Reflexión Sobre el Sufrimiento y el Pecado Desde el Punto de Vista Religioso
Como dice la introducción del libro de González Carvajal, la teología es una reflexión en la cual el creyente intenta comprender mejor su fe, por ello decidí seleccionar este libro. Con respecto a los capítulos, he seleccionado para mi lectura personal y reflexión los dos siguientes: ‘El pecado original’ y ‘Oye Dios ¿Por qué sufrimos?’.
En cuanto al primer capítulo, el pecado original, el autor nos va mostrando a través de varios textos y argumentos, de manera coherente y razonada, la historia del pecado original.
Carvajal, plantea diferentes interrogantes que ha día de hoy nuestra sociedad se sigue preguntando, como por ejemplo ¿Por qué suceden cosas malas a la gente buena? Hay religiones que suponen que, si Dios creó todo, esto implica también el mal, en cambio, hay otras religiones que solo quieren potenciar la bondad de Dios, alegando que existe una especie de ‘antidios’. No obstante, el Génesis confirma que ninguna teoría es cierta, pues fue el mismo hombre quien introdujo el mar en el mundo al abusar de la libertad que Dios le dio. Por lo tanto, Dios creó todo menos el mal.
El autor hace un paralelismo de la responsabilidad colectiva de los semitas con la sociedad actual, la cual se caracteriza por un egocentrismo incrustado, donde el mal es responsabilidad ajena. A la unión de los pecados San Juan los llamaba pecados del mundo ya que influía en el futuro de los hombres. El autor explica que surge un problema entre los sentimientos extrínsecos e intrínsecos en la persona, pero que la historia nos ha hecho acabar siendo personas con el corazón de piedra. Cabe destacar que para la iglesia el pecado original era cualquier circunstancia que tuviera como consecuencia el alejamiento de Dios y la comunidad.
En resumen, el pecado original es ‘en el mundo y en nuestro corazón hay mayor cantidad de mal de la que podríamos esperar atendiendo a la mala voluntad de los hombres’, pero eso no significa el fin, pues como dijo Pablo ‘donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia’.
En el capítulo 7, ‘Oye, Dios, ¿por qué sufrimos?’ el autor nos plantea que bastantes creyentes ven a Dios como el responsable de todos los males que suceden en el mundo. Sin embargo, es ilógico y poco creíble que Dios quiera el sufrimiento de los hombres, pero hay sufrimiento, esto hace a los teólogos plantearse una serie de preguntas sobre las cuales reflexionar. Por ello, el autor nos explica que el camino que Dios nos ha proporcionado es inescrutable, es decir, no sabemos cuales son sus razones para que sucedan o no las cosas, pero hay que tener claro que siempre tiene unos buenos motivos para que así sea.
De igual forma, sigue rondando la famosa pregunta ‘¿Por qué existe el sufrimiento?’. Analicemos coherentemente que el sufrimiento físico se da por la naturaleza mientras el sufrimiento moral es causado por el hombre. El mal físico nos enseña que toda perfección tiene su propia imperfección, mientras que el mal moral nos enseña que debemos elegir las cosas bien y no hacerlas mal, abusando de la libertad que se nos otorga. Carvajal señala que el sufrimiento siempre irá ligado a un alo de misterio.
Hay que destacar que Dios sufre con nosotros, y nos concede instrumentos para evitar, dentro de lo posible, el sufrimiento. Nos concede la inteligencia para poder estudiar las leyes de la naturaleza y saber como vencer los males físicos y la moral. En definitiva, Dios lucha contra el sufrimiento y el mal a través de nosotros, nunca nos deja solos.
Finalizando, he elegido estos dos capítulos pues me han servido para reflexionar sobre mi fe y comprenderla mejor, puesto que, son temas que siempre han rondado en mi cabeza y no comprendía. Con ellos, he aprendido y modificado ciertos aspectos de mi fe los cuales estaban absortos en una fe infantil, la cual se basaba en que el pecado todavía era una mancha y el sufrimiento causado con un objetivo concreto. Tras las lecturas, he comprendido que el pecado, surge cuando abusamos de nuestras libertades, y que Dios lucha contra el mal a través de nosotros, datos reconfortantes pues siempre tenía una idea equívoca.