Modos de Consecución de Excelencia: “Decir no Puedo Es Renunciar a Los Sueños”
“Nada más sorprendente que el mediocre culpe de sus fracasos a otros y no acepte que lo que menos tiene son sueños” Byron Dueñas. Todas estas mentiras serían inocentes y tendrían validez, si no fuera porque existen personas que luchan todo el tiempo por mejorar su condición de vida, renunciando a comodidades temporales o banalidades pasajeras. Puede decirse que, lo contrario de la mediocridad o facilismo es la excelencia, que no es otra cosa que: “lo de superior o bondad que hace digna de aprecio y estima una cosa o a una persona”. En este punto, se puede argumentar que: ¡La excelencia es una puerta que se abre a las oportunidades! y todos podemos llegar a ella.
La excelencia no es solo una cuestión operativa o de saber hacer, tiene mucho más, un lado moral que implica conseguir el mejor rendimiento para ser una mejor persona, es por eso que, para muchos es una cuestión de aprendizaje y alcanzar buenas notas, pero desconocen que alcanza un plano espiritual, de satisfacción, crecimiento y desarrollo personal. Frente a esto, Aristóteles pensaba que: “La excelencia es un arte ganado a base de entrenamiento y hábito. No actuamos correctamente porque tengamos excelentes virtudes, sino que somos virtuosos porque actuamos correctamente. Somos lo que hacemos repetitivamente. La excelencia entonces, no es un suceso sino un hábito”, por lo tanto, se argumenta que: un estudiante que se exige mucho y trabaja con dedicación tiene la virtud de la excelencia. Muchos estudiantes se preparan solo para los exámenes, creyendo que lo más importante son las notas y que ellas hablaran por ellos, pero se les olvida que, hay cosas mucho más importantes, como el qué hacer con el conocimiento, el servicio a los demás, la salud y la familia.
La excelencia es una búsqueda continua, ya que, es un proceso que rara vez termina mientras exista una posibilidad de crecer y mantener vigentes el espíritu joven, ilusionado y activo. Es el resultado de una inquietud por mejorar el rendimiento, de optimizar los resultados y es una expresión externa de integridad interna, pasión y un fuerte sentido de marcar una verdadera diferencia con la mediocridad, facilismo e ignorancia. Es lógico de comprender que, La búsqueda de la excelencia no descansa, no permite pausas, no consiente excepciones, requiere trabajo diario, porque está basada en los propios valores y retos que se ponen a prueba todos los días, sin excepciones. No cabe duda argumentar que: Si alguien trabaja mucho, día a día, formando el espíritu, creando buenos hábitos de estudio y tiene éxito, alcanzó la excelencia. Como muy bien lo dice Will Eisner: “En cuanto a mí, estoy en busca de la excelencia. No tengo tiempo para envejecer”.
El reconocimiento viene de la mano de la excelencia y es la forma más noble de hallarlo, porque, para quien busca la excelencia en todos sus actos el éxito no suele ser tan importante como lo óptimo del resultado. Si no se busca la excelencia, es difícil de encontrarla, ya que, su búsqueda implica actuar con excelencia, dando siempre lo mejor de uno, inclusive, si pereciera lejana y difícil. Es válido el siguiente argumento: La mayoría de personas asegura que la excelencia no acepta el facilismo, la comodidad y la ignorancia. Esto se ratifica con lo que dice John Grinder: “Si usted va por el mundo buscando la excelencia, encontrará la excelencia; si va por el mundo buscando problemas, encontrará problemas. O, como dice el proverbio árabe: Lo que pueda significar un trozo de pan dependerá de que tengas hambre o no”. Es el interés y el esfuerzo lo que marca la diferencia entre la excelencia y la mediocridad, porque, solo el hecho de dejar de ser espectadores del éxito ajeno y desear y actuar para conseguirlo ya nos lleva un paso más cerca de los demás.
En conclusión. Un estudiante que se exige mucho y trabaja con dedicación tiene la virtud de la excelencia. No cabe duda argumentar que: Si alguien trabaja mucho, día a día, formando el espíritu, creando buenos hábitos de estudio y tiene éxito, alcanzó la excelencia. Y la mayoría de personas asegura que la excelencia no acepta el facilismo, la comodidad y la ignorancia. Por lo anterior dicho se puede concluir que: La excelencia se la alcanza con una actitud positiva, reconociendo los errores y empeñándose en resolverlos. También, es muy importante tener en cuenta que, hay que saber reconocer y aprovechar las oportunidades que nos ofrece la vida y tratar de hacerlas bien, con constancia, ya que, el éxito se nutre de la excelencia.