Terrorismo Vivido En Nigeria Por Boko Haram
Introducción
El “Estado Islámico en África Occidental”, más conocido como Boko Haram, es el nombre de un grupo insurgente de carácter fundamentalista islámico activo en Nigeria, Camerún, Chad, Níger y Malí. Uno de sus objetivos declarados es el establecimiento de la Sharia o Ley Islámica como norma vigente en todos los estados de Nigeria, y no solo en la parte norte del país en donde es aceptada por sectores de la población, quienes la consideran como un código de justicia informal. A su vez, la Sharia es ampliamente rechazada por quienes viven al sur del país donde son mayormente cristianos y se oponen a su imposición.
Desarrollo
Con una población de 175 millones, Nigeria es la nación más poblada de África y es considerada una potencia política y económica en el continente. Debido a esto, es importante prestar atención a lo que sucede en este país, teniendo en cuenta la evidencia de lo sucedido en Mali, dado que cualquier insurgencia local sin resolver tiene el potencial de convertirse en un problema mundial. En Nigeria, cuando el ejército y el Estado no pueden -o no quieren- hacer frente al problema, la población civil se ve obligada a conformar milicias de voluntarios. Estos grupos de individuos en armas llamados “paramilitares” como la “Fuerza Conjunta de Operación Civil”, una organización civil que ayuda al Estado en su lucha contra el terrorismo.
Operan principalmente en los Estados del norte de Nigeria donde Boko Haram tiene mayor presencia. Pero, cabe preguntar ¿Por qué?, a pesar de que la población del norte aborrece la violencia, hay una buena cantidad de simpatía y apoyo de los lugareños hacia la ley Sharia, vista por muchos como la única manera de acabar lo que es ampliamente considerado como un gobierno corrupto e inepto. La pobreza prevalece en la región del norte y mientras los militares luchan por detener los ataques de Boko Haram, el grupo militante está ganando lo que quizá sea su batalla más importante: hacer que los nigerianos cuestionen la competencia del gobierno.
Además, grupos defensores de derechos y ONGs han acusado a las autoridades locales de violar los derechos humanos en la lucha en contra del grupo, lo cual se suma al sentimiento antigubernamental. Según un informe hecho por Amnistía Internacional, Boko Haram efectuó al menos 65 ataques que causaron la muerte a 411 civiles y secuestró al menos a 73 personas. Por otro lado, varias ONG reportan que el actuar del gobierno no ha sido el adecuado, puesto que se reportan detenciones y reclusiones arbitrarias. Las fuerzas armadas detuvieron y recluyeron de manera ilegítima -sin cargos- a cientos de mujeres, en algunos casos porque se creía que eran familiares de miembros de Boko Haram.
Entre ellas había mujeres y niñas que afirmaban ser víctimas de Boko Haram. Las mujeres denunciaban condiciones de reclusión inhumanas como, por ejemplo, la falta de atención a la salud para las que daban a luz en las celdas. Precisamente, la cara más visible de las atrocidades de Boko Haram en Nigeria son los cientos de niñas convertidas en armas de guerra: secuestradas, violadas, masacradas, mutiladas e incluso olvidadas por el Estado. Por otro lado, según ACNUR, la insurgencia de Boko Haram ya se ha extendido hasta Níger, afectando desde 2015 a la región de Diffa. Esta región alberga actualmente a casi 250.000 personas desplazadas.
Una cifra que incluye tanto a personas refugiadas de Nigeria como a ciudadanos de Níger en situación de desplazamiento dentro de su propio país. Además, desde comienzos de 2018, la violencia en la región de Diffa perpetrada por miembros de Boko Haram ha escalado significativamente, alcanzando una cifra récord de víctimas civiles y de movimientos secundarios que han escalado el número de víctimas y de actos violentos contra la población civil. Teniendo en cuenta este contexto, es posible afirmar que el actuar de Boko Haram se enmarca en un modus operandi terrorista. Según Soraya Zuinaga, en la mayoría de los casos.
Al terrorismo se le asocia directamente con objetivos en algunas zonas geográficas del planeta claramente definidas, pero no es menos cierto, que ningún país está a salvo de sufrir en algún momento un ataque perpetrado por personas dedicadas a esta actividad, como es el caso de Camerún, Chad, Níger y Malí. Pero, a pesar de todos estos acontecimientos que afectan la paz, la seguridad y la estabilidad de los Estados y de sus ciudadanos, aún no se ha logrado una definición consensuada del fenómeno terrorista. Es por esto que, a efectos de este trabajo se usarán definiciones varias para enmarcar el actuar de Boko Haram.
Lo primero es que el fenómeno del terrorismo como forma de violencia no puede suscribirse a un hecho determinado de la historia de la humanidad, tal cual lo explica Cabrera: Fue el origen propiamente de las guerras, y esto podría fijarse unos diez mil años atrás aproximadamente y no fue entonces que los bandos en lucha descubrieron el efecto del miedo en el contrario, y la posibilidad de usar ese miedo para ganar. En este sentido la violencia sirve como instrumento o medio del terrorismo para influir sobre una determinada audiencia sembrando temor, miedo y terror, estos elementos que afectan la psiquis directa del individuo, se convierten en factores claves para el éxito en el momento de actuar de los terroristas.
El actuar de Boko Haram se entiende como una estrategia, una que busca infundir el miedo, así, el terrorismo entonces se convierte en la estrategia de acción que busca producir la ruptura del orden social establecido mediante la generación y propagación del terror creando en la elección de sus blancos la sensación de inseguridad extrema. La intimidación coercitiva resulta ser una característica inequívoca de los grupos terroristas. Tal cual afirma Heinzen, “El asesinato no está prohibido en la política”, es decir, el uso de la violencia como estrategia para el logro de objetivos políticos. Por este motivo.
La consecución de objetivos políticos empleando el extremo más violento resulta “argumentable” a los ojos de estos grupos terroristas, puesto que, si bien el Estado supone tener para sí el uso legítimo de la fuerza, la realidad es que los grupos terroristas emplean un método de reiterada acción violenta, que hace cuestionar aquella exclusividad del Estado y sugiere un nuevo diálogo sobre el cómo abordar a estos grupos en la actualidad. Punto clave de ello es precisamente la falta de consenso de la definición del terrorismo, puesto que lo que realmente sucede es que se condenan los actos terroristas, pero no al terrorismo.
Un aspecto a resaltar es que a diferencia del asesinato, para el terrorismo el objetivo inmediato de la violencia no es el objetivo final. Estos grupos se nutren del miedo que pueden ocasionar en determinados territorios, por esto las víctimas en su mayoría son civiles elegidos al azar dentro de la población, y se usan como emisores del mensaje terrorista. De acuerdo con lo anterior, un factor clave para los grupos terroristas es la mediación del mensaje, es decir, el uso de los medios de comunicación para dar a conocer su mensaje y su actuar, mismos medios que son usados en doble vía para instaurar células en otros países y hacer más complicada la labor de acabar con el terrorismo.
Conclusión
En conclusión, la definición que he optado por relacionar en este escrito es la expuesta por Rafael Cervera, precisamente porque logra relacionar el actuar de Boko Haram con un contexto académico para dar luz verde a la comprensión del mismo fenómeno del terrorismo, esta es: El terrorismo es una estrategia de relación política basada en el uso de la violencia y de las amenazas de violencia por un grupo organizado, con objeto de inducir un sentimiento de terror o inseguridad extrema en una colectividad humana no beligerante y facilitar así el logro de sus demandas.