Característica de la Postmodernidad Llamado Incertidumbre
Introducción
El elemento más característico de esta postmodernidad líquida que nos revela Bauman es sin duda la incertidumbre. Seres humanos acostumbrados a la protección de las fronteras nacionales, de Estados más sólidos, de relatos ideológicos o espirituales, de certezas que parecían inmutables, se sienten hoy desnudos frente a la nueva realidad líquida. Zygmunt Bauman, el sociólogo y filósofo polaco, uno de los mayores pensadores contemporáneos , fallecido a los 91 años de edad, nos legó, en sus más de cincuenta libros publicados y en especial en la trilogía (modernidad líquida), (vida líquida) y (amor líquido), una profunda y crítica conceptualización de la postmodernidad, a la cual él llama modernidad líquida, que permite comprender los cambios que la vida de los seres humanos y de sus relaciones sociales, políticas e incluso íntimas, experimentan en esta fase caracterizada por la volatilidad.
Desarrollo
La sociedad que describe Bauman se caracteriza por la profunda inestabilidad de los acontecimientos, por los cambios repentinos e impredecibles, por la incertidumbre existencia de los individuos, por la fractura de las identidades. Por su parte el gran semiólogo y filósofo italiano Umberto Eco se refiere, en sus últimos escritos, a la idea de la liquidez de la modernidad de Bauman y agrega que el postmodernismo implica la crisis de las (grandes narraciones), de los (mega relatos ideológicos), que creían poder sobreponer al mundo un modelo de un determinado orden. Lo que está en crisis y desapareciendo, enfatiza Eco siguiendo a Bauman, es el Estado y con ello las ideologías, los partidos y en general la comunidad de valores que permitían a las personas sentirse parte de algo que interpretaba anhelos y necesidades. Eco traduce las tesis de Bauman sobre la liquidez justamente en la crisis del concepto de comunidad, que da paso, nos dice, a un individualismo desenfrenado, a la competencia, al antagonismo que apaga el sentido de la solidaridad, todo lo cual crea un tipo de subjetividad que mina las bases de la modernidad y de sus características filosóficas.
Por ello Eco, validando a Bauman, dice que se vive efectivamente en una sociedad líquida que requiere, para ser comprendida y superada, nuevos instrumentos filosóficos, pero que gran parte de la inteligencia no ha comprendido la portada del fenómeno y sus consecuencias en todos los ámbitos de la vida. Por ello llama a Bauman (la vox clamantis in deserto). Sostiene que la metáfora de la liquidez -propuesta por Bauman- intenta también dar cuenta de la precariedad de los vínculos humanos en una sociedad individualista y privatizada, marcada por el carácter transitorio y volátil de sus relaciones. Bauman señala que la sociedad que coloca a los pobres, marginados inmigrantes, como los otros, los extraños, el peligro, quiere ignorar que ellos son fruto de una realidad global cada vez más dividida entre ricos y pobres, con menos protecciones sociales y del desmantelamiento del estado de Bienestar y enfatiza que la restricción de la libertad de los excluidos no aumenta la libertad de los que ya la tienen y que ella debe ser universal.
Si para Freud el principio de la realidad había prevalecido al principio del placer individual, ahora, nos dice Bauman, es el principio del placer el que se torna dominante. Socialmente, Bauman considera a este periodo de licuefacción, en el cual los sólidos se van derritiendo, como una versión privatizada de la modernidad, en donde lo público ya no existe como sólido y la responsabilidad del fracaso cae totalmente sobre los hombros del individuo. Estos son algunos de los conceptos a los que se refiere Bauman al hablar de la Individualidad, donde menciona al capitalismo pesado y liviano. Para Bauman este desorden existe desde el momento en que desaparece la frontera entre lo correcto y lo incorrecto, el mundo se convierte en una colección infinita de posibilidades e innumerables oportunidades que aún deben buscarse o, ya se han perdido.
Bauman señala que el concepto de comunidad plantea la visión de la comunidad como una isla de cálida y doméstica tranquilidad en medio de un mar inhóspito y turbulento. Bauman dice que estamos condenados a vivir en la incertidumbre permanente de una sociedad acaparada por el síndrome del consumismo, la competencia individual, el desecho incesante de los productos y la dependencia de lo nuevo que el mercado ofrece, y también, el rechazo, el miedo al otro, cuando el otro es fuertemente impuesto por los efectos de la propia globalización desregulada. Para Bauman, la búsqueda de nuevos tipos de liderazgos, ejemplos o guías se convierte en una adicción, y en otra variedad de la ‘salida de compras’ donde el elector, desprovisto de una tendencia ideológica, ‘vitrinea’ buscando quien satisfaga sus aspiraciones personales. Esto es válido para todos los seres humanos porque las mismas relaciones, incluso las más íntimas, asumen una forma líquida, volátil, donde las relaciones de amor disuelven con facilidad su pasado, ‘no dejan trincheras fortificadas donde resguardarse’ dice Bauman, buscan con prisa la solución personal sin importar el otro, los ligámenes afectivos se tornan frágiles y de la soledad se pasa a la búsqueda de la seguridad para despejar las ansias y en esas condiciones se percibe la relación de amor como una inversión rediticia, como garantía de seguridad y de solución a tus problemas.
En estas condiciones, ‘el amor, dice Bauman, es un préstamo hipotecario hecho sobre un futuro incierto e indescifrable’. Bauman muestra cómo la esfera comercial lo impregna todo, que las relaciones se miden en términos de costo y beneficio, de ‘liquidez’, en el estricto sentido financiero. La actividad de elegir importa más de lo que se elige, y en este contexto los pobres en Bauman, llamados aquí como involuntarios marginados, no forman parte del círculo del consumo, ya que no pueden seguir el ritmo acelerado que llevan los consumidores. ‘Bauman, al reflexionar sobre el Espacio y tiempo’ hace referencia a que el consumo es un pasatiempo absoluto e irredimiblemente individual.
Bauman sostiene que el consumismo, en la sociedad líquida, ha creado desechos humanos, la globalización y la industria del miedo dan vida a la fragmentación y el caos.
Conclusión
La conclusión crítica que nos deja Bauman es que vivimos, el mundo vive, un momento de profunda incertidumbre. El ciudadano global, en esta realidad líquida, vive en una profunda soledad y puede ser salvado solo por la solidaridad, por una emancipación que no renuncia al derecho de cambiar el horizonte de la justicia social hacia adelante, por una democracia que requiere de ciudadanos participantes, como de ideas y valores nuevos, que supere la apatía y la desconfianza existencial que separa a las personas de todo lazo social o político.
Bibliografía
- https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2016/01/09/bauman-asegura-que-la-crisis-global-de-la-democracia-es-el-colapso-de-la-confianza-y-dice-que-las-redes-sociales-son-una-trampa/