Los Guerreros De Kshatriya
Los Kshatriya son los nobles guerreros, ocupados de la administración y la política, tomando parte en las guerras y siendo propietarios rústicos del país. El rey pertenece a estos, escogido en base a unos derechos hereditarios y dinásticos, elegido por el pueblo o aprobado por este. No lo entronizan los sacerdotes hasta mucho más tarde.
La misión de estos es proteger a sus súbditos, mantener en costas a un cuerpo de sacerdotes para él y para el pueblo, obteniendo sus ingresos de sus propiedades, compuestas de bosques y “lugares desiertos” y para ello cobra un tributo en especias por la mediación de concesionarios.
En un principio este cargo es de jefe de clan o tribu, pero va ganando poder con el paso del tiempo, realzando su poder mediante grandes sacrificios como el del caballo (açvamedha) y la entronización solemne (râjasûya), siendo su carácter divino afirmado desde un principio.
El dharma de los que pertenecen a esta casta es cumplir y hacer cumplir con las leyes y el orden social, ostentando ellos el poder y gobernando con justicia
Los Kshatriya Maurya
Además de ser nobles y guerreros, tienen una vida muy similar a la del rey y muchos de ellos tienen cargos muy importantes como es el jefe del ejército, cuya toma de posesión es similar a la del rey, y gozan de grandes privilegios, como sacrificar por su cuenta y estudiar el Veda, pero deben de realizar cuantiosas donaciones al sacerdocio.
De esta forma, se consideraba que un buen rey era el que ejercía la justicia de buena forma, castigando a quien lo merecía pero teniendo en cuenta la situación del castigado, como es un ejemplo en las leyes de Manú, en la que se expone que las embarazadas (y en definitiva, a los más débiles) no había que castigarlos con tanta severidad como aquellos que estaban en plenas facultades. Además de castigos tanto físicos como monetarios a modo de multas y embargos por delitos de índole callejera (hurtos, faltas a la autoridad como hacer de vientre en el camino real y un gran etcétera) el monarca también debía castigar la corrupción y el incumplimiento de las normas y la falta de honradez de aquellos dedicados a los asuntos públicos y a la política.
