Investigación Sobre los Trastornos De Sueño

Introducción

Utilizar el término trastorno como fenómeno de pérdida de la salud es una propuesta compleja, dado que sobrepasa la perspectiva biomédica, la cual utiliza principalmente el término enfermedad. El concepto de trastorno incluye la visión del individuo ante la alteración del estado de salud, este término se emplea ante padecimientos de larga evolución principalmente, con etiología poco clara, manifestaciones que pueden ser causa o consecuencia y experiencias de atención en un contexto sociocultural particular.

Al hablar de los trastornos de movimiento durante el dormir, nos enfrentamos a un complejo reto diagnóstico, dado que, a pesar de ser entidades nosológicas comunes, sus manifestaciones no suelen ser conscientes y por ello no son la causa de consulta. Así sucede con los trastornos de movimiento más comunes: el bruxismo, en el que la causa de consulta suelen ser efectos diurnos como la cefalea, síntomas anímicos, alteraciones en la conducta evidentes en la población pediátrica, la sensación de un sueño no reparador, sensibilidad dental o frecuentemente son un hallazgo fortuito en consulta médica u odontológica, como la presencia de desgaste dental o la indentación lingual. Es el compañero de cuarto el que se percata del rechinamiento o castañeo de los dientes. El abordaje requiere la búsqueda de factores biológicos y psicológicos. El tratamiento no debe reducirse al empleo de guardas oclusales.

Desarrollo

En el síndrome de piernas inquietas (SPI), tiene una etiología multifactorial, si bien se caracteriza por una sensación desagradable y profunda en las extremidades, que se incrementa con el reposo y mejora parcial o completamente con el movimiento y presentan un claro patrón circadiano. Las manifestaciones típicas no son la causa de consulta, dado que la cronicidad provoca el desarrollo de estrategias, que le permite lidiar con las parestesias, lo que implica un sub diagnóstico. Por lo que es necesario la aplicación de escalas estandarizadas y validadas para nuestra población de forma intencionada para evidenciar síntomas asociados a SPI. 

Es la fragmentación de sueño, los efectos durante la vigilia, las comorbilidades cardiovasculares, anímicas, cognitivas y los efectos adversos de alternativas terapéuticas inadecuadas, el verdadero motivo de consulta, su abordaje debe considerar la asociación con condiciones fisiológicas específicas como el embarazo y fisiopatológicas como la uremia, así como la comorbilidad con otros trastornos de movimiento, trastornos psiquiátricos u otros trastornos del sueño.

El trastorno de movimiento periódico de las extremidades (TMPE) y su elevada presencia asociada al síndrome de piernas inquietas, debe hacer sospechar de su coexistencia, dado que el último en enterarse suele ser quien los padece. Estos movimientos estereotípicos, espasmódicos y periódicos varían de leves e imperceptibles en la mayoría de los casos a movimientos complejos a los que es indispensable estudiar mediante el registro polisomnográfico. Es indispensable la cuantificación adecuada de movimientos, la tecnología actual permite enriquecer los estudios del sueño con la video-electroencefalografía y facilitar el diagnóstico diferencial.

El avance en el estudio de la fisiopatología ha evidenciado la importancia genética en la regulación del hierro y ha permitido la investigación fenotípica en modelos animales. Evidentemente la deficiencia de las concentraciones de hierro contenida en la sustancia nigra en los cuerpos celulares de neuronas dopaminérgicas que se proyectan al estriado, un área crucial para la modulación del movimiento. Sin embargo, los pacientes suelen presentar valores de hierro dentro de los límites de normalidad fuera del cerebro, lo cual implica una complicación para la prescripción suplementaria de dicho elemento y su monitoreo. 

Lo que ha obligado a investigar la causa de disminución específica de hierro a nivel central. En modelos animales se ha evidenciado que la falta de actividad física podría estar involucrada en la alteración de las concentraciones de hierro. Estos hallazgos plantean que la vida sedentaria podría estar ligada íntimamente como un factor ambiental en la expresión de trastornos de movimiento. Cabe resaltar que la evidencia de deficiencia de hierro abre un abanico de posibilidades diagnósticas que requieren ser correlacionadas con la clínica y estudios complementarios.

En estudios de imagen con resonancia magnética funcional han evidenciado alteraciones estructurales en la corteza somatosensorial a nivel del giro poscentral bilateral y del cuerpo callosos posterior en pacientes con trastornos SPI-TMPE y el estudio de la microestructura de sueño ha evidenciado alteraciones en el comportamiento del sueño NMOR y su fragmentación.

Con respecto al tratamiento tanto del SPI-TMPE, el cambio de estilo de vida con la incorporación de las medidas de higiene de sueño, son el primero y más importante paso, desde edades tempranas. El tratamiento farmacológico podríamos dividirlo entre no-dopaminérgico vs. dopaminérgico (agonistas dopaminérgicos). El plan terapéutico debe considerar la administración suplementaria de hierro dada la evidencia en ensayos clínicos, sin embargo, debe estar basada en una evaluación integral y la búsqueda exhaustiva del origen de las pérdidas insensibles de material hemático. Factores exacerbantes puede ser la administración de otros fármacos como antidepresivos o los antihistamínicos.

Las razones para la búsqueda de otras alternativas terapéuticas son la falla al tratamiento y la necesidad de incrementar dosis y aumentar los efectos adversos, así como el riesgo de dependencia (benzodiacepinas y opiáceos). Cabe resaltar que la última opción de tratamiento farmacológico son los opiáceos. Los tratamientos no farmacológicos aún se encuentran sin datos concluyentes, es el caso de terapias complementarias con fitofármacos como la Melissa officinalis L, milenarias como la acupuntura o más recientes como la estimulación magnética transcraneal.

Bibliografía

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17 August 2021
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