Los Trastornos Emocionales y su Impacto en la Salud
Introducción
Desde la antigüedad, el ser humano enfrenta un desequilibrio en su salud por la presencia de los diversos trastornos emocionales. El impacto de las diferentes emociones como la alegría, tristeza y miedo que puede vivir una persona por las múltiples situaciones experimentadas con el paso del tiempo puede afectar en su sistema nervioso y su cuerpo. De este modo surge la incógnita de ¿Hasta qué punto los trastornos emocionales pueden causar impacto en la salud de una persona?
Desarrollo
El deseo de gozar de salud para el desarrollo de una vida plena ha representado una de las metas más importantes de la humanidad, siempre se ha puesto la existencia de agentes externos a nuestro cuerpo y ambiente que influyen en el estado de salud, agentes como los pensamientos y las emociones. Siendo las emociones negativas influyentes en la salud favoreciendo la contracción de ciertas enfermedades, ya que hacen más vulnerable al sistema inmunológico y debilitan su funcionamiento tanto mental (trastorno de ansiedad, depresión mayor, ira patológica, etc.) como física (trastornos cardiovasculares, reumatológicos, inmunológicos, etcétera).
Eventualmente las emociones ejercen una gran fuerza sobre nosotros e influyen en nuestro pensamiento y nuestra conducta, es una reacción subjetiva que ocurre como resultado de cambios fisiológicos o psicológicos que influyen sobre el pensamiento y la conducta.
Las emociones son reacciones psicofisiológicas de las personas ante circunstancias relevantes desde un punto de vista adaptativo, tales como aquellas que implican peligro, amenaza, daño, pérdida, éxito, novedad, etc. Estas reacciones son de carácter universal, bastante independientes de la cultura, producen cambios en la experiencia afectiva (dimensión cognitivo-subjetiva), en la activación fisiológica (dimensión fisiológica-adaptativa) y en la conducta expresiva (dimensión conductual-expresiva). Además, desde un punto de vista psicológico, emociones tales como la alegría, el miedo, la ansiedad o la ira son emociones básicas que se dan en todos los individuos de las más diversas culturas, poseen un sustrato biológico considerable, son esencialmente agradables o desagradables, nos activan y forman parte de la comunicación con los demás y a su vez, pueden actuar como poderosos motivos de la conducta. (Tobal, EMOCIONES Y SALUD, 2001).
Coincidiendo que las emociones tienen distintas formas de afectar el comportamiento y la salud de una persona, esto dependerá de la capacidad que tenga la persona para reaccionar ante la situación, en caso de ser una emoción negativa como la tristeza, será la manera en tomar esta emoción de la persona la que determine su estado de salud, debido a que si la persona se deja llevar por pensamientos negativos estaría vulnerable a sufrir enfermedades que afecten a su salud.
La salud del hombre es un complejo proceso sustentado en la base de un equilibrio entre factores biopsicosociales. Las emociones son procesos psicológicos que, frente a una amenaza a nuestro equilibrio, ya sea físico o psicológico, actúan para reestablecerlo ejerciendo así un papel adaptativo. Sin embargo, en algunos casos, las emociones, influyen en la contracción de enfermedades, dejando de ser procesos adaptativos. La función adaptativa de las emociones va a depender de la evaluación que haga la persona del estímulo que pone en peligro su equilibrio, y de la respuesta que genere para afrontar ese estímulo. (Enrique & Palmero, 1999)
Existe una relación en los resultados que pueden llegar a ocasionar los trastornos emocionales, el daño en la salud, tanto física como mental. Siendo estas de carácter universal y a su vez independiente de la cultura que lleve cada persona el resultado será el mismo. Sin embargo, discrepo en que estos procesos psicológicos varían dependiendo del papel adaptativo que tenga la persona para dar respuesta a la situación, debido a que todas las emociones sean positivas o negativas tendrán un efecto en la salud de las personas muy independiente de su nivel de adaptación en respuesta a la situación que esté viviendo.
La alta activación psicológica puede estar asociada con un cierto grado de inmunodepresión, lo que nos vuelve más vulnerables al desarrollo de enfermedades infecciosas (como la gripe, herpes, etc.) o de tipo inmunológico (lupus eritematoso, esclerosis múltiples, etc.). (Patricia, Dayron, & Ramón, 2011). Todas las emociones ayudan a mantener un estado de salud estable, la elevación de esta por alguna sensación negativa afecta al sistema inmunodepresivo lo que vuelve al organismo vulnerable a adquirir enfermedades.
Por ello una de las razones más influyente en el deterioro de la salud son los trastornos emocionales, que llegan a ser intensos y habituales afectan negativamente la calidad de vida de las personas, siendo esta una de los principales factores de riesgo para contraer enfermedades físicas y mentales. (Piqueras Rodríguez, Ramos Linares, & Martínez González, 2009)
Es evidente que el trastorno conlleva a afectar nuestro estado de salud. Por eso una persona sana debe estarlo en mente como en cuerpo, es decir, que exista una relación. Los pensamientos tristes hacen que nuestro cerebro gaste más glucosa y oxígeno, lo que hace que una persona se sientan cansadas y con apatías. La tristeza también puede afectar a nuestro apetito.
Cuando una persona se aflige, tiende a comer más alimentos dulces, debido a que pierde la capacidad de percibir este tipo de sabores azucarados. Cuando baja la serotonina de nuestro cuerpo, se puede llegar a padecer enfermedades como la depresión y llegar a desarrollar actitudes violentas. Aunque no todo es perfecto en el día a día, existen diversas maneras en donde se puede llegar a canalizar las emociones para lograr un bienestar con nosotros mismos que nos permitirá tener buena salud.
Las personas deprimidas enferman con mayor frecuencia que las que no lo están, además desarrollan conductas adictivas (tabaquismo alcoholismo, etc.) que ponen en peligro nuestra salud y sus relaciones sociales, rendimiento académico y laboral. Y las emociones positivas al igual que mantener una motivación en el día a día favorecen con beneficios a la salud, ya que ayudan a soportar las dificultades de una enfermedad y facilitan su recuperación. Una persona feliz tiene un mejor rendimiento en sus actividades.
La relación entre emoción y motivación es estrecha, ya que se trata de una práctica presente en cualquier tipo de actividad que posee las dos principales características de la conducta motivada: dirección e intensidad. La emoción energiza la conducta motivada. Una conducta “cargada” emocionalmente se realiza de forma más vigorosa, de manera que la emoción tiene la función adaptativa de facilitar la ejecución eficaz de la conducta necesaria en cada exigencia.
La afectividad negativa es un rasgo que refleja la tendencia a experimentar emociones negativas a través del tiempo y de situaciones (Watson & Clark, 1988). Este rasgo se solapa con el neuroticismo personas que suelen tener una percepción sesgada hacia acontecimientos negativos que les permitan continuar con sus preocupaciones y pensamientos negativos (tensión, preocupación, ansiedad, ira y tristeza).
El miedo-ansiedad se define como una respuesta del organismo que se libera ante una situación de amenaza o peligro físico o psíquico, cuyo objeto es otorgar al organismo de energía para anularlo o contrarrestarlo mediante una respuesta. Este mecanismo funciona de forma adaptativa y pone en marcha dicho mecanismo de alerta ante estímulos o situaciones que son amenazantes. Existe una relación entre la ansiedad adaptativa y la ansiedad clínica, ambas tienen la misma fenomenología: cogniciones, neurofisiología y respuestas motoras de defensa o ataque. Se conoce que una cierta cantidad de ansiedad es necesaria para realizar ciertas tareas, para resolver problemas de un modo eficaz. Existe además una relación simétrica entre nivel de ansiedad (visto como nivel de motivación) y rendimiento (desarrollo de una tarea, mecanismo de resolución de problemas). Así, la relación entre ansiedad y rendimiento viene expresada por una curva en forma de U invertida.
Según la ley de Yerkes-Dodson, formulada en 1908, un déficit de ansiedad conlleva una eficacia de acción baja, mientras que una ansiedad óptima ante determinados problemas propicia el aumento, de forma deseable, de la ejecución o eficacia. Sin embargo, la ansiedad excesiva o clínica actúa interfiriendo el rendimiento en todos los ámbitos del ser humano y se torna en clínica.
Conclusión
Concluyendo así que los seres humanos somos capaces de sentir, lo que definimos como sentimientos es, en gran parte, un producto de lo que divertimos a través de la razón y un origen natural en la sinapsis (prolongación entre el pensar y el hacer), por lo cual nos vemos afectados por la enfermedad; que no es más que un hecho que lleva a la ruptura del mundo interior de una persona interrumpiendo la realización de su proyecto personal. Siendo las emociones las que pueden tener una gran incidencia en la salud física del ser humano, debilitando su sistema inmunológico adquiriendo éste una enfermedad; del mismo modo que efecto placebo existe a través de un engaño de la percepción, los sentimientos influyen fuertemente en la mentalidad de los individuos, sin embargo, esto dependerá de su capacidad de reacción ante el estímulo de una reacción negativa en su vida.
Bibliografía
- Enrique, F.-A., & Palmero, F. (1999). Emociones y salud. Toledo: Ariel psicología.
- Patricia, R., Dayron, D. P., & Ramón, A. B. (2011). De lo psicológico a lo fisiológico en la relación entre emociones y salud. . PsicologiaCientifica, 13 (13).
- Piqueras Rodríguez, J. A., Ramos Linares, V., & Martínez González, A. E. (2009). EMOCIONES NEGATIVAS Y SU IMPACTO EN LA SALUD MENTAL Y FÍSICA. Suma Psicológica, 85-112.
- Tobal, A. C. (2001). EMOCIONES Y SALUD. Copyright, 112-121.
- Watson, D., & Clark, A. (1988). Afectividad positiva y negativa y su relación a la ansiedad y transtornos depresivos. New York: Copyright.