Rudolfo Anaya: Bendíceme, Última
Introducción
Un gran aspecto que forma parte de la comunidad latina en los Estados Unidos es la religión. La gran mayoría de latinoamericanos son católicos y usan su religión como base moral que guía sus acciones y comportamientos. En Bendíceme, Última, Rudolfo Anaya se enfoca en la importancia que la religión tiene en la vida del personaje principal, Antonio Mares Luna, al crecer en una familia mexicoamericana viviendo en Nuevo México a mediados del siglo XX. Cuando Última, el otro personaje principal. Llega a vivir con la familia Mares Luna, esta va a convertirse en una influencia esencial en la vida y crecimiento de Antonio, así como las experiencias que este va a vivir y a observar. A través del uso de la religión católica, las creencias paganas y el ateísmo, Rudolfo Anaya muestra la importancia de la religión en la cultura latinoamericana en los Estados Unidos.
Desarrollo
Antonio, un niño de siete años, y su familia viven el pueblo de Guadalupe en Nuevo México en los años 40s. Antonio recuerda como un día Última, una curandera muy famosa y respetada en la comunidad, llega a vivir a su casa, invitada por los padres de Antonio debido a su alta edad y el hecho de que esta no tiene a nadie más en el mundo. La madre de Antonio, María, en particular le tiene mucho aprecio y respeto a Última por todo lo que esta hizo por ella en el pasado, y en forma de agradecimiento decide invitarla a vivir con ellos los últimos días de su vida. María es una ama de casa muy apegada a su religión, Mi madre era una católica devota, y es por eso que veía que la salvación del alma estaba ligada a la Santa Madre Iglesia. Ella trataba de ser una buena católica y como tal asistía a misa cada domingo, asegurándose de que toda la familia la acompañara. En su casa tenía un pequeño altar con la Virgen de Guadalupe en el que rezaba todos los días. Antonio, al ser el hijo más pequeño de la familia, recibía especial atención de parte de su madre la cual trataba de inculcar en Antonio todas sus creencias, ya que esta tenía la esperanza de que su hijo se convirtiera algún día en sacerdote.
Una vez que Última llegó a vivir con la familia de Antonio, este empezó a ver sucesos que la religión católica y las creencias de su madre no podían explicar Última me tomó de la mano y los callados poderes que poseía le dieron una increíble belleza al llano raso bañado por el sol, al verde valle junto al río y a la cuenca azul, hogar del blanco sol. Para Antonio, casi desde el momento en que conoce a Última, esta tiene cierto tipo de poderes mágicos, creencia que iba en contra de su religión. La magia y la brujería eran cosas del demonio según la religión, pero ni con ese pensamiento Antonio veía mal a Última, al contrario, él sentía un lazo especial entre ellos dos al momento de conocerla y sentir su mano.
Cuando Antonio presencia por accidente la muerte de Lupito, Antonio se pregunta porque Dios permite que esas cosas pasen. Antonio sentía que Lupito necesitaba ayuda, y en su lugar los hombres del pueblo le dispararon a matar Un hombre de llano dijo no le quita la vida a un llanero a menos que haya una causa justa. Y no creo que tu padre le haya disparado a Lupito anoche. Y más importante aún, mi hijo, nunca debes juzgar a quién va a perdonar Dios y a quién no. Cuando Antonio le confiesa a Última sus pensamientos y dudas que comienza a tener respecto a lo que hasta ese momento creía de la religión de su madre, Última ayuda a Antonio a ir forjando sus propias ideas al responderle que los hombres del pueblo debieron haber tenido una buena razón para dispararle a Lupito, además que Dios es el único que decide a quien perdonar y Antonio no debe perder su tiempo preocupándose en esos asuntos. Los consejos de Última siempre hacen sentir a Antonio bien y tienen una gran influencia en los pensamientos que Antonio va a ir desarrollando respecto a sus creencias.
Samuel, un compañero de clase, le cuenta a Antonio la historia de la carpa dorada la cual proviene de la boca del indio Jason y tiene que ver con la historia de su pueblo. La historia dice que un dios se convirtió en una carpa dorada para así poder proteger a su pueblo que consistía de las demás carpas nadando en el río. Antonio tenía entendido que no era bueno pescar y mucho menos comerse a las carpas, pero nunca se había enterado de la razón. Otro compañero de clase, Cico, lleva un día a Antonio para que este vea con sus propios ojos a la carpa dorada que nada en un estanque cristalino río arriba. Antonio primero debe prometerle mantener el secreto Sabía que había sido testigo de algo milagroso, la aparición de un dios pagano, algo tan milagroso como la curación de mi tío Lucas.
Y, pensé, el poder de Dios falló donde el de Última tuvo éxito. Después de ser testigo de la existencia de la carpa dorada, Antonio volvió a tener dudas sobre sus creencias religiosas, ya que como católico él no podía ni debía creer en la existencia de otros dioses. Antonio, sin embargo, no podía negar su existencia, él acaba de verlo con sus propios ojos, igual que presencio como Última había curado a su tío Lucas incluso cuando ni la propia iglesia había podido sanarlo. Dado lo presenciado, los sentimientos de confusión y culpa comenzaron a invadir a Antonio él cuál ya no sabía que pensar o creer, así que decide preguntarle a Última por su opinión Antonio -dijo calmadamente y puso su mano sobre mi hombro, no puedo decirte lo que debes creer.
Tu padre y tu madre te lo pueden decir, porque tú llevas su sangre, pero yo no puedo. Al crecer y convertirte en hombre deberás encontrar tus propias verdades. Una vez más, Última aconseja y hace sentir mejor a Antonio, ayudándolo a encontrar su propio camino y creencias. Antonio se había estado sintiendo muy confundido al darse cuenta de que las creencias de la religión de su madre y los fenómenos que él había presenciado chocaban entre sí, pero con las palabras de Última, Antonio aprende que él puede ir forjando sus propias ideas y creencias basadas en sus propias experiencias mientras vaya creciendo.
Florencio, otro compañero de escuela de Antonio, formaba para del grupo de amigos de la primaria que se juntaban en el pueblo. Antonio sabía que Florencio no creía en Dios dado que Florencio lo contaba a todos los niños, especialmente a Antonio, dado que estos frecuentemente hablaban de diversos temas. Antonio se preocupaba por la falta de creencia en Dios por parte de Florencio. Tenía miedo por la condenación de su alma y trataba de hacer que Florencio creyera. Sin embargo, Florencio tenía muy buenos argumentos por los que no creía en Dios. Florencio no tenía padres, habían muerto cuando él era muy pequeño, y sus hermanas se dedicaban a la prostitución en la casa de Rosie Así que me pregunto continuó cómo puede Dios permitir que esto le suceda a un niño.
Nunca pedí nacer. Pero me dieron la vida, el alma, y Dios me pone aquí para castigarme. ¿Por qué? ¿Qué le hice para merecerlo, eh?. Antonio trató de responder las preguntas de Florencio, pero esto lo hizo darse cuenta de que había muchas respuestas que Antonio no conocía y no podía explicar con su religión, especialmente no podía explicarse por qué Dios le había dado una vida tan dura a Florencio. No podía comprender como cosas tan malas les pasaban a personas buenas, y para su consuelo, decidió pensar encontraría todas esas respuestas después de hacer su primera comunión. Cuando Florencio fallece en el río, Antonio es mandado a pasar el verano en la casa de los Luna, la familia de su mamá, esto por la sugerencia de Última.
Ella pensaba que le haría bien a Antonio estar lejos del lugar en donde había sido testigo de muertes y tanto dolor. Última sentía que pasar un tiempo con los Lunas sería bueno para el espíritu de Antonio, además que él podría aprender mucho de la familia Luna. Camino al pueblo de los Luna, Antonio interroga a sus padres sobre su familia y su religión, lo que piensan sobre el bien y el mal. Las respuestas de su padre y los consejos y lecciones de Última ayudaron a Antonio a comenzar a entender que él no tiene que ser solamente un Mar como su padre, o un Luna, como su madre. Antonio puede ser simplemente él, una combinación de las dos familias, y de la misma manera no tiene que creer y ser parte de una sola religión o creencia. Antonio puede creer en sus propias ideas.
Conclusión
El resto del verano fue bueno para mí, bueno en el sentido de que yo estaba lleno de su riqueza y sacaba fuerza de todo lo que me había pasado, así que aun al final, la tragedia no pudo derrotarme. Y eso fue lo que Última trató de enseñarme, que las consecuencias trágicas de la vida pueden sobrellevarse con la fuerza mágica que reside en el corazón humano. Se puede observar el crecimiento espiritual de Antonio desde el comienzo de la novela hasta el final. Después de todas las experiencias que vivió y presenció, Antonio se encuentra tranquilo consigo mismo y con lo que cree.
Ya no hay confusión ni conflictos en sus pensamientos. Antonio puede creer lo que quiera de cada una de las creencias y religiones que tienen las personas, así creando su propia religión. Última fue una persona de suma importancia para que Antonio desarrollara sus propias creencias, y Antonio lo sabe y lo reconoce. Rudolfo Anaya cuenta la historia de Antonio en la que muestra como la religión y las creencias muy arraigadas con la cultura latinoamericana influyen de manera muy importante en el desarrollo de uno como persona en su propia cultura.