Apolo, Dionisos y Sócrates en El Libro de Nietzsche 'El Nacimiento'

El libro de Nietzsche ‘El Nacimiento’ de una tragedia tiene como tema principal el arte, la naturaleza de este, y su papel en la vida del humano, pero el interés que Nietzsche tenía no era académico, sino con su creencia de que la creación artística surge de nuestra parte más honda, creyendo que no somos animales racionales, sino creadores.

Nietzsche lleva a cabo su labor de relación que guarda la sensibilidad frente al dolor y la búsqueda inmensa de belleza en el pueblo griego. Esto es, la concepción del pesimismo de la fortaleza que amplía el concepto del sufrimiento haciéndolo plenamente fundamento de su discurrir. Si hay un enfrentamiento cara a cara con el dolor y el sufrimiento es porque la plenitud de su existencia así lo dicta. El sufrimiento se percibe por fuera del espíritu empobrecido en la resignación. Y el pueblo griego conoció el horror y el espanto de la existencia y a ellos hizo frente. El hombre griego hace pasar la duplicidad por el estado de visión, con Apolo intensifica el ojo en la figura, con Dionisos establece el puente que lo aproxima a la visión de lo inconmensurable. Apolo entrega su arte escultórico, Dionisos la música. En medio de ellos, en apariencia, el arte, como puente de su encuentro discordante.

También presentan a los dioses Dionisos y Apolo, Dioniso es quien intensifica las emociones al punto de perder completamente subjetividad y Apolo es el dios de las fuerzas figurativas. Y los vincula con una cualidad, a Apolo vincula con el sueño, debido a que a este también se le nombra dios creador, y a Dionisos se le asigna la embriaguez.

Propone los términos Apolíneo-Dionisiaco, presentan a los dioses Dionisos y Apolo, Dioniso es quien intensifica las emociones al punto de perder completamente subjetividad y Apolo es el dios de las fuerzas figurativas. Y los vincula con una cualidad, a Apolo vincula con el sueño, debido a que a este también se le nombra dios creador, y a Dionisos se le asigna la embriaguez, que significa la dualidad otorgada sobre figuras de la mitología griega, enlazándolo con el desarrollo del arte, y diciendo que así fue el inicio de la tragedia ya que como el dice, la tragedia es el resultado de la fusión entre los instintos antagónicos de lo apolíneo y lo dionisíaco, Nietzsche, además cuenta que para que la tragedia muere cuando una figura separa esta unión, el destructor de esta unión no es mas ni menos que Sócrates, según el autor, es el representante de una nueva mentalidad que cree llegar a todas partes de la realidad gracias a la racionalidad, es el prototipo del hombre teórico, es decir, alguien quien cree que la vida ya no es digna de ser vivida sino convertida en algo que debe ser conocida, así pues la vida pasa a ser esencialmente un objeto de estudio y conocimiento, y que todas las personas existentes deben someterse a las leyes de la razón y la causalidad, por esto Nietzsche considera a Sócrates el primer pensador científico.

Gracias a Sócrates el hombre “trágico” se volvió “teórico”. Sócrates antepone la racionalidad a los instintos, y cree que es capaz de eliminar lo complejo gracias a la lógica, a esto le sumamos que, según él, en el libro del filosofo alemán, no hay nada que no pueda ser expresado y de lo que no se pueda convencer a otro individuo. Estos principios de la filosofía socrática fueron aplicados a la tragedia del griego Eurípides quien hizo que el coro empezara a perder terreno y la ganara la trama y los personajes, a quienes se les quito el carácter heroico y excepcional, lo que se traduce en la eliminación paulatina de la música en las obras trágicas.

El autor se refiere al fenómeno del folclore popular, como si fuera el vestigio de una unión entre los ideales de los apolíneos y de los dionisiacos, por lo que cree que es un espejo al sufrimiento y la contradicción, y dependiendo de la parte musical, como puede ser la melodía o la fuerza va a significar algo diferente.

Nietzsche además se guía para la caracterización de la música dionisíaca en los preceptos de Schopenhauer en su libro El mundo como voluntad y representación. La música se concibe como expresión del mundo de donde deriva su lenguaje propiamente universal. La música que viene de Dionisos es respecto lo físico, lo metafísico y respecto a la apariencia, la cosa en sí. La música corporaliza la voluntad atendiendo la totalidad de sus manifestaciones de modo inmediato.

Ahí la intuición de la fuerza musical por dar a ver la esencia del mundo, que se impone como sabiduría dionisíaca. La música fuerza a la imagen apolínea a dar la esencia dionisíaca. Bajo este presupuesto lo trágico se constituye en el lugar donde la música alcanza su simbolización suprema, donde encuentra la expresión simbólica de su auténtica sabiduría dionisíaca. Lo trágico que se desprende del espíritu de la música, hace comprender la alegría por la aniquilación del individuo.

El arte dionisíaco es trágico. En lo alterable de las apariencias se percibe la vida eterna. La vida se prolonga en la dinámica del constante nacer y perecer.

En el capítulo 7 Nietzsche dice que el coro trágico no se diferencia con las figuras del escenario. De la onda rítmica se desprende lo ajeno que se mantiene frente a una consideración naturalista, por cuanto lo que sucede en el coro de la escena no es representar o mostrar de manera literal lo que ocurre en la realidad empírica, siguiendo sus mismos preceptos de tiempo, espacio y causalidad, para que quien asista establezca su diferencia con la ficción del escenario y su realidad. El coro, según el filósofo alemán está por encima de lo empírico. Así el coro insiste con la misma realidad y credibilidad en el hombre griego, toda vez que se encuentra bajo la admisión del mito y del culto. «El coro de sátiros es la corporeización del consuelo metafísico que detrás de la mutabilidad de las apariencias acentúa el carácter placentero de la existencia por su derroche en el crear y en el perecer». «Con este coro es con el que se consuela el heleno dotado de sentimientos profundos y de una capacidad única para el sufrimiento más delicado y pesado, el heleno que ha penetrado con su incisiva mirada tanto en el terrible proceso de destrucción propio de la historia y de la crueldad que en la naturaleza hay, y que corre peligro de anhelar una negación budista de la voluntad.» Aquí la tragedia, entendida como obra de la intensidad dionisíaca que en el coro satírico imprime toda su fuerza. Lo dionisíaco aumenta encubrir el simulacro del coro trágico.

La única forma de arte en la cual podemos intuir el drama musical antiguo, aunque de modo idealizado, es la ópera, sin embargo, ésta se presenta como una caricatura mentirosa y artificial de lo que fue aquella dado que adolece de lo principal, el brotar no de la erudición sino de un instinto natural, es decir, de una fuerza inconsciente llegada desde la vida propia del pueblo, donde pone su huella el paso de Dionisos. Su ir al teatro evidencia la presencia dionisíaca puesta ahora en un movimiento más evolucionado que ha ido procurando elementos para un tipo de espectador que sea acorde al drama. Hay una atmósfera común que permite la evolución del instinto dionisíaco tanto en la expresión artística del drama como del oyente que se acerca a él para relajarse en un espacio público. Hay en esa sincronía evolutiva, en el drama y en el espectador que asiste, un aire de extrañeza que convoca con mayor intensidad, y ello viene dado por el hecho de que la representación se hace en intervalos de tiempo muy medidos, no de manera consecutiva y cotidiana, lo que provoca que siempre se esté esperando y que cada vez que pasa es como si fuera la primera vez.

En el capítulo 19 Nietzsche profundiza en la ópera para mostrar el arte de la cultura socrática, se caracteriza por el predominio de la palabra sobre la música, pero se apoya en ella para remarcar la virtuosidad de la voz, el objetivo de esta música es seducir al espectador.

Más adelante, el autor, se preguntará el que atrae, y se responde pensando que es debido a la alegría del héroe griego y debido a su destrucción, también saca mas puntos los cuales parecen ser opuestos, como, por ejemplo, que transfigura el mundo, pero a su vez lo niega, o ve a la figura del héroe trágico, pero se pone alegre al ver como lo aniquilan.

Finalmente, hace una especie de resumen donde vuelve a hablar de la música y remarca que la unión de lo apolíneo-dionisiaco es buena, que es lo que inicia la tragedia griega, diciendo también que a partir de ese momento la esencia de la naturaleza se va a expresar y que el mundo necesita nuevos símbolos y representaciones, como si estuviera criticando al arte de su momento y diciendo que el arte de la época clásica era mejor.

24 May 2022
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