Analisis de la Obra Don Quijote dela Mancha: Aspectos Lingüísticos
Decidí hacer un analisis de la obra Don Quijote dela Mancha, ya que “El Quijote es una obra única”. “El Quijote es la mejor obra literaria de la historia” “Miguel de Cervantes escribió el mejor libro de todos los tiempos”. Estas afirmaciones corresponden a las respuestas que se suelen dar cuando se pregunta a cualquier persona, posea o no conocimientos literarios, qué significa el Quijote para la historia de la literatura, no sólo española, sino universal. Es evidente que, a pesar de la posible diversidad de respuestas, esta pregunta no resulta enigmática. Sin embargo, el tipo de reacción varía si la pregunta pasa a referirse a la trascendencia del Quijote en la historia de la lengua española.
El Quijote es una obra en la cual se aglutinan toda una serie de aspectos lingüísticos que convierten a Miguel de Cervantes en un verdadero maestro del lenguaje. Como defiende Pérez, se trata de un hombre renacentista que escribe en pleno Barroco; por ello, la lengua del Quijote es una lengua literaria cercana al habla. Así pues, el propósito de este ensayo es analizar los aspectos lingüísticos más relevantes de la obra. En primer lugar, se comentarán aquellos aspectos correspondientes al plano léxico; en segundo lugar, todo lo relativo al plano morfosintáctico; en tercer lugar, lo perteneciente al plano fónico; a continuación, se considerarán otros aspectos, como las figuras retóricas; finalmente, se establecerán unas conclusiones.
Plano léxico: aspectos lingüísticos
Uno de los rasgos más característicos del Quijote es la utilización, a lo largo de la obra, de diferentes registros y estilos lingüísticos en función de la situación y de los personajes que intervengan. Este fenómeno queda evidenciado con las figuras de Don Quijote y Sancho Panza. Por un lado, el hidalgo manchego, en función de la situación, recurrirá, o a un habla ampulosa, retórica y formal, o bien, a la fabla, es decir, a aquel uso arcaizante de la lengua con fines de recreación histórica o de imitación paródica. Este tipo de habla genera asombro, vergüenza, incomprensión o incluso diversión en otros personajes. En ambos casos, Don Quijote pretende imitar los modos de expresión de sus admirados héroes de los libros de caballerías.
Este fragmento, correspondiente a la primera salida del hidalgo manchego en busca de aventuras, muestra este fenómeno de ininteligibilidad lingüística explicada en el párrafo anterior:
– Bien parece la mesura en las fermosas, y es mucha sandez además la risa que de leve causa procede; pero non vos lo digo porque os acuitedes ni mostredes mal talante, que el mío non es de ál que de serviros.
Por otro lado, Sancho Panza, como personaje que carece de estudios académicos y procedente de un ambiente rural, presenta un lenguaje caracterizado por los vulgarismos y los barbarismos, aunque, sobre todo, por los refranes. El refrán es el componente esencial de su habla: los usa en numerosas ocasiones, especialmente en circunstancias imprevistas o de modo disparatado, y, frecuentemente, los acomoda a la situación. Existen algunas voces, como la de Folgar, que defienden que este recurso responde a la necesidad de compensar su carencia de educación, frente al bagaje cultural del que hace gala Don Quijote. De este modo, Sancho es conocido por los estudiosos, como Rosenblat, como el “prevaricador del buen lenguaje”:
– …y quitada la causa, se quita el pecado, y ojos que no ven, corazón que no quiebra, y más vale salto de mata que ruego de hombres buenos6.
Si bien es cierto, debemos destacar que el ideal lingüístico de Cervantes se encuentra en los cortesanos discretos, aquellos que congenian por igual las armas y las letras. Para Cervantes, la discreción es sinónimo de equilibro, de lenguaje culto y claro. Es por eso por lo que utiliza, por un lado, la fabla, para burlarse de la lengua culta o literaria de antaño, y, por otro, la crítica al habla vulgar, a través de las correcciones contantes a la figura de Sancho, sobre todo por parte de Don Quijote. Sin embargo, la discreción no es incompatible con la naturalidad, lo que explicaría que el habla de Sancho evolucionase de simple a discreta, siempre manteniendo el elemento natural. Es lo que se conoce como el fenómeno de la quijotización.
Este ideal lingüístico se manifiesta en los diálogos, elemento esencial en la obra. Como explica Folgar8, realmente son pocas las hazañas caballerescas con las que se encuentran Don Quijote y Sancho, por lo que ambos personajes hablan más que hacen. Cervantes utiliza el diálogo para caracterizar a los personajes, es decir, se describen a través del habla. La forma mayoritaria es la variante culta de la lengua del siglo XVII, aunque también es frecuente la presencia de vulgarismos/coloquialismos, como el uso del voacé, la variante vulgar de la fórmula vuestra merced, o los modismos y las expresiones coloquiales provocadas por la impaciencia, el nerviosismo o el enfado:
– Haz cuenta que las pasó todas -dijo don Quijote-, no andes yendo y viniendo desa manera, que no acabarás de pasarlas en un año.
– ¿Cuántas han pasado hasta agora? -dijo Sancho.
– ¡Yo qué diablos sé! -respondió don Quijote-
Siguiendo en el plano léxico, otro aspecto a destacar son las palabras “peregrinas”, es decir, aquellos vocablos que no son propios. Según Gutiérrez, éstas pueden ser: peregrinas del todo, donde se situarían los extranjerismos y los dialectalismos (italianismos, galicismos, lusitanismos, etc.), los arcaísmos (ánima, ferido, denantes, ca, non, etc.) y las palabras inventadas (baciyelmo); o en parte, donde aparecerían los cambios formales (vido por vio) y los cambios de significado (tropos). En este sentido, es importante hacer mención a la polisemia, es decir, a la presencia de palabras iguales usadas con diferente significado, como sujeto, usada en seis sentidos distintos.
Otros aspectos léxicos son: las bimembraciones o parejas de expresiones de valor sinonímico, contrario o complementario (hijo feo y sin gracia alguna, el más gallardo y más discreto, el estéril y mal cultivado), las palabras con doble ortografía (concepto/conceto, aceptar/acetar) y el uso del pronombre personal de 3ª persona él, ellos, en lugar del de segunda persona tú, vosotros. Así, ahí lo podrán ver ellos equivale a ahí lo podréis ver vosotros.
Plano morfosintáctico: aspectos lingüísticos
Un elemento característico de la obra es el uso de vuestra merced, o la variante alternativa vuesa merced, como fórmula de tratamiento deferente o de cortesía. También aparece la forma voacé, propia del registro vulgar. La novedad morfológica que incorpora esta fórmula, respecto del pronombre medieval vos, es la posibilidad de expresar la cortesía en plural: vuestras mercedes, dirigida a varios individuos. De este modo, aparece por primera vez en el español una fórmula de trato deferente con referencia plural:
– Y a vuestra merced ¿quién le fía, señor cura? -dijo don Quijote.
– … Estenme vuestras mercedes atentos y vaya conmigo…
Otro aspecto que destacar es el uso de pronombres átonos de 3ª persona. En el Quijote, es regular el uso de le para el complemento directo masculino singular (1), mientras que el lo se usa para el complemento directo neutro (2) (aunque en español no exista tal género). Esto lo hace Cervantes para distinguir ambos géneros. Sin embargo, el pronombre átono de 3ª persona para indicar el complemento indirecto es, casi siempre, le, independientemente de si es masculino, femenino o “neutro”. Únicamente se usan los pronombres lo (3) y la (4) de forma ocasional15:
– (1) El ventero…, estaba confuso mirándole, sin saber qué hacer.
– (2) …afirmaba que eran ejércitos, que Sancho lo vino a creer.
– (3) Estábaselo con mucho sosiego mirando don Quijote.
– (4) …y las parcas endurecidas no la han cortado la estambre16.
Otro elemento morfosintáctico es la invariabilidad del pronombre relativo quien, tanto en género como en número, fenómeno que se extiende al resto de pronombres. Únicamente existen dos excepciones: el relativo posesivo cuyo y los relativos cual y cuanto. Cabe destacar que la forma quienes ya existía desde el siglo XVI, pero se consideraba vulgar:
– Habiendo en esta casa tantos maestros, tantos presentados y tantos teólogos, en quien vuestra merced pudiera escoger como entre peras.
El uso del futuro de subjuntivo, tanto en la forma simple como en la compuesta, también es frecuente en la obra de Cervantes, aunque en la actualidad apenas se emplee. Sin embargo, cabe señalar que únicamente podía ser usado en cuatro contextos sintácticos: en cláusulas de relativo, en prótasis condicional, en cláusulas subordinadas temporales y en cláusulas subordinadas de significado modal, introducidas por el adverbio de modo como en el sentido de según19:
– Si trujeres a tu mujer contigo, …enséñala, doctrínala y….
-…y que le duela y le pese en la mitad del alma del tiempo que hubiere dejado de serlo.
Otro aspecto que destacar es la utilización de diferentes nexos en las oraciones concesivas según la situación. A pesar de que los más frecuentes sean aunque y puesto que, en los momentos en que se recurre a la fabla, tanto por parte de don Quijote en sus intentos de imitar a los caballeros de antaño como por parte de los personajes rústicos, como Teresa Sancha, todavía se recurre a fórmulas como maguer o comoquier que:
-…que, maguer que tonto, era un poco codicioso el mancebo.
Por último, debemos subrayar el uso del pronombre personal enclítico en la lengua escrita acompañando a verbos (conocile por le conocí, alegreme por me alegré o diole por le dio) y la conservación de las terminaciones medievales en -ades, -edes, -ides, de la segunda persona del plural de las formas personales de los verbos, como pudiéredes, hiciéda o entendiérades. También tenemos que señalar algunas formas arcaicas, como rompido por roto, o trújole por trájole:
– Conocile, admíreme y alegreme; él me miró a hurto de mi padre….
– Ni aun fuera bien que vos le entendiérades -respondió el cura-….
Plano fónico: aspectos lingüísticos
Un primer aspecto que señalar es el aflojamiento en la pronunciación de los grupos consonánticos cultos procedentes del latín, como correción por corrección, efeto por efecto o solenes por solemnes. No obstante, también se produce lo contrario, es decir, escribir con grupos de consonantes cultos que actualmente se han reducido, como asumpto por asunto:
– En efeto, rematado ya su juicio, vino a dar el más extraño pensamiento.
– …a la valentía, cortesía, hazañas y asumpto de vuestra merced,….
En la lengua actual, el artículo la se cambia por le delante de un nombre femenino que empiece por a tónica (el hacha, el aula). Sin embargo, en la obra de Cervantes, este fenómeno ocurre incluso delante de a átona (1). Además, también son frecuentes las vacilaciones en las vocales átonas de una palabra que cambiaban de timbre (2), como mochacho por muchacho, recebido por recibido o mesmo por mismo:
– (1) pues, con el ayuda del alto Dios y con el favor de aquella por quien yo vivo y respiro, también la he cumplido.
– (2) Todos haremos lo mesmo -respondieron los cabreros-, y echaremos suertes a quién ha de quedar a guardar las cabras de todos.
Además de las vacilaciones en las vocales átonas, también se producen asimilaciones consonánticas entre la r del infinitivo y la l del pronombre personal enclítico (1), como oílle por oírle u honralle por honrarle. Finalmente, en algunas ocasiones se recurre a la paragoge o e paragógica, es decir, a la adición de algún sonido final de una palabra, como rasgo arcaico (2), como felice por feliz.
– (1) …, la casa de su amigo Anselmo, procurando honralle, festejalle y regocijalle con todo aquello que a él le fue posible.
– (2) Así que, Sancho amigo, no gastes tiempo en aconsejarme que deje tan rara, tan felice y tan no vista imitación.
Otros aspectos: recursos retóricos
Además de comentar los aspectos léxicos, morfosintácticos y fónicos presentes en la obra cervantina, también debemos hacer hincapié en algunos de los recursos estilísticos utilizados por el escritor. Uno de los más recurrentes es la comparación. Cervantes toma este recurso del habla popular, juega con él y lo incorpora en las circunstancias más inesperadas, siempre con intención cómica:
– Las pastoras de quien hemos de ser amantes, como entre peras podremos escoger sus nombres.
– …que cuando faltare ínsula, ahí está el reino de Dinamarca o el de Soliadisa, que te vendrán como anillo al dedo.
Otro recurso presente es la metáfora, situada en una doble vertiente entre el habla culta y popular. Cervantes toma las metáforas tradicionales y juega con ellas, hasta crear, incluso, acumulaciones. En ocasiones surgen por el fenómeno de la “quijotización de la realidad”, como el ver gigantes en lugar de molinos, y en otras, proceden de la experiencia, como las reproducidas por Sancho33:
-…vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, que fue como si viera una estrella que, no a los portales, sino a los alcázares de su rendición le encaminaban.
Sin embargo, el recurso más insistente en el Quijote es la antítesis, presente por doquier, tanto de la lengua popular como de la literaria. Cervantes lo utiliza como recurso burlesco, aunque no siempre. Suele ser recurrente en los relatos más literarios de la obra, como en los discursos de Don Quijote:
– Unos van por el ancho campo de la ambición soberbia, otros por el de la adulación servil y baja, otros por el de la hipocresía engañosa y algunos por el de la verdadera religión.
Sin embargo, Cervantes, también se sirve de recursos fónicos. Uno de ellos es la paronomasia (1), es decir, la repetición de palabras de sonido semejante y significado diverso. Otro es la aliteración (2), la repetición de uno o varios fonemas con intención expresiva. También es frecuente a la rima (3) en ciertas fórmulas del relato, aunque el recuso fónico más característico son las repeticiones deliberadas (4), normalmente combinadas con pleonasmos o antítesis. Aun así, debemos señalar que la elipsis también es un recurso utilizado por el escritor:
– (1)… y procurar la cura de su locura en su tierra.
– (2) …pues esta señora dueña de tan lueñes tierras…
– (3)…yo me volví, vencido, corrido y molido de la caída….
– (4) ¡No milagro, milagro, sino industria, industria!
Conclusión
Tras la realización de ese breve análisis lingüístico de la obra cervantina, la pregunta referida a la trascendencia del Quijote en la historia de la lengua española se vuelve menos enigmática.
Es evidente que, a lo largo de la obra, Cervantes establece una crítica constante tanto a la ampulosidad y artificio de la lengua culta como a la vulgaridad y arcaísmo de la lengua popular. El escritor alcalaíno pretende dejar claro que su ideal lingüístico consiste en una lengua llana, elegante y culta que sea capaz de expresar de forma clara y correcta los significados, de manera que se aleje del estilo retorizante y recargado de la lengua literaria y del estilo ordinario y rústico de la lengua del pueblo.
Este modelo lingüístico caracteriza a Cervantes como un escritor de ideales renacentistas, defensor de una lengua natural, moderada y correcta que sirva para facilitar la comunicación entre las personas. Sin embargo, esto sucede en el arranque del estilo barroco, un momento de gran artificiosidad en que las lenguas vernáculas ya han alcanzado un fuerte reconocimiento.
A pesar de todo, Cervantes permaneció fiel a sus ideales, del mismo modo que Don Quijote lo hico con los suyos, y puso las bases para la creación de un modelo de lengua que acabaría convirtiéndose en el español actual.