Trastorno Bipolar En Edades Tempranas
El trastorno bipolar o anteriormente llamado trastorno maniaco depresivo hasta el año 1980. ( f.) Es una enfermedad mental crónica con una incidencia mayor en las mujeres, se caracteriza por la presencia de un estado de ánimo cambiante entre 2 polos opuestos, los cuales son la manía, que es la fase de exaltación, euforia y grandiosidad y la fase de depresión, que se caracteriza por la presencia de tristeza e ideas de muerte. La duración de estos estados pueden variar considerablemente y la depresión suele ser estado más predominante.
De acuerdo con los criterios establecidos por el Manuel de diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, esta enfermedad se puede clasificar en bipolar I caracterizado por la presencia de un episodio maniaco y al menos un episodio depresivo; bipolar II que requiere de la presencia mínima de un episodio hipomaniaco y una historia de al menos un episodio depresivo mayor previo; el trastorno ciclotímico caracterizado por numerosos trastornos depresivos e hipomaniacos, y el trastorno bipolar no especificado que no cumple con ninguno de los requisitos de los mencionados anteriormente. Este trastorno afecta alrededor del 2% de la población mundial. La edad de aparición de este trastorno puede variar desde una edad temprana que va desde los 17 hasta los 24 años y la tardía que inicia alrededor de los 48 años.
Generalmente los pacientes con trastorno bipolar mueren 20 años antes que las el resto de la población, esto debido al problemas cardiovasculares generados por la mala salud física. El mal estado de la salud se debe en gran parte al sedentarismo y la mala alimentación, misma que contiene gran cantidad de calorías, de la misma manera el tabaquismo y el consumo de sustancias toxicas aumentas el riesgo cardiovascular y la obesidad.
Se ha considerado también factores clínicos, ya que los pacientes tienden a consumir sustancias, en especial en la fase de manía debido a la relación con la búsqueda de placer de estos pacientes. Debido a la impulsividad presente en estos pacientes con este trastorno se ha vinculado a estos con el consumo de sustancias. Aun así, no se ha identificado la existencia de drogas específicas, o si existe un patrón en el consumo de estas sustancias y acuerdo con el estado anímico de estos pacientes.
La enfermedad bipolar (BP) o maníaco-depresiva es un trastorno de la personalidad grave, crónico y recurrente, de origen genético. De acuerdo con Soutullo, Figueroa y Chang (2014) “su prevalencia oscila entre el 1% si incluimos sólo BP y el 7% si incluimos las formas «suaves» del espectro”. El trastorno bipolar comprende episodios de manía y depresión graves. Se diferencia de la depresión grave ya que este no posee la presencia de los síntomas de la manía, mientras que en el trastorno bipolar los episodios depresivos alternan o coexisten con síntomas de manía.
Desde la década del 2000 se venía previendo un aumento de la prevalencia de esta patología en edades tempranas y se la planteaba que existían varias razones para ello, la primera es debido a que, si bien la frecuencia en el adulto es de aproximadamente el 1-2 %, se trata de un trastorno relativamente infrecuente en la infancia y adolescencia y, la mayoría de las veces lo cual se pensaba que era tardíamente diagnosticado. Al final se concluyó que cada día aumenta la frecuencia en niños y adolescentes refiriendo que la única razón era la mayor capacidad de los profesionales para su diagnóstico nuevos trastornos que se dan a nivel de la personalidad lo cual era un campo de desarrollo novedoso.
Según la Asociación psiquiátrica de América latina aproximadamente un tercio de los niños y adolescentes que han sido diagnosticados de depresión podrían padecer los síntomas incipientes de un futuro trastorno bipolar, esto quiere decir que un precedente para sospechar acerca de este trastorno podría partir de este indicio.
De acuerdo con lo que aducen los expertos de la Clínica Mayo, los diagnósticos tienden a confundirse ya que la conmoción emocional y la conducta rebelde son normales durante la niñez y la adolescencia, y en la mayoría de los casos no son señal de un problema de salud mental que requiera tratamiento. En sí todos los niños tienen períodos difíciles; es normal sentirse triste, irritable, enojado, hiperactivo o rebelde por momentos. Sin embargo, si tu hijo tiene síntomas graves, persistentes o de cambios de humor graves, diferentes de los cambios de humor habituales, conducta hiperactiva, impulsiva, agresiva o socialmente inadecuada.
El trastorno de Bipolaridad consiste de dos episodios principalmente:
- El primero refiere dos o más semanas de disminución de la energía, ánimo depresivo, falta de interés en casi todas las actividades, el desempeño cognoscitivo disminuye, así como del lenguaje, sentimientos y pensamientos de minusvalía, desesperanza, incapacidad, culpa, ruina además de la ideación de muerte, que puede llegar al intento suicida. Este es conocido como episodio de la depresión.
- El segundo se basa en un período de más de una semana de duración, en el que se presenta ánimo anormal y persistentemente elevado, expansivo, eufórico, irritable, en compañía de una autoestima elevada, fuga de ideas, distracción, disminución de la necesidad de dormir. En los niños, más que la presentación de una manía eufórica clásica, se encuentran cuadros caracterizados por cortos y frecuentes períodos de labilidad emocional e irritabilidad.
En la práctica clínica algunos de los síntomas del del desorden bipolar suelen confundirse con los síntomas del trastorno por déficit de atención e hiperactividad de acuerdo con lo que refiere. Esto puede llevar a recomendar un tratamiento erróneo y ensombrecer el pronóstico del paciente. El tratamiento de esta patología se basa farmacológicamente en antipsicóticos y estabilizadores del humor en monoterapia o combinados y antidepresivos asociados a antipsicóticos y/o estabilizadores del humor para los episodios depresivos. Como es razonable también se debe enfocar en impartir una psicoeducación, intervención familiar y terapia cognitivo conductual.
En estudios realizados en los EE. UU. en los que se han examinado los patrones de prescripción de medicamentos psicotrópicos en pacientes con trastorno bipolar. La mayoría de estos estudios sugiere que el litio o el valproato son los medicamentos prescritos con más frecuencia, de tal manera que más de un 50% de los pacientes con trastorno bipolar reciben uno de estos fármacos. Estos estudios han indicado también que al menos a la mitad de los pacientes se les prescribieron antidepresivos a veces sin un estabilizador del estado de ánimo. En dichos estudios, la monoterapia fue la excepción y no la regla, de tal manera que más del 80% de los pacientes recibieron más de un fármaco psicotrópico. Hay incluso un estudio realizado en adultos de edad avanzada con trastorno bipolar que mostró unos resultados similares a los de la población más joven.
Los episodios maniacos en los niños con trastorno bipolar tienen una relación con los trastornos del sueño en los cuales se incluye el insomnio. A pesar de que se ha considerado que se considera uno de los síntomas más subestimados, en realidad es uno de los síntomas más frecuentes. De acuerdo con los resultados la densidad en la fase REM (por Rapid eye movement) podría llegar a ser un nuevo método para poder analizar la presencia de trastorno bipolar.
El consumo sustancias psicoactivas es un problema mundial, especialmente entre los adolescentes, además de esto, existen adicciones que no están relacionadas con el consumo de sustancias, como es el caso del uso excesivo del internet, el cual debido al avance tecnológico este es cada vez más frecuente en especial en los adolescentes, a partir de esta adicción se pueden generar otros trastornos derivados como es el caso del trastorno de juego en Internet. En ambos casos estos pueden llegar a generar hiperactividad, trastornos depresivos y de ansiedad, e incluso la tendencia a ideas suicidas lo que es común en la fase de depresión del trastorno bipolar.
Se ha logrado mostrar evidencia de que la terapia familiar en adolecentes así como la psi coeducación familiar son terapias de gran utilidad en el tratamiento del trastorno de bipolaridad. Los resultados obtenidos a través de estas terapias han mostrado una mejoría en el estado anímico de los pacientes al igual que una mejora en la funcionalidad psicosocial. También ha demostrado que las intervenciones psicosociales son más eficaces en pacientes que se encuentran en una etapa temprana de la enfermedad, pudiendo estas llegar a tener un efecto de hasta cinco años, pero en dependencia del paciente esto podrían llegar a necesitar sesiones de refuerzo.
El uso de antipsicóticos es común en el tratamiento del trastorno bipolar, además de estos, el uso de los estabilizadores del ánimo se han venido generalizando. Debido a que no existe plena evidencia sobre la eficacia de otros medicamentos a parte de los antipsicóticos, el uso de estos es el más recomendable. Recientemente el uso de la estatificación clínica comenzó a tomar importancia en el campo de la psiquiatría como una herramienta de ayuda para diagnosticar pronosticar.
El trastorno bipolar es una enfermedad mental caracterizada por episodios maniacos acompañados de episodios de depresión, es característico de las personas mayores, por lo que los estudios en niños y adolescentes no son muy frecuentes. Los estudios realizados muestran que en esta población la causa más frecuente el por el consumo de sustancias toxicas y adicciones relacionadas con la tecnología, lo que da lugar en primer lugar a trastornos de ansiedad y depresión, los cuales son síntomas del trastorno bipolar. También se ha demostrado una relación directa entre los trastornos del sueño como el insomnio los cuales de igual manera generan trastornos de depresión.
Para el tratamiento de este trastorno se han venido utilizando antipsicóticos y estabilizadores del ánimo, pero también se ha demostrado que las terapias tienen una gran eficacia sobre todo en las etapas tempranas de la enfermedad.
El conocimiento sobre diagnóstico y tratamiento del TBPNA ha venido evolucionando en las últimas décadas debido al avance en los estudios científicos de psicología. Las manifestaciones clínicas requieren adecuarse a la etapa del ciclo vital para niños y adolescentes. Existen tasas variables de respuesta para los distintos psicofármacos en los episodios agudos de manía. Hay una información limitada con respecto a la fase depresiva y de mantenimiento. El impacto de la comorbilidad con otros trastornos durante el tratamiento no ha sido evaluado de forma sistemática. Cabe destacar que aunque los estudios de tratamiento farmacológico presentados se orientan en su mayoría a la monoterapia, en el curso de éstos se permite el uso de otros fármacos estabilizadores, antipsicóticos de segunda generación o benzodiacepinas, sobre todo para el control de los episodios de agitación, lo cual orienta a que aunque se opte por un tratamiento preferentemente con monoterapia, eventualmente se requerirán de otros psicofármacos durante los episodios agudos y debido a la tasa de recurrencias. La combinación de psicofármacos es una alternativa viable en una gran proporción de los pacientes.