Análisis Del Manifesto Comunista Y La Importancia De Los 4 Capítulos

Introducción

A través de 32 páginas, Karl Marx y Friedrich Engels declaran, en 4 resumidos capítulos, las bases e ideas que rigen al comunismo, así como el cambio que busca y como planea obtenerlo. Por lo mismo, es que este es uno de los libros más leídos en la historia.

Es menester conocer que el Manifiesto del Partido Comunista debe tratarse, como se pensó, a manera de una especie de folleto; esto pues, el grosor y la verdadera importancia de las ideas económicas y políticas de Karl Marx se encuentra en los 3 tomos que componen su magnum opus: Das Kapital (El Capital). Sin embargo, no se debe tampoco restarle importancia al Manifiesto Comunista, pues es a través de este que las ideas revolucionarias de Marx se expandieron a la clase objetivo: Los obreros, personas sin educación y de poco patrimonio que se dedicaron gran parte de su vida a vender su fuerza al capitalista a través de la industria.

En el presente ensayo, se repasará que compone los 4 capítulos, la importancia de estos para la clase obrera y, a su vez, se pretende dar contestación a las siguientes interrogantes: ¿Es el Manifiesto Comunista un libro con ideas relevantes al mundo moderno y época actual? Y si así es, ¿Cómo sería esa interpretación bajo los paradigmas que plantea el Siglo XXI?

Desarrollo

El libro inicia de manera atractiva y cautivante, retando al lector a pensar y analizar acerca de un espectro, “el espectro del comunismo” según palabras de Marx, aquel que a trascendido por los cielos desde su natal Alemania hasta toda Europa; a su vez que celebra dos grandes hitos de su corriente: El ser considerada una amenaza importante para los estados de varios países, y que ya cuenta con partidarios que no temen apoyarla exteriormente y a todo el que escuche. De allí, procedemos al primer capítulo, acerca de los burgueses y proletarios: Es aquí donde Marx da a conocer al lector la “lucha de clases” que, según él, rige toda la historia (Dando ejemplos como los patricios y plebeyos en Roma, y los señores feudales y agricultores en la Edad Media); es de esta manera que introduce su teoría a la época que vivía, con los burgueses (Clase opresora) y el proletariado (Clase oprimida).

Comenta acerca de cómo el descubrimiento de nuevas rutas para comercio o de América permitieron la libre expansión y fortalecimiento del capitalismo, que iba suplantando al feudalismo. Esto trajo consigo también, la notoria y muy rápida utilización de la industria para suplantar las manufacturas, lo cual, a su vez, hizo crecer aún más las ganas de comercio mundial como lo dice el libro “[…]en la misma proporción en que se dilataban la industria, el comercio, la navegación, los ferrocarriles, se desarrollaba la burguesía, crecían sus capitales, iba desplazando y esfumando a todas las clases heredadas de la Edad Media” (El manifiesto comunista, p3). Marx notaba en la industrialización la muerte del feudalismo y su sistema de clases.

¿Pero qué sistema suplanto a las clases feudales? El burgués, capitalista y duro hacia los demás y sí mismo, pues era el capitalista aquel que redujo todo al valor de la moneda, destruyendo sus convicciones y principios morales para sentar las bases de un tintineo metálico donde quiera que llegase, pues es este tintineo en sumatoria el que le hace respetado frente a otros capitalistas. Algo que remarca Marx como la importancia de la revolución que trae la burguesía es justamente su constante evolución hacia mejores formas de ganancia y explotamiento del proletariado, obtenidas a través de un constante y agitado desplazamiento de la producción, por la conmoción ininterrumpida de todas las relaciones sociales, por una inquietud interminable; esto interminablemente fuerza al burgués “a contemplar con mirada fría su vida y sus relaciones con los demás” (El manifiesto comunista, p4). En resumen, Marx consideraba que la necesidad de encontrar mercados movía a la burguesía a realizar asentamientos y relaciones comerciales por todo el mundo, quisiera o no la civilización que visitasen, los burgueses lograban su cometido y expandían cada vez más el libre mercado y la competencia, así tuviesen que destruir la economía local de artesanos o las pequeñas, rurales (Inútiles, por lo tanto) ciudades.

Es bajo estas ideas que Marx introduce una razón de su desprecio al sistema: El capitalismo no es expansivo de manera amigable, es conquistador, sometiendo el campo al imperio de la ciudad, creando ciudades enormes, intensificando la población urbana en una fuerte proporción y arrancando a una parte considerable de la gente del campo de la vida rural. Esto, según Marx, conducía a un régimen de centralización política donde territorios independientes y con poca o nula relación, con intereses distintos, distintas leyes y gobiernos y líneas aduaneras propias, se asociaban y sumían en una nación única, bajo un gobierno único con una ley única que perseguía un interés nacional único en una única línea aduanera. Es bajo este gobierno centralizado que el obrero se trata como una mercancía cualquiera sujeta a todos los cambios, modalidades y fluctuaciones del mercado; restándole valor e iniciativa al obrero proletario.

Después, se llega al segundo capítulo, de los proletarios y los comunistas: Aquí retrata la interrelación e importancia de ambas clases, siendo ambas casi la misma, siendo la diferencia más destacable que el comunista es la parte más decidida dado que siempre destacan y reivindican los intereses comunes y peculiares de todo el proletariado de todo el mundo, y en que cualquiera que sea la etapa en que se mueva la lucha de clases mantienen el enfoque del movimiento comunista: “Formar la conciencia de clase del proletariado, derrocar el régimen de la burguesía y llevar al proletariado a la conquista del Poder” (El manifiesto comunista, p13). Pero esta abolición de la propiedad privada lleva consigo la abolición de la propiedad privada burguesa, la cual es la mayor expresión de régimen de producción y apropiación de lo producido mediante la explotación del proletariado en su plusvalía. Pretende pues, al capitalista como un aprovechado de su posición para disfrutar más que el proletariado de la potencia social (Capital) que este crea. ¿Y cómo le agradecía al obrero creador de este capital? Con el salario mínimo que solo cubría la suma de víveres necesaria para sostener el trabajo continuo del empleado, todo según el interés de como pretende la clase burguesa que viva la clase baja; régimen que el comunismo aspira a destruir, pues consideraban que la propiedad privada era en esencia, solo de 1/10 parte de la población, los burgueses dueños del capital, y todo aquel que no era burgués era tratado como simple producción. 

Una vez tratado esto, se continua al capítulo tercero, de la literatura socialista y comunista:

  1. El Socialismo Feudal: Donde la aristocracia francesa e inglesa se dedicó a escribir contra la moderna sociedad burguesa. Para ganarse simpatías, la aristocracia “olvido” sus intereses burgueses y acuso a la misma burguesía bajo la bandera del interés de la clase obrera; para así provocar al adversario con amenazas y molestarle escribiendo profecías más o menos catastróficas. Siendo una mezcla de lamento, eco del pasado y rumor sordo del porvenir; un socialismo que, aunque daba sus atinos y golpes al nuevo sistema, casi siempre causaba pena por su total incomprensión de la marcha de la historia moderna.
  2. El Socialismo Pequeño-Burgués: Ocurrió en los países en que la industria no alcanzo un nivel suficiente de desarrollo, pero si un cierto grado de progreso en comparación al feudo. Esta sociedad al desarrollarse la industria perdió su valor o sustancia, siendo suplantada en el comercio, en la manufactura y agricultura. Tomaba como norma para criticar el régimen burgués, los intereses de los pequeños burgueses y los campesinos simpatizando por la causa obrera con el ideario de la pequeña burguesía; más solo busca restaurar los antiguos medios de producción junto a su régimen tradicional de propiedad y sociedad.
  3. El Socialismo Alemán: Su preocupación era relacionar las nuevas ideas francesas con su vieja filosofía, esto mediante la traducción. Los literatos alemanes usaron de la literatura francesa a modo que ajustaron su filosofía a la original, dando casos como que la idea original criticaba al dinero, ellos la exhibían como la “expropiación del ser humano”, entre otros. Sin embargo, este socialismo procuraba no tratar la crítica francesa que hablaba de su pasado como país, presuponiendo la existencia de la sociedad burguesa moderna, con sus peculiares condiciones de vida y organización política; pudiendo así, proclamar a la nación alemana como nación modelo y al gobernado alemán como el tipo ejemplar de hombre, ocultando sus carencias y vicios bajo un sentido socialista.
  4. El Socialismo Conservador: Buscaba mitigar las injusticias sociales para así garantizar la supervivencia de la sociedad burguesa. Formado por economistas, filántropos y humanitarios, consideraban ideales las condiciones de vida de la sociedad moderna sin las luchas o peligros que propiciaban. Su ideal es la sociedad burguesa sin el proletariado, representándose, así como el mejor de los sistemas posibles; para esto invita al proletariado a rechazar todo movimiento revolucionario diciéndole que lo que interesa no son esos cambios políticos, sino determinadas mejoras en las condiciones materiales y económicas de su vida. Todo el socialismo burgués puede reducirse a que los burgueses deben seguir siéndolo con apoyo de la clase trabajadora.
  5. El Comunismo Critico-Utópico: Sucede cuando el proletariado choca con su falta de desarrollo y la ausencia de las condiciones materiales para su emancipación, creando así una literatura reaccionaria, torpe y vaga; y aunque trate de forma rustica la lucha de clases y la acción de los elementos disolventes que crea la sociedad gobernante, no acuerdan en ver en el proletariado un movimiento político y social propio. A su vez, les falta la industria para emancipar a su clase, y se dedican a perder el tiempo creando una ciencia social y leyes sociales. En resumen, para ellos el curso de la historia se cifra en la propaganda para una práctica ejecución de sus planes sociales, la revolución por la vía pacífica y cuasi- fantástica.

 

Para finalizar, se analizará el cuarto capítulo, de la actitud de los comunistas frente a otros partidos de oposición: Es al final cuando Marx define las relaciones del comunista con los demás partidos obreros existentes, con los cartistas ingleses y con los reformadores agrarios. Declara que los comunistas representan un porvenir dentro de los movimientos sociales. Ya sea en Francia, Suiza, Polonia o Alemania, todos los demás partidos tratados por el autor se alían al partido democrático-socialista contra la burguesía conservadora y radical; y aunque resulten contradictorias en parcialidad o totalidad sus ideas bajo la lupa del comunismo, el autor enaltece la intención revolucionara detrás de todos esos movimientos, pues reafirma su teoría a la vez que acerca y asienta cada vez más las bases de lo que será ese comunismo que tanto se buscaba. Y es debido a su calidad y trabajo de obreros, que su conciencia se reivindica cada cierto tiempo a protagonizar un antagonismo hostil hacia la burguesía, para que, con el paso del tiempo, el proletariado se encuentre preparado para volverse contra la burguesía y derrocarla mediante el espíritu de revolución que el mismo capitalismo crea en sus subordinados, siguiendo así las palabras de Marx “El capitalismo crea a sus sepultores”.

Resumiendo: los comunistas apoyan en todas partes todos los movimientos revolucionarios que se planteen contra el régimen social y político dominante, esta crítica nace del deseo por una comunión e inteligencia de los partidos democráticos de todos los países. Orgullosos de no ocultar sus ideas e intereses, los comunistas declaran con la cabeza en alto que la violencia es necesaria para derrocar el orden social que les domina, exigiendo a los burgueses capitalistas que se atemoricen y tiemblen por sus amenazas, pues es cuestión de tiempo que la revolución definitiva suceda y les arranque del poder, pues los obreros del mundo no tienen nada más que sus cadenas por perder y el mundo por ganar.

Conclusión

A través de las pasadas páginas se dio un resumen de los temas expuestos por Karl Marx y Friedrich Engels en el Manifiesto del Partido Comunista; libro pequeño, con la versión analizada contando con solo 32 paginas, dado que como se dijo en la introducción, este pretendía llegar al proletariado iletrado y poco culto de Europa. El conocer sus ideas permitirá dar contestación a las preguntas introductorias del ensayo: ¿Es el Manifiesto Comunista un libro con ideas relevantes al mundo moderno y época actual? Y si así es, ¿Cómo sería esa interpretación bajo los paradigmas que plantea el Siglo XXI?

El Manifiesto Comunista sigue siendo relevante a nuestras ideas dado que expone el ultimo hito o gran teoría económica producida por la humanidad en relación al beneficio de la clase baja que siempre resulta explotada por los dominantes (Ya sean mercantilistas, fisiócratas o liberales), buscando siempre que la revolución a través de armas permita derrocar el sistema explotador de la plusvalía del trabajador. Esa idea puede, la sociedad contemporánea, tomársela a pecho e iniciar una revolución violenta, buscarla a través de la paz y diplomacia (Como plantea el comunismo critico-utópico) o interpretarla bajo otros focos para obtener de ella diferentes resultados aplicados en diferentes objetivos siempre en sintonía con la liberación del proletariado. Bajo el Siglo XXI, se reitera, cada quien es libre de interpretar el manifiesto como desee; Aunque siempre respetando los derechos del proletariado como los de un apreciado conocido, pues toda la clase media y clase baja es la que carga la fuerza de trabajo del mundo, lo que les vuelve el verdadero poder económico y político del globo.

Bibliografía

  1. Karl Marx y Friedrich Engels. (1848). Manifiesto del Partido Comunista. Alemania: Marx-Engels

 

22 May 2021
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