Renacimiento, El Inicio De La Securalizacion Y La Beneficiensa Civil
Introducción.
En los años del Renacimiento se hace patente una mayor implicación de los poderes públicos en el control de los hospitales. Las autoridades municipales y estatales comienzan a admitir que los hospitales están bajo su responsabilidad. Y el Estado comienza a hacerse cargo de la beneficencia pública. Se inicia así la secularización de los hospitales.
Desarrollo.
La función prioritaria de los hospitales continuó siendo la lucha contra los problemas derivados de la pobreza. Sin embargo, en la Edad Moderna la lucha contra la pobreza se realizó desde unos presupuestos y con una finalidad distinta a los medievales.
En la Edad Media la pobreza había tenido un cierto carácter sagrado. Es cierto que se condenaba la ociosidad y la pereza, pero la pobreza se consideraba inevitable y querida por Dios. Y constituía un excelente medio de redención y perfeccionamiento espiritual, más seguro para la salvación del alma que la posesión de riquezas.
Además, la caridad cristiana obligaba a auxiliar especialmente a los pobres. Y las oraciones de los pobres agradecidos podían beneficiar a sus benefactores. Pero en la Edad Moderna el pensamiento mercantilista comienza a ver en los pobres una mano de obra desempleada que resulta gravosa para el resto de la comunidad.
Y la pobreza pasa a ser vista, además, como la fuente principal de la delincuencia. De ahí que vayan apareciendo las leyes modernas contra la mendicidad, y se creen instituciones donde se recluye a los pobres y se les obliga a realizar un trabajo. Consecuentemente con este cambio en la valoración de la pobreza los antiguos hospitales, que tenían una función asilar basada en la caridad, pasarán a tener ahora una función de reclusión al servicio del orden social.
Esta nueva aspiración de las autoridades civiles a que el hospital mantenga el orden social puede verse ya en Luis Vives, quien afirmaba en 1526: “Doy el nombre de hospitales a aquellas instituciones donde los enfermos son mantenidos y curados; donde se sustenta un cierto número de necesitados; donde se educan los niños y las niñas; donde se crían los hijos de nadie; donde se encierran los locos; y donde los ciegos pasan la vida. Sepan los regidores de la Ciudad que todos estos cuidados son de su incumbencia”.
La nueva fórmula sanitaria que se recomendaba en todos los Estados modernos era: eliminación de la mendicidad; unificación y organización eficiente de todos los recursos; y paso del control de las instituciones a las autoridades municipales o nacionales.
Conclusión.
No obstante, la idea de que el cuidado y el control de los pobres son responsabilidad de la comunidad y no un monopolio eclesiástico, solo se impuso definitivamente durante la Reforma protestante. Y este proceso de secularización de la asistencia fue más acelerado en los países de religión protestante, y en las ciudades con una burguesía floreciente.
En cualquier caso, en toda Europa comenzaron a fundarse hospitales reales y municipales. Y en las grandes ciudades algunos hospitales religiosos pasaron a jurisdicción civil. En España fueron hospitales renacentistas de fundación real: el Hospital de la Santa Cruz de Toledo, el Hospital de los Reyes Católicos en Santiago, y el Hospital Real de Granada.