosas, pero sí puedes. Esos son los flashbacks. Son invitaciones para volver atrás y tomar una decisión diferente. Cuando tomas una decisión crees que eres tú el que la toma, pero no es así. Es el espíritu que está conectado con nuestro mundo el que decide lo que hacemos. Nosotros solo tenemos que subirnos al carro. El gobierno nos monitoriza. Paga a gente para que se haga pasar por tu familia, echa droga a tu comida y te graba. Hay mensajes en todos los juegos. Como en PACMAN. ¿Sabes qué significa PAC? PAC: Programa y Controla (Program And Control). Es el hombre que programa y controla. Todo es una metáfora. El Pacman cree que tiene voluntad propia, pero está atrapado en un laberinto, en un sistema. Lo único que puede hacer es comer (consumir). Le persiguen demonios que probablemente sólo existen en su mente, e incluso si consigue escapar por un lado del laberinto, ¿qué pasa? Que vuelve al otro lado. La gente piensa que es un juego alegre, pero no lo es. Es una puta pesadilla de mundo y lo peor es que es real y vivimos en él” (fragmento obtenido de la película Black Mirror: Bandersnatch).
Al estar el personaje en un estado alterado de conciencia podríamos decir que lo que expresa se encuentra completamente alejado de la realidad, pero ¿realmente lo está? Las ideas presentadas por Colin parecen no ser fruto de un delirio, antes bien de reflexiones conscientes externalizadas en el momento. No podemos separar el mundo externo del interno, lo que individualmente se concibe como realidad es fruto de la interacción con el mundo y los aprendizajes previos del individuo, y de igual manera se cree que son los individuos los que modifican lo que se conoce como realidad. Mientras más se asemeja la realidad psíquica a la realidad física, podemos asegurar que estamos acercándonos a “la realidad”.
En el trasfondo del filme, la noción de libre albedrío se entremezcla con el determinismo filosófico apoyado por Demócrito, postura que admite que las cosas no suceden de manera casual, cada acción ha sido determinada, todo es fruto de la causalidad (Narváez, 2017). Es difícil pensar que las cosas son dadas porque sí. Watzlawick, et al. (1994) menciona que:
“Continuamos viendo como si el efecto se siguiera de la causa, y en la vida de todos los días encontramos ininterrumpidamente pruebas de que el hecho A al manifestarse es causa del hecho B, de que B es por lo tanto el efecto de A, de que sin A no se produciría B, de que B al manifestarse se convierte a su vez en causa de C, y así sucesivamente” (p. 57). El paradigma presentado anteriormente, no nos permite visualizar si ciertas decisiones o desenlaces (tanto de la película como de la vida cotidiana) pueden ser controlados, ni por el sistema, ni por nosotros mismos, o si son producto de nuestro accionar. Hay momentos dentro del filme donde si el espectador no elige una opción, el sistema lo hace. ¿Pero esto ocurre en la vida real?
Regresamos entonces al mismo laberinto, pues Bandersnatch no sólo pone a prueba la idea de realidad sino también de libertad y control. “El mundo en que vivimos influye en nosotros porque estamos inmersos en él… la educación, las modas y el pensamiento de hoy también influyen y nos dan unas gafas con las que vemos el mundo” (Chinchilla y Moragas, 2018, p. 23). Creemos que la realidad en la que estamos (democracia) nos permite ser libres de elegir y actuar, pero una vez más se plantea que no es así pues el sistema nos controla, el ambiente en el que nos desarrollamos nos impone ideas con las que debemos actuar y ver a los demás. El falso sentimiento de elección o la ilusión de poder que el personaje de la película cree tener, no es más que un reflejo de la realidad social donde los medios y la tecnología generan ideologías dominantes que controlan la conducta de las masas. Tal como lo plantea la Filosofía Marxista: “la ideología dominante se imbrica en todos los aspectos de la vida social, desde el nacimiento hasta la muerte, al punto de ser indiscernible de la experiencia cotidiana” (Narváez, 2017, p. 234).
La idea de control por otro lado, se evapora al final del filme cuando Stefan mata a su padre. En este punto el personaje se da cuenta que está siendo dominado y cae en la idea que no tiene dominio sobre sí mismo, y por no ser peor, el usuario de Netflix se convierte en el asesino. Si desmontamos esta paradoja fuera del “show” en el que se presenta, retomamos una vez más a una serie de preguntas. ¿Es entonces el sistema en el que vivimos culpable de las acciones que tomamos? ¿Delitos tales como asesinatos o violaciones son fruto de la voluntad del hombre o lo debemos atribuir a aquellos que dominan las ideologías?
“Las personas y las sociedades sucumbirían a la anarquía sin la presencia del Estado, que se constituye como el último recurso para arbitrar los conflictos de los seres humanos entre sí. El estado es un instrumento al servicio de las sociedades, y, a través de ellas, al servicio de las personas” (Narváez, 2017, p. 277). Según éste pensamiento de Mounier, todos los sistemas y el Estado son necesarios, todas las leyes y constituciones son necesarias para que la sociedad no caiga en un caos o una desorganización completa, los ciudadanos de un país tienen deberes ante el Estado que los gobierna, y el Estado también tiene una responsabilidad ante el bienestar y buen vivir de los ciudadanos.
Finalmente, no podemos dejar a la dimensión ética de ser analizada dentro del contexto expuesto. ¿Hasta qué punto el ser humano necesita traspasar sus responsabilidades sociales? No es correcto culpar al destino o al sistema por nuestras equivocaciones y deficiencias. Es únicamente del hombre las capacidades de volición, libre albedrío y la consciencia. Tal como lo expone Jean Paul Sartre en su ‘Manifiesto Existencialista’: “cada uno es responsable de sí y de todos los demás: lo que somos depende de lo que hemos querido ser, no de un destino divino” (Narváez, 2017), tal vez es por ello que el mismo autor explica que la libertad inherente del ser humano puede ser causa de angustia, desamparo y desesperación. No siempre es fácil elegir el camino que sabemos traerá bienestar, paz y tranquilidad; muchas veces este camino es difícil de transitar y más aún en un mundo donde predomina un pensamiento de diversión a toda costa y satisfacción inmediata (proveniente de los medios y las ideologías dominantes como ha sido expuesto antes).
No cabe duda que la película Black Mirror ha sido objeto de reflexión para nosotros, una película interactiva que te permite jugar con el personaje y tu mente al vislumbrar los distintos posibles finales y analizar cada uno de ellos, un buen instrumento para poder analizar ciertos cuestionamientos que no siempre tienen una respuesta objetiva; al hablar sobre lo que es real o no, sobre la existencia y el mismo destino de cada uno de nosotros nos adentra en un campo que puede ser en cierta medida, subjetivo.
Gracias a todos los puntos tratados en este ensayo, podemos visualizar que existe una realidad que es construida por cada uno de nosotros (realidad psíquica), por medio de la interacción que tenemos con la vida cotidiana, con el mundo exterior y con los fenómenos que percibimos; al ser nosotros seres racionales podemos organizar todas estas experiencias que tenemos con la naturaleza. De la misma manera, al estar dentro de un grupo social, nos obliga a compartir también esta realidad con las demás personas que me rodean y yo también aprender de ellos. La sociedad nos implanta modelos de vida, costumbres, creencias, conocimientos e ideas con las cuales saldremos al mundo; nuestro accionar en el diario vivir y hasta nuestras decisiones serán llevadas por todas estas concepciones que nos son implantadas desde que nacemos hasta que morimos, sin olvidar que una acción conlleva a su efecto. Por otro lado, no podemos negar la existencia de una realidad física, la cual está libre de la percepción humana; tal como lo menciona Locke al hablar de la sustancia material: “La sustancia es un sustrato de carácter material ajeno al cambio, pero nunca podremos conocerla” (Narváez, 2017, p. 138). Sin duda tenemos la oportunidad de elegir sobre nosotros mismos, pero siempre debemos regirnos al sistema o Estado, ya que éste dictaminará los límites y leyes que regirán sobre nosotros. Es muy difícil pensar en que tenemos un destino establecido, ya que a medida que participamos en el mundo, nuestra vida y nuestra identidad se van estructurando, va tomando un rumbo conforme nos vamos poniendo metas; de esta manera nos encontramos en ese continuo devenir: construyendo y deconstruyendo la realidad.
Referencias
- Berger, P. y Luckmann, T. (2003). La construcción social de la realidad. Argentina: Amorrortu editores S. A.
- Carrión, J. (2019). ‘Bandersnatch’: ¿serie, videojuego o libro imposible? The New York Times. Recuperado de https://www.nytimes.com/es/2019/01/07/espanol/cultura/bandersnatch-netflix-black-mirror.html
- Chinchilla, N. y Moragas, M. (2018). Dueños de nuestros destinos. Barcelona: Editorial Paneta S. A.
- Husserl, E. Invitación a la fenomenología. Barcelona, España: Editorial Paidós.
- Locke, J. (1986). Ensayo sobre el entendimiento humano. Barcelona: Ediciones Orbis S.A.
- Mounier, E. (1976). Manifiesto al servicio del personalismo. Madrid, España: Editorial Taurus.
- Mullor, M. (2018). ‘Black Mirror: Bandersnatch’: Lo que de verdad importa en el juego más macabro de Netflix. Esquire. Recuperado de https://www.esquire.com/es/actualidad/cine/a25705594/black-mirror-bandersnatch-netflix-significado/
- Narváez, M., (2017). Fundamentos Filosóficos. S/d
- Padalino, L. (2019). Black Mirror: Bandersnatch, la distopía somos nosotros. La mente es maravillosa. Recuperado de https://lamenteesmaravillosa.com/black-mirror-bandersnatch-la-distopia-somos-nosotros/
- Platón. (1960). Obras completas. Madrid, España: Editorial Aguilar.
- Sartre, J. (1989). El existencialismo es un humanismo. Madrid, España: Editorial Edhasa.
- Watzlawick, P., et al. (1994). La Realidad Inventada. Barcelona, España: Editorial Gedisa.