Bulimia Y Anorexia Nerviosa Transtornos Psiquiátricos

 

La anorexia nerviosa es una enfermedad psicológica que tiene consecuencias físicas. Se caracteriza por el bajo peso corporal y la distorsión de la imagen corporal con un miedo obsesivo a aumentar de peso, que se manifiesta al privar al cuerpo de alimentos. A menudo coincide con altos niveles de ejercicio para lograr mantener el cuerpo delgado, aunque también se presentan diferentes síntomas, tales como la ausencia de la menstruación (amenorrea), la piel se torna de un color amarillento, enfermedades como hipoglucemia, hipercolesterolemia e hipertrofia, bajos niveles de deseo sexual, anemia, infecciones en las encías, trastorno bipolar, trastorno de ansiedad, TOC, depresión, entre otros. 

El criterio de diagnóstico para tal manual consiste en tres propiedades las cuales son dejar de consumir la energía necesaria y así llegar a una disminución de peso, el miedo a engordar y alteración en el cuerpo propio no teniendo el cuenta la gravedad de lo que conlleva el bajo peso corporal. El DSM V explica el trastorno de bulimia nerviosa como episodios recurrentes de atracones. No existe mucha diferencia entre anorexia nerviosa y bulimia nerviosa, sin embargo podemos aclarar que los individuos que sufren del segundo trastorno, presentan ingesta de grandes cantidades de alimentos cuando no sienten hambre físicamente y comportamientos compensatorios inadecuados recurrentes para prevenir el aumento de peso, tales como el vómito inducido, el uso indebido de laxantes, diuréticos, el ayuno o el ejercicio excesivo. Existe una pérdida de autocontrol ya que los individuos no son capaces de parar de comer si ya han iniciado.

Bases genéticas del trastorno

Al hablar de factores genéticos, es importante entender que se han realizado estudios acerca de qué tan influyente es la genética específica en la aparición de los TCA. Los estudios realizados aún no confirman esta teoría, pero sí explican que existen ciertos factores de riesgo procedentes de la genética como la disminución de los genes de serotonina y estrógeno, que pueden llegar a desarrollar la enfermedad. Hoy en día estos estudios continúan, y lo que pretenden es estudiar qué alteraciones relacionadas con el peso corporal se dan respecto a niveles altos o bajos de diferentes genes como serotonina y dopamina. Se utiliza el método de polimorfismo genético que se entiende como, “ Una variante genética en la secuencia del ADN entre individuos de la misma especie y que se encuentran en una frecuencia superior al 1%”. Este método lo que pretende es buscar qué alteraciones se presentan frecuentemente en los genes de humanos que están relacionados con los TCA, específicamente en AN y BN.

Los factores genéticos influyentes en los TCA buscan una sustentación, y esta se da por medio de la explicación de los tipos de estudios existentes relacionados con los genes. Existen estudios formales y estudios moleculares. La primera división se puede explicar primero cómo familia ya que si en primer grado hay a existencia de familiar que padece el trastorno la persona se encuentra en factor de riesgo, también podemos hablar de gemelos que se conocen como herederos en riesgo de padecer el trastorno tanto de AN como de BN por su genética unida a factores ambientales y sociales. En la segunda división se encuentran los estudios de ligamiento, que busca entender la relación genética entre los miembros de la familia, en la AN se encontraron relaciones en los cromosomas 1,2,3,4 y 13 y en la BN en el cromosoma 10. También hay estudios del gen candidato que busca por medio de un pensamiento encontrar la relación entre un gen específico y el TAC, en AN se encuentran los neurotransmisores influyentes en el hambre, la llenura y otros factores involucrados en la ingesta de alimentos y en la BN encontramos al transportador de serotonina que no proporcionó información representativa en la enfermedad, pero si la grelina conocida como la hormona del hambre.

Neurofisiología de AN Y BN

Estudios en los tramitemos alimenticios y la ingesta de alimentos se ha logrado identificar la participación de algunos sistemas neuronales, incluyendo también los de el autocontrol y recompensa. Hay una relación entre los mecanismos que regulan la conducta alimentaria y factores personales como el social, psicológico y biológico. De esta manera tanto en el cerebro de persona q sufren de anorexia o bulimia como en los que sufren de obesidad, hay sistemas específicos que regulan el hambre y la saciedad.

Las alteraciones en estos sistemas neuronales podrían llevar a padecer algún transitorio alimenticio junto a comportamientos adictivos, tendencia depresiva y conductas obsesivas. De esta si se quiere entender estos comportamientos alimenticios es necesario es necesario entender los rasgos genotípicos y ambientales de las personas ya q pueden existir características propias y adquiridas.

La interacción ambiental y biológica unida a factores personales y psicológicos, juegan un papel importante en las adicciones alimenticias. En los factores psicológicos y sociales la AN y BN se pueden explicar por mala nutrición y en cuanto a los biológicos se logró identificar que podría darse por implicaciones en los genes que controlan el sistema alimentario y que además se logró identificar que la historia familiar sujeta a estos transitorios alimenticios son más propensos a estos problemas. Se logró ver que los alimentos hedónicos causan alteraciones similares en el sistema alimenticio que los transitorios, solo que se diferencian en que con los alimentos hedónicos se crea una adicción por ciertos alimentos.

La ingesta de alimentos está regulada por un sistema de control que va desde el estómago hasta el hipotálamo por medio de las hormonas: leptina, encargada de inhibir la ingesta de alimentos y mantener el gasto energético, y la grelina que se encarga de la saciedad al estar lleno. Cuando se sufre de TCA es por la alteración en la producción de estas hormonas, ya sea por una sobreproducción de leptina o que no se produzca grelina.

La bulimia y la anorexia son transitorios psiquiátricos que han sido estudiados desde la neurobiología del hambre y la saciedad. La ingesta está integrada por señales homeostáticas que busca equilibrio e instinto de saciedad, pero se ve afectado con los atracones, purgas y dietas.

La hormona anorexigénica PPY es una hormona liberada en el colon que ayuda a sentirse saciado. La PPY actúa sobre circuitos centrales del apetito, como el hipotálamo y el tronco encefálico, está PPY genera una menor ingesta de alimentos. La insulina es otra hormona importante, la cual regula el apetito. Se ha comprobado que los individuos con AN y BN manifiestan reducción en los estrógenos mientras que los que sufren solo de AN manifiestan reducción en la testosterona.

Tratamiento y papel del psicólogo

Existen dos maneras principales de realizarlo: la primera es de ingreso hospitalario donde se restaura la pérdida de peso y se normaliza la alimentación y la segunda, en el ámbito ambulatorio con el fin de facilitar el mantenimiento de la ganancia peso, prevenir recaídas y también mejor los síntomas psicológicos, prohibiendo el control del peso y se procediendo a un registro semanal. Los pacientes deberían ser hospitalizados antes de que su estado físico sea inestable. La decisión de hospitalizar debe tomarse en función de factores psiquiátricos, conductuales y médicos, siendo los principales factores: disminución de la ingesta, disminución del peso a pesar de la intervención ambulatoria, presencia de estresores que interfieran con la habilidad del pacientes para comer o presencia de comorbilidad psiquiátrica que requiera hospitalización . En cuanto al ámbito ambulatorio semanalmente, se hará control del peso y forma. Con relación a los tratamientos farmacológicos, son numerosos los fármacos que se han empleado para abordar las distintas características de estos pacientes. Por ejemplo, los tratamientos farmacológicos han sido dirigidos para incrementar el apetito, disminuir los síntomas obsesivo-compulsivos, mejorar el estado de ánimo, disminuir los pensamientos relacionados con el peso y la figura. 

La rehabilitación nutricional

Los pacientes pueden beneficiarse por medio de suplementos vitamínicos y minerales mientras son educados sobre los riesgos de sus patrones alimentarios y proporcionados con apoyo, tanto a ellos -los pacientes- como a sus familiares y gente cercana. Los objetivos de los tratamientos psicológicos deben ser: proporcionar ayuda a los pacientes para que entiendan y cooperen con su rehabilitación física y psicológica; facilitar la comprensión de su enfermedad, brindar información para que cambien las conductas y actitudes disfuncionales relacionadas con su trastorno alimentario y trabajar suponiendo la mejora en base a el funcionamiento interpersonal y social. Se debe identificar por qué se desencadenó el trastorno y en qué momento de la enfermedad se encuentra el paciente en cuanto a lo emocional y se debe investigar acerca del ambiente familiar y el entorno cotidiano. Se deben realizar encuentros de psicoterapia individual, grupal y familiar, proporcionando una terapia cognitivo conductual para así ayudar al paciente hasta que este pueda tomar buenas decisiones por sí mismo respecto a su salud, mejorar el estado de ánimo y disminuir los pensamientos relacionados con el peso y la figura corporal.

En trastornos como la AN y BN se utiliza un Eating Attitudes Test que pretende determinar si se tiene o no una enfermedad alimentaria. Las terapias más eficaces son las de exposición con prevención de respuesta y la terapia cognitivo-conductual. La exposición con prevención de respuesta incluye exponer a los pacientes a los estímulos que normalmente les llevan a darse atracones o a vomitar y así evitar la respuesta. La terapia cognitivo-conductual permite modificar su sistema erróneo de ideas, la distorsión de su imagen corporal, la búsqueda de asemejarse a modelos publicitarios, Las expectativas de que van a ser más amadas a menor peso, el perfeccionismo extremo etc. La terapia psicológica debe aplicarse siempre, tanto a nivel ambulatorio, como hospitalario.

Referencias

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14 July 2021
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