Campos De Concentración Japonés En Estados Unidos

¿Que son los derechos humanos? 

Son las libertades y obligaciones inherentes a todos los seres humanos que nadie tiene autoridad para negarlos. No hacen distinción de sexo, nacionalidad, origen étnico, color, religión, lengua, edad, partido político o condición social, cultural o económica. Son universales, indivisibles e interdependientes. La Declaración Universal de los Derechos Humanos del 10 de diciembre de 1948 recoge en sus 30 artículos los derechos humanos considerados básicos. La unión de esta declaración y los Pactos Internacionales de Derechos Humanos y sus protocolos comprende lo que se ha denominado la Carta Internacional de Derechos Humanos. Mientras que la Declaración constituye, generalmente, un documento orientativo, los Pactos son tratados internacionales que obligan a los Estados firmantes a cumplirlos.

La entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial tras el ataque a Pearl Harbor dio pie a uno de los capítulos más oscuros y desconocidos de la historia de esa gran nación. Miles de japoneses-americanos fueron confinados como enemigos en campos de concentración luego de “la fecha que vivirá en la infamia”. Luego del ataque en Hawaii, Estados Unidos comenzó a tomar medidas para controlar posibles ataques internos por parte de la comunidad japonese-americana.

Washington temía represalias tras declararle la guerra al imperio japonés y puso en marcha la maquinaria para proteger su territorio. La medida más radical en reacción a este suceso fue la orden ejecutiva 9066. Firmada el 19 de febrero de 1942 por el presidente Franklin D. Roosevelt (PAPÁ), la misma tenía como objetivo delimitar las zonas militares de exclusión en las que controlar al “rival”, en este caso los japoneses-americanos.

El gobierno de los Estados Unidos creó atreves de la orden ejecutiva 9066 diez campos de concentración en 8 estados: California, Utah, Idaho, Wyoming, Colorado, Arizona, Arkansas y Georgia. En total albergaron alrededor de 120,000 japoneses-americanos hasta 1945.

El gobierno tenía como objetivo fue trasladar estos ciudadanos desde su residencia habitual, mayoritariamente en la costa oeste, a instalaciones construidas bajo medidas extremas de seguridad más al centro del país. Los campos estaban cerrados con alambradas de púas, vigilados por soldados, y ubicados en las partes más remotas de los 8 estados antes mencionados. Los intentos de abandono del campo en ocasiones resultaron en el abatimiento de los internados.

También hubo internamientos en campos de concentración estadounidenses para ciudadanos de origen alemán e italiano, esto se debe a que al igual que Japón, Alemania Nazi e Italia bajo Mussolini también le declararon la guerra a los Estados Unidos. Claro en comparación con el número de ciudadanos afectados de origen japonés, 120,000 aproximadamente, los alemanes­americanos y italianos­americanos, sufrieron muchísimo.

Esta medida tan drástica fue tomada como reacción al ataque a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial, como mencione anteriormente. Estados Unidos se incorporó tardíamente a los Aliados que luchaban contra las Fuerzas del Eje, y por eso en vez de prevenir posibles ataques o incluso invasiones, tuvieron que reaccionar al ataque, algo que ya se ha vuelto costumbre en el gobierno norteamericano.

Inicialmente se pensó en obligar a los japoneses étnicos a vivir en áreas seleccionadas en el interior del país, lejos de puntos estratégicos e importantes de la nación, pero los pobladores de estas áreas protestaron contra la medida y se decidió internar a los prisioneros en campos especialmente creados para el fin de internamiento.

Entonces los japoneses-americanos fueron obligados a vender sus viviendas y negocios en ocho días, aunque en algunas partes este tiempo se rebajó a cuatro días o se elevó a dos semanas. Al enterarse de esta medida, aparecieron compradores hostiles, que compraron las posesiones japonesas a precios muy bajos. En aquellos días, los japoneses-americanos poseían un 0,02% de la tierra cultivable de la Costa Oeste, pero el valor de sus tierras, en promedio, era siete veces superior al del promedio regional. Cuando a un afectado por la medida se le negaron unos días adicionales para recolectar su cosecha, la destruyó. Inmediatamente fue arrestado acusado de sabotaje, este fue el mayor caso de sabotaje japonés reportado en Estados Unidos durante la guerra.

Muchos japoneses-americanos colocaron sus posesiones en almacenes, esperando reclamarlas después de la guerra, pero mientras tanto fueron vandalizadas y robadas. Algunos las arrendaron, pero los ocupantes luego se rehusaron a pagar el alquiler. Algunos dueños de plantaciones descubrieron después de la guerra que sus trabajadores habían vendido los terrenos a terceros. Muchos que decidieron no vender sus propiedades, descubrieron después de la guerra que sus casas habían sido invadidas o que el Estado las había expropiado por no haber pagado impuestos.

Una vez finalizado el tiempo para la preparación, los japoneses-americanos fueron llevados a centros de reunión en trenes o autobuses, vigilados por guardias armados. En la mayoría de los casos, estos centros eran hipódromos, y los evacuados tenían que dormir en los establos.

Al final de mayo de 1942, los evacuados fueron instalados en campos rodeados por alambrado de púas. Dichos campos fueron llamados ‘centros de reubicación’, pero las condiciones de vida allí eran ligeramente mejores que las de los campos de concentración. En los campos, a cada familia se le entregaron placas con un número grabado para cada miembro, que fueron utilizadas para identificarse.

Crystal City en Texas, uno de los campos de internamiento, fue donde se alojaron japoneses-americanos y alemanes, los internados recibieron un trato agradable por parte de las autoridades estadounidenses. Por otro lado, el campo de Tule Lake estuvo bajo un régimen más severo; se reservó para los descendientes de japoneses y sus familias que eran sospechosos de espionaje, traición o deslealtad, así como para líderes comunitarios, como sacerdotes o maestros. Otra familias japonesas-americanas fueron llevadas a Tula Lake al solicitar ser repatriadas a Japón. En este campo hubo algunas manifestaciones pro-japonesas en el transcurso de la guerra.

En respuesta a los sucesos que sufrieron los japoneses-americanos, surgio una frase que se volvió muy común entre ellos, “shikata ga nai”. La frase se traduce comúnmente como “no puede hacerse nada al respecto”. De hecho, Jeanne Wakatsuki Houston y James D. Houston, relatan en su libro de memorias Farewell to Manzanar (1972), que fue comúnmente usada para resumir la resignación de las familias internadas en su desamparo frente a las condiciones del internamiento.

Durante la guerra, muchos estadounidenses descendientes de japoneses perdieron todas sus posesiones ya que sus ahorros fueron confiscados por el gobierno al ser considerados ‘propiedad enemiga’. Se estima que se perdieron unos $400 millones de dólares de esta manera, pero después de la guerra, el gobierno solamente devolvió $40 millones de dólares. Sin embargo, estas devoluciones ocurrieron muchos años después del ataque a Pearl Harbor. En el caso de los clientes del Yokohama Specie Bank, banco estadounidense de origen japonés, los depositantes no recibieron sus ahorros sino hasta 1969, cuando la Corte Suprema falló a su favor, especificando que la devolución debía realizarse sin intereses y al cambio pre-guerra.

De hecho, una de las unidades más condecoradas durante la segunda guerra mundial fue el 442º Equipo de Regimiento de Combate, integrado por japoneses-americanos. En total recibió siete Citaciones Presidenciales de la Unidad, una Medalla de Honor, 47 Cruces por Servicio Distinguido, 350 Estrellas de Plata, 850 Estrellas de Bronce y más de 3600 Corazones Púrpura. Sin embargo, en algunos casos, la familia de un soldado podía encontrarse en los campos.

La designación exacta de los campos es objeto de discusión entre las fuentes y los historiadores; las referencias oficiales los designan como ‘campos de internamiento’. Los defensores de la medida prefieren el nombre de campos de reubicación; otros hablan de ellos como campos de detención o de concentración.

No fue hasta la primavera de 1944 que el Departamento de Guerra recomendó la disolución de los campos al Presidente Roosevelt. Sin embargo, debido a que ese año Roosevelt buscaba la reelección, la decisión fue aplazada.

De esta manera, en la primera reunión de gabinete después de la reelección de Roosevelt, se decidió soltar a todos los evacuados que habían demostrado ser leales. Pero esta decisión tardó un año en llevarse a cabo completamente. A la salida, los evacuados recibieron un boleto de tren y $25 dólares.

El gobierno estadounidense ofrecería compensaciones a las víctimas a partir de 1951, pero se disculparía sólo en 1988, afirmando que la concentración de prisioneros se debió a ‘los prejuicios raciales, la histeria bélica y la deficiencia del liderazgo político’. El Presidente Ronald Reagan firmó además un acta, donde ofrecía $20,000 dólares a las víctimas sobrevivientes de los campos de concentración, y la misma sería pagada hasta 1991.

Los defensores del término campos de reubicación argumentan que ese era el nombre oficial; que los campos no eran prisiones; y que casi ¼ de los residentes de origen japonés, llegó a recibir permiso para instalarse fuera de los campos, si bien se les prohibió el acceso al área de exclusión en la costa oeste de los Estados Unidos salvo que les avalara excepcionalmente una familia responsable no-japonesa, o una agencia gubernamental.

Los críticos de la denominación oficial deducen que se trata de un nombre que no describe adecuadamente la naturaleza real de dichos campos: perímetros vallados, vigilancia por guardias armados y ubicación aislada, fuera del área poblacional. Pero se han documentado casos en que los guardias dispararon a internos que intentaban cruzar las vallas. Las condiciones se corresponden con lo que se entiende generalmente como campo de concentración, aunque las condiciones no fueran exactamente iguales a las de los de la Alemania nazi o los campos de concentración británicos en África del Sur durante la Segunda Guerra Bóer.

Como todo hay dos versiones sobre un mismo tema, pero la verdad es que campos de concentración o centros de asilamiento, es indiscutible que lo que sucedió luego del ataque a Pearl Harbor en Hawaii fue una violación a los derechos humanos de los japoneses-americanos.

22 October 2021
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