Porque hay que Dar las Gracias a las Personas: Gratitud en mi Vida
Actualmente tengo un criterio mas formado sobre mi vida por lo que considero que soy una persona que todos los días se esfuerza por ser virtuosa porque para ser virtuoso, hay que cultivar el aprendizaje, la práctica y habituación ya que nadie nace con conocimientos sobre moral. Asevero que la gratitud es una virtud indispensable en mi vida con la que me identifico mucho porque dar las gracias a las personas que aportan con un granito de arena en mi felicidad, crecimiento y formación me nace desde el fondo del corazón.
Mi familia ha sido mi primera escuela de vida, desde temprana edad mi padre y mi madre me inculcaron muchos valores en un ambiente de amor, estoy segura que ellos son los mejores educadores que han hecho de mi una persona buena, honrada, respetuosa, íntegra, humilde, responsable y sobre todo agradecida. Mis padres son el pilar fundamental de mi vida, ellos han logrado que conozca el bien, ame el bien y haga el bien; día a día hacen lo posible e imposible para cuidarme, y sacarme adelante, se esfuerzan al máximo en ser los mejores padres, educando a mi hermana y a mí, y como no ser agradecida con ellos si les debo mi vida y mucho más. Pienso que la única manera de pagarles es siendo la niña de bien que ellos formaron a lo largo de 16 años, que mayor felicidad para ellos verme triunfar en todo lo que me propongo siempre con humildad.
Ser agradecida es un sentimiento que lo transmito a diario mediante una acción, ya sea con palabras, detalles pequeños pero muy significativos, o de cualquier otra manera que me permita hacer sentir valorada a otra persona. Reconozco que la gratitud en mi vida es una virtud que la he ido formando y moldeando constantemente lo que me convierte en una persona más bondadosa y compasiva, porque de verdad tengo un corazón muy blando que no mira la apariencia y mucho menos la clase social para brindar ayuda, agradecer o expresar un saludo; un corazón agradecido nunca olvida ninguno de los beneficios que Dios le ha dado. Vuelvo a dar las gracias a mis padres porque poco a poco me estoy dando cuenta que estoy llena de valores que actualmente se están perdiendo no solo en jóvenes si no también en adultos, por esta situación me siento muy desconcertada.
Tengo algo muy claro, agradecer a cualquier persona que te haga un gesto amable por más pequeño te hará visualizar las cosas de una manera diferente y clara, que lo pequeño sea grande, y que lo que tienes sea suficiente. No por decir un “muchas gracias” me voy a avergonzar; por el contrario esta pequeña expresión insignificante para muchos, tiene una definición más íntima, más viva, más profunda que renueva mis fuerzas y arranca sonrisas que me llenan el corazón, además tiene un enorme poder en la relación con Dios porque a la gente agradecida se le reitera el doble de bendiciones. Las consecuencias de no ser agradecido pueden ser muy desagradables porque si el agradecimiento engrandece el amor de Dios, podría decir que la falta de agradecimiento provoca que ese favor muera y se extinga convirtiéndote en una persona desleal.
Cada vez que me detengo a ver lo positivo de la vida, tomo más conciencia de lo que tengo y ¿sabes que? no deseo cambiar absolutamente nada, porque lo tengo todo y no me refiero a lo material, me refiero a mi hermosa familia, a las personas que me hacen muy feliz, que complementan mi mundo y hacen de el un lugar encantador y lleno de felicidad donde todas las personas con buenas vibras y buenos deseos son bienvenidas, ya que es un honor contar con amistades verdaderas que inspiren prosperidad y superación. A pesar de ello se que no puedo agradecer solo lo bueno y esperar que lo malo desaparezca. Pienso que las experiencias y las personas negativas son una vía para mejorar. Ambos me dan motivos, conocimientos y razones para continuar por lo que debería demostrar gratitud ya que es una expresión de fe que trae paz al corazón.
Por el trayecto de mi corta vida han pasado muchas personas que solo han transmitido vibras y deseos negativos a mi vida. No puedo negar que me he quebrado miles de veces pero el apoyo constante de mi querida madre nunca permitió que me de por vencida, mas bien me ayudó a convertirme en una persona fuerte. No les di el gusto de destruirme y bajarme el autoestima porque yo valgo mucho más de lo que piensa, he tratado de ser mejor y diferente al resto, he aprendido a salir adelante a pesar de estas adversidades que para mi son solo una pequeña piedra en mi zapato que no me hieren más bien contribuyen a mi formación cada día, a madurar y a ver la realidad del mundo; lo que no saben es que en vez de hacerme daño me hacen más fuerte y valiente, pero también conozco la palabra perdón que si algún día se arrepienten la tendré siempre presente.
Siempre, hay algo que agradecer. Un día radiante, el olor de las rosas, el estar juntos a tus padres, tener salud y alimentos o simplemente el hecho de respirar porque la gratitud es el regalo más bello que nos hacemos a nosotros mismos cuando reconocemos nuestras fortalezas y debilidades. Sentir gratitud es precisamente porque se elige ver lo mejor de cada persona y guardarlo en la memoria. Las personas aquella virtud reconocen que la ayuda mutua es un valor muy importante y por eso no solamente son capaces de estimar la ayuda que reciben, sino que también están dispuestos a ayudar a los demás, implica tener una gran suerte de deuda moral con quien nos hace el bien. Por eso no todos saben agradecer, y es que es una virtud que solamente tienen los mejores. Agradece por no tener hoy todo lo que deseas. Si lo tuvieras, ¿qué ilusión quedaría para mañana?.