Características Del Arte Bizantino Y Paleocristiano

Introducción

El arte paleocristiano comprende desde finales del siglo II al siglo VI, supone una unión entre la Edad Antigua Clásica y la Edad Media cristiana. Surge durante la decadencia del Imperio Romano, en el que se empieza a introducir y desarrollar el cristianismo. El arte paleocristiano alcanza su fase de máximo esplendor a partir del año 313, fecha del Edicto de Milán. Pasa por dos etapas: La etapa clandestina del siglo II al III (catacumbas). La etapa marcada por el Edicto de Milán, en la que Constantino da libertad de culto, pasando a ser el primer emperador romano cristiano. 

Se trata de un arte religioso que se introduce en el mundo romano, pasando de estar perseguido y encontrarse en la clandestinidad a convertirse en una fuerza aliada con el poder. El expresionismo cristiano sustituye al realismo clásico que veníamos conociendo. Se introduce la perspectiva y el modelado como sustitución de las figuras planas sin fondos. Las nuevas religiones comenzaban a difundirse por las clases más bajas, de este modo debían utilizar lenguaje más claro y comprensible. La esencia de la divinidad es imposible de representar. La variedad de los colores era bastante limitada. 

Desarrollo

Las características más destacadas son el simbolismo y la sencillez iconográfica. Las catacumbas surgen en la etapa de clandestinidad debido a la necesidad de las comunidades cristianas de un lugar donde realizar los cultos además de servir de enterramiento. Son el resultado de un laberinto de estrechos pasadizos que reciben el nombre de criptas, que se ensanchan creando cámaras cuadradas o poligonales, los cubículos, donde se les daba sepultura a los difuntos. Catacumba de Via Appia (Roma). 

Cuando el cristianismo se convierte en religión oficial con la promulgación por Constantino del Edicto de Milán (313) y pueden dejar de esconderse y, por lo tanto, abandonan las catacumbas, de este modo deben buscar un nuevo lugar donde realizar los cultos. El sitio escogido fue la basílica, ya que no podían aprovechar los templos paganos. Así es como tiene lugar la cristianización de la basílica, escogida por ser el edificio que mejor se adaptaba a sus necesidades. Compuesta por tres naves, siendo la más alta la del centro.

Estas naves estaban separadas por una hilera de columnas, con el altar al fondo que da acceso al ábside. Pasado poco tiempo los cristianos abandonan las basílicas paganas para construir otras con una nueva planta y que se adapten plenamente a sus necesidades. Santa Sabina (Roma 422-432) es un buen ejemplo de basílica cristianizada. Las basílicas suelen ir acompañadas de otros edificios de planta circular, como los baptisterios, que son edificios sostenidos por columnas, con rica ornamentación y organizados en torno a la piscina donde se realizaban los bautismos. 

También los martiria que eran la evolución de los mausoleos, que se utilizaban como sepulcros y además para el culto. No encontramos escultura de bulto redondo hasta el siglo IV, ya que estaba prohibida la representación de la divinidad. Respecto a la pintura, los pintores de las catacumbas deciden inventar su propia iconografía tomando escenas del antiguo y nuevo testamento, así como el Buen Pastor que representaba a Jesús salvando el alma de un fiel. Encontramos al antecedente de esta representación en el Moscóforo griego, sustituyendo el ternero por una oveja. 

Otra fue la del Maestro, posteriormente se pintó a la Virgen como madre con el niño en el regazo, a la iglesia como Orante y demás simbología como el pez. El arte Bizantino; Contexto Histórico Bizancio fue una colonia griega oriental, ubicada en el estrecho del Bósforo, restaurada por Constantino como Constantinopla once siglos después. Al convertir Constantino la antigua ciudad de Bizancio en la capital del Imperio Oriental en el año 330, culmina un proceso que aseguraba la pervivencia del Imperio de Oriente a la caída del sector occidental y de su capital pagana Roma.

La separación de ambas partes del imperio tendrá lugar con la muerte de Teodosio en el 395, la parte occidental para Honorio y la oriental para Arcadio naciendo así el imperio bizantino. Este consta de tres etapas: La primera etapa que va del 395 al 850, en esta destaca el reinado de Justiniano, un antiguo labrador de Macedonia, era elegido emperador de los romanos, estando en el poder durante 38 años e inaugurando la “primera edad de oro bizantina” pero nunca alcanzó la grandeza de Roma. Intentó reconstruir el Imperio Romano, aunque sus conquistas en el Mediterráneo solo se mantuvieron un breve tiempo.

La segunda etapa comprende del 850 al 1050, esta es una etapa de triunfos militares de expansión y de esplendor. ✢ La tercera etapa va del 1050 al 1453 y es una larga fase de decadencia donde el proceso de feudalización y el incremento del latifundio va minando el poder del monarca. La arquitectura; La cúpula fue la gran protagonista de la arquitectura bizantina, yendo más allá de la arquitectura, convirtiéndose en un símbolo del cielo y del lazo eterno que se quería establecer entre Dios y los hombres. El sostenimiento de las cúpulas superando las soluciones romanas.

Combinan espacios cuadrados con bóvedas curvas a través de pechinas (triángulos esféricos), contrapesan grandes cúpulas con medias cúpulas, con contrafuertes y con muros más gruesos. La multiplicación de cúpulas sobre pechinas parece ser a veces el fin fundamental de los edificios. La planta pasa a ser de cruz griega. El capitel bizantino tiene dos cuerpos, el inferior con decoración vegetal y que se denomina propiamente capitel y el superior o cimacio que puede ser liso o decorado con temas bíblicos. Los interiores de los edificios se cuidan al máximo con una decoración a base de mosaicos y pinturas. 

Además de los temas cristianos (el arte bizantino servirá de modelo al medieval occidental), abundan los motivos vegetales y zoomorfos, ya que la iglesia aspira a convertirse en un microcosmos, un reflejo a pequeña escala de la belleza y la armonía de la Creación. En el exterior hay que diferenciar entre las construcciones de la 1a Edad de Oro (Sta. Sofía, S. Vital, S. Apolinar) con exteriores sobrios en los que el efecto estético se centra en la propia estructura del edificio y en la gradación de volúmenes en altura; de los edificios de la 2a Edad de Oro en los que aparecen los mosaicos.

Los adornos y la alternancia de materiales (piedra/ladrillo) para conseguir efectos cromáticos. Esta tendencia a la valoración plástica del edificio se agudiza en la 3a Edad de Oro, con fachadas de colores, cúpulas doradas, tejas vidriadas etc. (S. Basilio de Moscú). Sta. Sofía de Costantinopla (1a Edad de Oro, época de Justiniano, S. VI) Levantada entre el 527-565 por los arquitectos Artemio de Tralles e Isidoro de Mileto y dedicada por Justiniano a la Divina Sabiduría (Hagia Sofía), es el ejemplo más singular de la arquitectura bizantina de la 1a Edad de Oro y un modelo muy imitado en toda la arquitectura oriental tanto bizantina (Sta. Irene de Constantinopla) como islámica (Mezquita de Ahmed).

El edificio es de plan central organizado en torno a una impresionante cúpula de 31 mts de diámetro cuyos empujes contrarrestan cuatro grandes contrafuertes exteriores y dos semicúpulas situadas en el eje longitudinal de la iglesia. Estas, a su vez, llevan sus empujes al suelo por medio de otras pequeñas cupulillas. En el interior(5) una cuidada decoración a base de mosaicos, pinturas, relieves en mármol, y lujosamente iluminado por los rayos del sol que penetran a través de las cuarenta ventanas de la cúpula, que contrasta con la sobriedad del exterior.

Otra construcción muy importante es San Vital de Ravenna, esta iglesia contiene la más impresionante colección de mosaicos de todo Bizancio. El arte bizantino adoptó el mosaico como revestimiento mural. El mosaico convierte al espacio interior del templo en un reflejo del orden del cosmos, donde se unen la fe cristiana y la dignificación del poder imperial. Este a pesar de tener su origen en Roma, nunca llegó a alcanzar un nivel artístico tan elevado como en Bizancio. Esta técnica consistía en colocar pequeñas teselas de mármol piedra o pasta vítrea en una superficie de cemento componiendo escenas e imágenes. A veces utilizaban oro y plata. 

Conclusión

Los usaron para decorar cúpulas y paredes. El taller imperial fijaba una iconografía oficial, y designaba un lugar específico del templo para cada asunto sagrado, así el ábside se reservó a Cristo en Majestad, sentado en el globo del universo (Cosmocrátor). En el año 726 se inició la revolución iconoclasta que consistió en prohibir a las iglesias que tuvieran figuras religiosas, por lo tanto, se dejaron de construir y se destruyeron muchas ya existentes. 

Durante esta revolución únicamente se representaron cruces desnudas, un trono vacío con las sagradas escrituras y campos con flores. Los mosaicos más importantes que se conservan se encuentran en Santa Sofía (el retrato del emperador Miguel VI) en Constantinopla y en San Vital en Rávena (mosaicos del emperador Justiniano y de la emperatriz Teodora). Además, también son de gran importancia, Cristo Pantocrátor mosaico de la cúpula, iglesia de Martorana. Palermo, Italia. Y Virgen Hodegetria (siglo XI). Mosaico del ábside. Catedral de Torcello. Venecia, Italia.

17 February 2022
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