La Revolución Industrial En El Siglo XVIII
Un gran proceso de cambio económico se iniciaría en Europa durante el siglo XVIII, denominado “la revolución industrial”. La aparición de la sociedad moderna, basada en la industria y en el control de otra clase social “la burguesía”; es lo que daría el origen de nuestra sociedad actual.
La colonia había muerto el día en que las tropas de Napoleón conquistaron la metrópoli española, el orden artesanal agonizo a partir del momento en que las fábricas inglesas invadieron el mercado local. Es decir, no solo fue un cambio económico, sino que provocó la transformación de la vida de una época; clases sociales, demografía, mentalidad, costumbres, etc. A partir de ese momento se inició una transición que acabaría con siglos de una mano de obra basada en el trabajo manual y el uso de la tracción animal siendo estos sustituidos por: maquinarias para el transporte de mercancías y pasajeros y la fabricación industrial.
Como consecuencia del desarrollo industrial nacieron nuevos grupos o clases sociales encabezadas por el proletariado (los trabajadores industriales y campesinos pobres) y la burguesía (dueña de los medios de producción y poseedora de la mayor parte de la renta y el capital). Esta nueva forma de división social dio lugar al desarrollo de problemas sociales y laborales, nuevas ideologías y revoluciones que propugnaban y demandaban una mejora de las condiciones de vida de las clases populares como el sindicalismo, el socialismo, el anarquismo o el comunismo.
Tras la Revolución de mayo y la consecuente declaración de Independencia, las fuerzas militares de esa época demandaban la instalación de fábricas de armas y municiones para la defensa de Buenos Aires, debido a la dificultad de obtener armamentos del exterior. En 1810 se planteó la idea de instalar una fábrica de fusibles y se nombró a Domingo Matheu como directo general, con la participación de un experto extranjero llamado Holmberg y varios maestros ingleses y alemanes llegados al país para concretarla. En 1813 en unos galpones cerca de la actual Plaza Libertad, se llegaba a producir hasta 80 fusibles mensuales, ese modesto resultado reflejaba el lógico predominio de los métodos artesanales y manuales en dicha tarea.
En 1816 se instalaron una gran cantidad de saladeros los cuales pertenecían a familias con apellidos representativos de la sociedad local entre ellos son: Rosas, Dorrego, Irigoyen, entre otros. La competencia de los saladeros con el abasto de carne a la ciudad generó oscuros conflictos de intereses, que llevaron a que se decretara su cierre temporario en 1817. La enorme dimensión económica, social y política del saladero no implicaba que esos establecimientos marcaran un sendero de progreso en la evolución manufacturera del país. En 1822 el Gobierno Nacional decidió que los saladeros debían alejarse lo suficiente de la ciudad para evitar problemas de contaminación. Sin embargo, el saladero era considerado una manifestación del atraso tecnológico.
En 1829 Antonio Cambaceres llegaba al país donde instaló su propio saladero, este traía una serie de propuestas diferentes para mejorar el sistema productivo de los saladeros. Uno de esas propuestas consistió en hervir los huesos de los vacunos para extraer la grasa, y fue así como el propio Cambaceres instaló una fábrica de grasa en la zona de Barracas con ese fin.
Básicamente durante muchas décadas los mataderos se constituyeron en la primera manufactura en gran escala del país y la única de importancia. De este modo, los saladeros trazaron las primeras marcas de la civilización fabril en Buenos Aires.
Por otra parte, los ferrocarriles provocaron una revolución, tal inversión fue realizada entre terratenientes pampeanos, especuladores e intermediarios ingleses. Los equipos ferroviarios desde los más simples a los más complejos, llegaban al país desde Gran Bretaña, impulsados por esa relación especial entre inversores y compradores. Los ferrocarriles eran considerados como fuente de progreso porque impactaban en el sistema de transporte y permitían la expansión de la producción primaria.
