Breve Descripción De El Prisionero De Azkaban
El Prisionero de Azkaban es uno de los libros que presenta los mejores y más importantes personajes en la saga de Harry Potter, pero también es uno de los que cuenta con mayor cantidad de errores de continuidad y coherencia con respecto al resto. En el libro se presentan dos artefactos distintos, el mapa, que ya discutimos, y el giratiempos, que abre todavía más posibilidades inexploradas, pero comencemos por lo más básico: la razón por la cual se lo dan a Hermione.
Hermione, alumna de 3er año, tiene un problema con su horario escolar. Como es tan aplicada, quiere presentarse para todas las clases existentes, y, naturalmente, varias de ellas solapan. No obstante, ¿no es curioso que solamente Hermione tenga este problema? Sí, sabemos que es brillante y tiene mucha sed de conocimiento, ¿pero no sería lógico que todos los alumnos pasados que acudieron al tercer año de Hogwarts se enfrentaran a la misma situación, e incluso, de la misma edad que Harry y el resto?
Ciertamente, por algo McGonagall cuenta con el giratiempos, debe utilizarse únicamente para este tipo de casos extraordinarios, ¿pero si es un artefacto tan peligroso, no sería mejor dejar las cosas como están y ofrecer mejores horarios para los alumnos? Porque recordemos que el giratiempos se puede utilizar para cambiar el pasado, como se exploró en Harry Potter y el legado maldito.
Y ya que estamos en ese tema, ¿nadie pudo haber retrocedido en el tiempo y acabar con Voldemort antes de la primera guerra mágica, un par de horas después, con un mejor plan? Y, ¿qué pasa si un mortífago logra burlar la seguridad del Ministerio (y esto no sería imposible, considerando que muchos trabajaban en el sitio en sí) y robarse uno de ellos? ¿No habrían creado una realidad alterna donde Voldemort ganaba todas las guerras, o evitado que se desvaneciera en primer lugar en solo cuestión de retroceder un par de horas?
En conclusión, el giratiempos es un problema narrativo típico que muchos autores no saben manejar, y JK lo aplicó en términos muy sencillos: llevó una línea narrativa hacia donde quería llevarla, y luego… se olvidó del aparato y convenientemente destruyó los que quedaban en el ministerio durante el quinto libro. Sin embargo, es imposible no plantearse estas preguntas, sobre todo teniendo en cuenta las paradojas temporales y todo lo que pueden acarrear, concluyendo así, que J.K. Rowling no solo es una buena escritora a la hora de trabajar historia, sino que las enlaza y desenvuelve de manera única y satisfactorias.
