Percepción del Dolor por Nuestro Cuerpo
Un cuestionamiento importante es ¿como nuestro cuerpo es capaz de sentir dolor?. Primeramente es muy importante diferencial el concepto de dolor del concepto de nocicepción. Esta última es la percepción de señales eléctricas en el sistema nervioso, las cuales se originan por la estimulación y activación de receptores sensoriales que se localizan en la periferia y que nos informan acerca del daño a algún tejido (Loeser y Treede, 2008). Es decir el mecanismo a través del cual nuestro cuerpo es capaz de sentir el dolor. Para que nuestro cuerpo sea capaz de sentir dolor se necesario que ocurran 4 elementos fundamentales dentro de la vía del dolor:
- traducción
- transmisión
- modulación
- percepción
El primer elemento de la vía del dolor es la traducción, que tiene lugar en las terminaciones nerviosas de las fibras sensoriales, y es el proceso de convertir un estímulo nocivo en una señal eléctrica. Pero para que el estímulo nocivo sea convertido en dicha señal eléctrica, se necesita que los receptores sensoriales (nociceptores) sean activados (Basbaum et al., 2009; Loeser y Treede, 2008). Un nociceptor es un receptor que se activa preferentemente por un estímulo que puede ser nocivo o inocuo. Nuestro cuerpo está repleto de nociceptores, por lo tanto podemos localizar nociceptores en la piel o en cualquier otro órgano de nuestro cuerpo.
Una vez que el nociceptor convirtió el estímulo nocivo en una señal eléctrica, esta última necesita ser envía desde el sitio del estímulo hacia la médula espinal momento donde ocurre el segundo elemento la transmisión que es la propagación de la señal eléctrica a lo largo de la vía nociceptiva. La vía nociceptiva se trata del conjunto de fibras sensoriales por donde la señal eléctrica (estímulo nocivo) viaja (Loeser y Treede, 2008). Nuestra piel está repleta de diferentes fibras sensoriales entre las que destacan las fibras A, las fibras A y las fibras C. Cada una de estas fibras codifica información sensorial, pero son diferencialmente sensibles a estímulos tanto nocivos como inocuos. Es importante saber que bajo condiciones normales, las únicas fibras que transmite la información nociceptiva son las fibras C y A, pero no las fibras A.
Las señales eléctricas que viajan por las fibras sensoriales se trasmiten a la médula espinal y posteriormente son enviadas a nuestro cerebro. Durante varios años se pensó que la médula espinal era únicamente una estructura que funcionaba como centro de revelo para la información nociceptiva. Sin embargo, actualmente se sabe que la médula espinal tiene una compleja red de circuitos que comprende neuronas, células gliales e interneuronas (Basbaum et al., 2009). Por tal motivo, la médula espinal no sólo se encargan de transmitir la información sensorial proveniente de la periferia hacia el cerebro; sino que la médula espinal también es capaz de alterar las señales nociceptivas (inhibir o amplificar el estímulo nocivo), lo que se conoce como modulación de información nociceptiva.
Finalmente, cuando la información sensorial es modulada a nivel de la médula espinal, la señal eléctrica se conduce a través de neuronas de proyección hacia centro superiores (cerebro) donde ocurre el último proceso de la vía del dolor la percepción. La percepción es la integración de los estímulos nociceptivos con factores cognitivos y emocionales para finalmente crear la experiencia del dolor.
Para que la experiencia del dolor sea creada se necesita la participación de diferentes factores como el factor sensorio-discriminativo que participa en la percepción y la detección del estímulo nocivo per ser. Este factor le permite al cuerpo ser capaz de conocer la intensidad, la localización, así como la duración y el patrón de temporalidad y calidad. Las estructuras cerebrales encargadas de ofrecer dichos aspectos a la experiencia del dolor son el tálamo y la corteza motora.
Otro aspecto importante durante el desarrollo de la experiencia dolorosa es el elemento afectivo-cognitivo. Dicho elemento trata de relacionar el dolor con diversos aspectos emocionales como el estado de ánimo, la memoria al dolor e incluso la capacidad de soportar el dolor así su racionalización. Los aspectos emocionales que forman parte del dolor están a cargo de la corteza insular y cingular así como por el sistema límbico que incluye principalmente la amígdala (Tracey y Mantyh, 2007). Lo anterior, deja ver que el dolor es un estado subjetivo que puede ser influenciado, importantemente, por varios factores como las emociones e incluso factores socio-culturales.