Democracia Radical y el Análisis De La Performatividad De Género
Introducción.
Para Butler, tanto la sexualidad canónica, hegemónica, como la transgresora, “ininteligible”, se construyen mediante la performatividad, es decir, por medio de la repetición ritualizada (iteración) de actos de habla y de todo un repertorio de gestos corporales que obedecen a un estilo relacionado con uno de los dos géneros culturales.
De esta forma, el género y el sexo son actuaciones, actos performativos que son modalidades del discurso autoritario; tal performatividad alude en el mismo sentido al poder del discurso para realizar (producir) aquello que enuncia, y por lo tanto permite reflexionar acerca de cómo el poder hegemónico hetero centrado actúa como discurso creador de realidades socioculturales. En este sentido, y en la línea foucaultiana, puede entenderse la performatividad del lenguaje como una tecnología; como un dispositivo de poder social y político En las siguientes dos frases de otra importante y actual teórica de la deconstrucción antiesencialista.
Desarrollo.
Beatriz Preciado, lúcida lectora de Butler, podría condensarse el planteamiento crítico central de esta teoría: El género no tiene estatuto ontológico fuera de los actos que lo constituyen. En esta lectura, el género sería el efecto retroactivo de la repetición ritualizada de performances. En este sentido puede entenderse el sexo y el género como una construcción del cuerpo y de la subjetividad fruto del efecto preformativo de una repetición ritualizada de actos que acaban naturalizándose y produciendo la ilusión de una sustancia, de una esencia.
Tales producciones genéricas y sexuales se dan en el marco de la denominada por Butler, Matriz Heterosexual. Como ejemplo de esta matriz heterosexual, productora de cuerpo y de géneros hétero, podemos observar, a manera de ilustración, las prácticas de crianza occidentales en las cuales desde que nace el niño tiene un lugar y un papel predeterminado en el mundo: su ropa será azul, sus juegos estarán relacionados con la fuerza, la competencia y el poder (armas, carros, fútbol, caballos de madera.); tendrá menos restricciones en su movimiento (no usará vestidos largos e incómodos, faldas ni sandalias que por ejemplo le impidan subir a un árbol), el trato de los hombres de la casa hacia él tendrá cierto nivel de fuerza y temple; y por supuesto se le prohibirá en lo posible llorar (‘los hombres no lloran’) o ser ‘afeminado’ (maquillarse, jugar con muñecas o con utensilios de cocina), así como expresar atracción o sentimiento estético por otros niños.
Democracia radical y performatividad de género
El concepto de democracia radical se ha venido fortaleciendo en los últimos años como salida política transformativa, que permita la inclusión progresiva de aquellos sectores que como el LGTBIQ, han estado excluidos del juego democrático y político. Hablar de democracia radical es hablar de anti esencialismo, de crítica a toda clase de universalismos excluyentes, de reivindicación de la política como conflicto y de la lucha agonística por el posicionamiento de sectores sociales históricamente excluidos.
Por tales razones, la propuesta butleriana ha reforzado esta visión transformativa de la política y la cultura hegemónica actual. Entre los autores más relevantes de la democracia radical, citaré a Chantal Moufe, Slavov Zizek y Ernesto Laclau. Para estos autores, por la construcción de la democracia radical antiesencialista permitirá progresivamente la transformación de los imaginarios colectivos sobre la diferencia y la diversidad, que se reflejará en el mediano o largo plazo, en un replanteamiento de cuestiones identitarias que anteriormente eran vistas como esenciales e inamovibles.
Esto, como consecuencia de que en la política democrática radical, precisamente no existe el espacio para ningún tipo de inamovibles, todos tienen plena validez en el discurso político y transformativo. En este orden de ideas, es preciso resaltar que la democracia radical exige necesariamente la politización (acción política) y movilización del sector LGTBIQ (politización de la abyección) que lo posicione como un actor central en la construcción
de tal sistema democrático radical y permita, en un futuro no muy lejano, la construcción de una nueva noción de ciudadanía que celebre las diferencias y la diversidad como un aporte esencial a la riqueza humana. La Política que se fundamenta en la teoría de la performatividad de género, expuesta por Judith Butler, y que he intentado presentar en el marco de la lucha democrática radical, permite un incisivo y esencial cuestionamiento a la forma en la cual entendíamos el género y el sexo hasta hace unos pocos años.
Esta solución de constructiva y antiesencialista plantea una transformación radical en nuestra sociedad que definitivamente lograría el pleno reconocimiento de la complejidad y la diversidad humana, pero debemos admitir igualmente que sus mecanismos no son claros o pueden conllevar en casos críticos (en manos de extremistas, por ejemplo) a ser otra fuente de opresión y discriminación
Antropología del cuerpo. Género, itinerarios corporales, identidad y cambio
Pensar el cuerpo como sujeto, como lugar de resistencia y espacio reflexivo es el propósito de Mari Luz Esteban en Antropología del cuerpo. Género, itinerarios corporales, identidad y cambio. Formada en la medicina y posteriormente en la antropología, Esteban se ha enfocado en el estudio de temas como el cuerpo y la imagen corporal en Europa del Sur, y en los últimos 14 años de su vida profesional ha estado vinculada a proyectos sobre planificación familiar y sexualidad reproductiva.
Esta autora reflexiona sobre una teoría social y feminista del cuerpo, revisando el estudio del cuerpo en las ciencias sociales desde la sociología y la antropología del siglo XX; los nuevos desafíos de la teoría feminista frente a las exigencias en el análisis del cuerpo de las mujeres; un autoanálisis de la propia trayectoria Pensar el cuerpo como sujeto, como lugar de resistencia y espacio reflexivo es el propósito de Mari Luz Esteban en Antropología del cuerpo. Género, itinerarios corporales, identidad y cambio.
Factor de individuación
Uno de los aspectos relevantes del argumento que sostiene el autor es establecer la distinción ontológica entre “poseer un cuerpo” y “ser el cuerpo”. Con palabras más poéticas: se rompe la correspondencia entre la carne del hombre y la carne del mundo. La distinción ontológica deviene, con Descartes, en axiología; el pensamiento (la razón) se eleva, al mismo tiempo que el cuerpo se denigra. La cultura erudita de los sujetos pertenecientes a los grupos sociales dominantes desprecia los asuntos relativos al cuerpo, ejemplar grotesco exaltado por la cultura popular.
Entre los siglos XVI y XVII nace el hombre de la modernidad: un hombre separado de sí mismo (en este caso bajo los auspicios de la división ontológica entre el cuerpo y el hombre), de los otros (el cogito no es el cogitamus) y del cosmos de ahora en más el cuerpo no se queja más que por sí mismo, desarraigado del resto del universo, encuentra el fin en sí mismo, deja de ser el eco de un cosmos humanizado.
Esta operación implica además reducir al hombre a los límites de su cuerpo. Retomando la expresión de Durkheim, el cuerpo deviene en factor de individuación. Es, por lo tanto, blanco de intervención específica.
Conclusiones.
Arribamos, de esta forma, a una bifurcación: el cuerpo despreciado por la cultura erudita representa un residuo inalienable e inaprehensible; pero, a la vez, es apropiado como objeto de saber experto por la biomedicina, la cual erige su prestigio en torno a una especialización cada vez mayor sobre él.
La desacralización del cuerpo alcanza su clímax en la práctica de la disección del cadáver. Le Breton sostiene que de Vesalio, nace una diferenciación implícita dentro de la episteme occidental entre el hombre y su cuerpo. Allí se encuentra el origen del dualismo contemporáneo que comprende, también de manera implícita, al cuerpo aisladamente, en una especie de indiferencia respecto del hombre al que le presta el rostro.
Esta ruptura epistemológica señala el comienzo de un camino que lentamente irrumpirá en la racionalidad moderna. Sus grabados reflejan aún un cuerpo sufriente: Los grabados de la Fábrica y los de muchos otros tratados producidos hasta el siglo XVIII, presentan cuerpos ajusticiados; en estos alternan imágenes cargadas de