Un Buen Hombre Con Sentido Es Difícil De Encontrar
Introducción
Viktor Frankl fue un psiquiatra austriaco que sufrió de primera mano la opresión de los campos de concentración. De hecho, es esta experiencia la que plasma en la presente obra, con la que logra asentar las bases del logo terapia al analizar cómo el ser humano es capaz de sobreponerse a su aparente destino, para centrarse en la responsabilidad de vivir, a pesar de las circunstancias.
Desarrollo
Así, consigue adentrarnos en un profundo ensayo existencialista donde busca desentrañar el pensamiento de un hombre que lo pierde todo y aun así consigue las fuerzas para no solo sobrevivir, sino incluso para soñar y mantener su dignidad y espíritu íntegros al lograr encontrar sentido al sufrimiento, pues como el propio Frankl cita a través de Nietzsche: quien tiene un por qué para vivir, encontrará casi siempre el cómo. Según la logoterapia es la lucha por descubrir este sentido lo que constituye la verdadera motivación del hombre, pero es un camino difícil que cada uno debe recorrer por su cuenta. Solo así el hombre logrará satisfacer esta voluntad de sentido.
En cuanto a la obra, se puede apreciar una clara evolución psicológica en los prisioneros, que Frankl dividirá en tres etapas. La primera etapa es la llegada a los campos, lo cual supone un shock al dejar su vida atrás y darse cuenta de que ya no son personas, sino simples números, ya nada tiene valor, la única posesión que les queda es su propia desnudez. Destaca un concepto, la ilusión del indulto, donde algunos de ellos conciben la esperanza infundada de que serán liberados en el último momento, lo cual no es sino una forma de agarrarse a la más mínima esperanza, utilizándolo como un consuelo que atenúe la dureza de la realidad.
A medida que va pasando el tiempo, nos adentramos en la segunda etapa, donde los prisioneros empiezan a experimentar una deshumanización caracterizada por la pérdida de las emociones, la apatía y el sentimiento de que jamás nada volverá a importar, lo cual derivará en una insensibilidad moral que muchos utilizaban como justificante de actos como la traición o el empleo de la fuerza bruta en la batalla por existir.
Es por eso por lo que el autor menciona una triste realidad, y es que los que vuelven, son los que dejan de luchar por vivir y se resignan a sobrevivir, perdiendo en el proceso la poca humanidad que les quedaba, de hecho, los capos llegaban a ser los más crueles. Así nuestro autor llega a una conclusión: los mejores de entre nosotros no regresaron.
Es en estos momentos cuando el dolor físico deja de importar, y la humillación y la indignación provocadas tanto por la injusticia como por lo irracional de la situación, se convierten en el peor de los tormentos. El hombre es incapaz de comprender tal maldad, y su único escape es aferrarse al recuerdo de sus seres queridos y buscar un sentido.
Es por eso por lo que, si uno de ellos decidía darse por vencido, se intentaba ayudarle en el proceso de búsqueda, haciéndoles ver que no eran ellos los que debían esperar algo de la vida, sino que era la vida la que aún esperaba algo de ellos. Una consecuencia de esta fase es el hecho de que se empieza a apreciar la belleza del más mínimo detalle, como puede ser un amanecer, usándolo como prueba de que aún quedan cosas buenas en el mundo.
La última etapa se caracteriza por una despersonalización donde los prisioneros deben recuperar lo perdido, deben aprender a sentir. Sin embargo, este no es un camino sencillo, especialmente porque la presión espiritual se pierde de repente, algo peligroso que hace que algunas personas que él llama “de naturaleza primitiva”, no sean capaces de superar las atrocidades sufridas, por lo que pasan de ser víctimas a ser opresores.
Conclusión
También debemos recalcar el hecho de que, en muchos casos, la liberación no fue tan grata como se puede suponer a priori, dado que muchos de los prisioneros, al volver a su antigua vida se dieron cuenta de que todo había cambiado, muchos de los familiares y seres queridos con los que ansiaban reencontrarse, están muertos, lo cual generó no solo una profunda amargura, sino también una aguda desilusión, pues el sufrimiento que ya creían pasado y limitado, había demostrado ser infinito. Esto les hace no querer seguir su camino, pues como se menciona en esta obra, no esperaban encontrar la felicidad, pero sin duda, no estaban preparados para la infelicidad.