Agresiones Sexuales Y Sus Sentencias Machistas
INTRODUCCIÓN
Actualmente hay numerosas agresiones sexuales y/o violación, en muchos de estos casos no está clara la diferencia entre estos dos términos.
(Al menos 42 violaciones MÚLTIPLES se han registrado en lo que va de 2019, 2019)
Cuando hablamos de violación nos referimos a una penetración del pene en la vagina, ano o boca, en contra de la voluntad de la mujer, por medio de fuerzas o intimidación, por estar privada de sentido o por abusar de su enajenación. En este caso la pena de violación oscila entre los 6 y los 12 años.
A diferencia de la violación, la agresión sexual la podemos definir como cualquier forma de contacto físico con o sin acceso carnal, con violencia y sin consentimiento. La pena de prisión en este caso oscila entre 1 año a 5 años.
Aunque desde hace mucho tiempo se piensa que existe un perfil común de víctima, numerosos estudios lo niegan, afirmando que este no existe relación entre los niveles económicos, sociales, educacionales, ingesta de alcohol u otras drogas, perfil demográfico, características de personalidad… entre otras.
Desarrollo
SENTENCIAS MACHISTAS Y ESTEREOTIPADAS CONTRA LOS DERECHOS DE LA MUJER
La sentencia de la violación de Manresa es injusta e inmoral
El Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana juzgó este caso como un abuso no como una agresión sexual la violación de una menor de 14 años por parte de cinco jóvenes, los cuales han sido condenados a penas de 10 y 12 años de cárcel, ya que justifican que la víctima estaba inconsciente.
(Las sentencias más machistas y estereotipadas contra los derechos de la mujer, 2019)
Caso Vitoria
En el Juzgado de Violencia sobre la Mujer n.º 1 de Vitoria, en febrero de 2015, tuvo lugar una de las peores decisiones judiciales, donde la juez le preguntó a la víctima si cerró bien las piernas para evitar los abusos sexuales por parte de su expareja y, además, le negó una orden de protección frente a su maltratador.
(Las sentencias más machistas y estereotipadas contra los derechos de la mujer, 2019)
Joven en Vielha
La Audiencia de Lleida, condenó a cuatro años y seis meses, por abuso y no por agresión sexual, a dos hombres que violaron a una joven en Vielha en agosto de 2017, porque no chilló ni ofreció resistencia física, aunque dijo “repetidamente y llorando ‘no’ y ‘por favor, para’ agarrándose fuertemente a los barrotes” de una ventana.
(Valdes, 2018)
Caso Garrote
La Audiencia Provincial de Cantabria denegó condenar por agresión sexual a un hombre que abusó sexualmente de una niña desde los 5 hasta los 10 años porque no había prueba de que la pequeña opusiera resistencia física, ‘protestara, llorara o gritara’.
(No hay violencia sexual en el abuso a una niña de cinco años, no hay ensañamiento en apuñalar 30 veces a una mujer… sentencias que sacan los colores a la justicia española, 2017)
La Manada de los Sanfermines de 2016
La sentencia del caso de La Manada condenó por abuso y no por violación a los cinco acusados de violar a una jóven de 18 años en los Sanfermines de 2016. El juez Ricardo González, argumentó que en los vídeos que fueron aportados al caso, los gestos y sonidos de la víctima le sugieren “excitación sexual” en “un ambiente de jolgorio y regocijo”. La Asociación de Mujeres Juristas Themis presentó una denuncia contra este magistrado.
(No hay violencia sexual en el abuso a una niña de cinco años, no hay ensañamiento en apuñalar 30 veces a una mujer… sentencias que sacan los colores a la justicia española, 2017)
Sentencia de la minifalda
En 1990, un juez indignó a los movimientos feministas al firmar la “sentencia de la minifalda”. Rodrigo Pita argumentó en la Audiencia de Lérida, que la joven de 17 años agredida sexualmente por su jefe “pudo provocar, si acaso inocentemente, al empresario Jaime Fontanet por su vestimenta”. El empresario fue condenado a una multa de 40.000 pesetas por un delito de abusos deshonestos con su empleada, dando por hechos probados que el procesado efectuó tocamientos a la mujer en los pechos y glúteos por encima de la ropa y le manifestó que a cambio de acceder a sus deseos sexuales le renovaría el contrato de trabajo.
Caso Laura Luelmo
Laura Luelmo, maestra en El Campillo, Huelva desapareció en diciembre de 2018. Salió a comprar sola, y al regresar del supermercado, Bernardo Montoya la metió en su casa, la amordazó y la violó. Minutos después, el violador introdujo a Laura en el maletero de su coche. Y, por la noche, murió.
Caso Diana Quer
En agosto de 2016 desapareció una joven de 18 años, Diana Quer. Tiempo después, se encontró el cadáver de la víctima inmersa dentro de un pozo tras presentar signos de violación. La fiscalía solicitó una pena de 20 años al Chicle, el principal sospechoso. Constituyó uno de los casos más mediático de España, y la prensa se aventuró a señalar que la culpa era de la víctima tachando a la joven como “fumadora”, que salía con chicos y que “esa noche no fue discreta”. También, se dijo que era inmadura y con una autoestima muy baja.
Hay más de cien procesos abiertos de manadas, porque los hombres reproducen lo que ven en la pornografía y ven tan normal violar a una menor por ir drogada, borracha o por cómo va vestida.
El mensaje que envía a la sociedad los casos y prejuicios anteriormente subrayados (como por ejemplo no chilló ni ofreció resistencia física del caso de la joven de Vielha) es, principalmente, que la culpa es de la MUJER. La victimización de las mujeres en esta sociedad Patriarcal hace que la mayoría de las personas que, esta la componen, piensen que la causa de las violaciones, agresiones sexuales y muertes recaigan en el rol femenino. Numerosos son los prejuicios (como: iba sola, excitaba sexualmente, provocaba con su vestimenta…) que bañan a las mujeres. Por otro lado, las sentencias previamente explicadas son unos de los múltiples ejemplos en los que la sociedad califica a la justicia española como “no justa” debido a las inadecuadas penas que recaen sobre los culpables.
Son cada vez más las protestas que surgen por todo el país condenando socialmente los casos de violaciones y agresiones sexuales. Hay cada vez más denuncias de mujeres y más presión a la Justicia para conseguir la igualdad y erradicación de este tipo de casos. Las redes sociales han ayudado a la visualización y a la repulsa de estos actos. Hay que educar, visualizar y erradicar las violaciones y las agresiones sexuales mediante la educación familiar y escolar. Tiene que haber una involucración de toda la sociedad para suprimir estas malas conductas.
Conclusiones
Nuestra actividad la vamos a enfocar a un colectivo de niños/as de 4 a 7 años, pues consideramos que desde esta edad se debe empezar a imponer una educación adecuada, para así poder acabar con las agresiones sexuales o con las ideas erróneas que muchos niños y niñas pueden tener, al ser esta etapa fundamental para el aprendizaje.
Esta actividad consistirá en que los niños y niñas con sus manos pintadas de color rojo representando aquellas acciones y comportamientos que están mal como por ejemplo pegar, falta de respeto, gritar… y de color azul aquellas que sí se deben de llevar a cabo como son las caricias, los abrazos, las cuales evitarían una posible falta de respeto, agresión, violación o abuso sexual en un futuro.
Para ello haremos un gran mural, en el cual habrá dibujadas dos grandes manos, en una de ellas aparecerán escritas conductas adecuadas como escuchar, compartir, abrazar, besar, cuidar, etc. Y en el interior de la otra mano aparecerán acciones que no deben de realizar como pegar, gritar, no escuchar, no compartir, etc.
Finalmente le comunicaremos una palabra, con la que le haremos pensar si ese comportamiento es adecuado o no, en caso de que la respuesta sea incorrecta, por ejemplo, que un niño o niña piense que gritar está bien, nos encargaremos de explicarle que esa acción debe de color rojo porque no es oportuno. Si la respuesta es correcta le recompensaremos con una golosina, para así potenciar este comportamiento.
Con esta actividad pretendemos que los niños y niñas aprendan a diferenciar los comportamientos buenos de los malos, para así en un futuro ser mejor persona y evitar una futura agresión sexual o simplemente eliminar aquellas ideas erróneas que estos podrían tener.
