Clasificación de los Transtornos Perceptivos y de la Imaginación
En términos de Pinillos (1975), la percepción es: “… una aprehensión de la realidad por medio de la cual los sentidos (…), un proceso sensocognitivo en el que los elementos se ponen de manifiesto como tales en un acto de experiencia. Esta experiencia no es, por otra parte, un reflejo pasivo del acto estimulante ni una captación exclusivamente figural de los objetos: percibir conlleva un grado de conocimiento sobre las cosas percibidas y sus relaciones.
Mientras que, por su parte la ilusión, es la clara evidencia de que la percepción no está signada “objetivamente”, es decir, no está únicamente determinada por las características físicas del estímulo a percibir. En el proceso perceptivo, la integralidad del ser reacciona a los estímulos sobre la base de sus predisposiciones, expectativas y experiencias adquiridas previamente.
Clasificación de los trastornos perceptivos y de la imaginación
Para hacer el estudio más sistemático, dividiremos esta clasificación en dos grupos: distorsiones y engaños perceptivos. Por un lado, las distorsiones perceptivas entran en escena gracias a la participación de los órganos de los sentidos (por ello se le denominan sensoriales), es decir, que se generan cuando un estímulo que ocurre fuera de nosotros, y que además es accesible a los órganos sensoriales, es captado de una manera diferente al que cabría esperar tomando en consideración las características formales del propio estímulo.
Por el otro, los engaños perceptivos se dan paso por una experiencia perceptiva novedosa que: primero, suele convivir con el resto de las percepciones “normales”; segundo, no está basado sobre estímulos realmente existentes fuera de la persona (como sucede en las alucinaciones y algunas pseudopercepciones); y, tercero, se mantiene y/o se activa a pesar de que el estímulo que generó la percepción primaria ya no se halla físicamente presente (como es el caso de las imágenes eidéticas).
Distorsiones perceptivas o sensoriales
- Anomalías en la percepción de la intensidad de los estímulos:
Estas anomalías pueden generarse ya sea por exceso como por defecto a lo largo de un continuo: por un lado, se califican como hiperestesias y, por otro lado, como hipoestesias. La desaparición completa de percepción de la intensidad estimular se denomina anestesia. Y, otro tipo muy particular de esta anomalía la constituye la percepción de la intensidad de los estímulos que producen dolor: en este caso se habla de hiperalgesias versus hipoalgesias, en donde la ausencia completa de percepción de dolor es denominada analgesia. Un ejemplo: se registró en paciente para el caso de las algesias, en el cual debido a un cuadro histérico profundo no da muestras de sentir dolor a pesar de que se le aplique algún estímulo que lo produzca.
- Anomalías en la percepción de la cualidad:
A este grupo sumamos las afecciones provocadas por el uso voluntario o inducido de algunas drogas, como la mescalina, así como también de medicamentos y/o por lesiones de tipo neurológica. Pero también pueden aparecer en trastornos mentales, como las esquizofrenias o las depresiones.
Por ejemplo, un paciente que sufre de esquizofrenia puede quejarse de que todo lo que come sabe salado, o de que los perfumes huelen a excrementos; por otra parte, alguien deprimido puede decir que todo “lo ve” (en el sentido de que lo experimenta o lo vive) negro, opaco o sin color.
- Metamorfopsias: Anomalías en la percepción de tamaño y/o formas
Se refiere a distorsiones en la percepción visual de la forma (dismorfopsias) y/o del tamaño (dismegalopsias) de los objetos. En este último reglón se distinguen las micropsias y macropsias (o megalopsias), en las que los elementos de la realidad se perciben, respectivamente, a escala reducida (o muy lejanos) o a escala ampliada (o muy cercanos).
En el caso que estas distorsiones se refieren a la conformación de la persona misma reciben el nombre de autometamorfopsias (Scharfetter, 1977). Por ejemplo, un paciente puede percibir sus propios pies enormes, respecto a lo que realmente son y a una distancia mayor de la normal; o verse ante el espejo con sobrepeso cuando en realidad esto no es así.
- Anomalías en la estructuración de estímulos antiguos || Las Ilusiones:
La ilusión se refiere distorsión perceptiva, por lo tanto se entiende como: “ Una percepción equivocada de un objeto concreto” .
Con esto se concreta que las ilusiones son perceptos sin correspondencia con las cualidades físicas reales de un estímulo concreto. Desde una perspectiva psicológica clásica, las ilusiones son el producto de la tendencia de las personas a estructurar, en un todo significativo, objetos sin mucha relación entre sí o con respecto a un fondo. La ilusión de Müller-Lyer, las ilusiones por contraste, o las figuras reversibles, son tipologías de ilusión, ampliamente exploradas por la psicología experimental.
Un tipo especial de ilusión es la pareidolia, en la cual la persona proporciona un estructura y significado a un estímulo ambiguo o poco estructurado: por ejemplo: cuando se ven caras dibujadas en el perfil de una montaña, en la corteza de un árbol, entre las nubes o en medio del fuego de una fogata, entre otros. Cabe destacar, que las pareidolias no son en absoluto patológicas, es más, estas sirven para ilustrar lo que es una experiencia mental anómala, en la que el término “anomalía” no refiere patología, enfermedad o morbidez.
Engaños perceptivos
De los considerados engaños perceptivos, las alucinaciones son las de mayor significación, ya que en muchos casos las delimitaciones definitorias de los otros engaños perceptivos toman como marco de referencia comparativa la experiencia alucinatoria. Se ampliará este tema de las alucinaciones con mayor dedicación en el post siguiente, sin embargo, acá abordaremos los asuntos de mayor relevancia.
- Alucinaciones:
Se define comúnmente como “percepción sin objeto” (Ball, 1968). En el aspecto clínico se denomina “alucinación” a: …la experiencia sensorial normal para el paciente, o lo que es igual a decir, un percepto como cualquier otro’. (Sims, 1988).
Según Esquirol (1832): “En las alucinaciones todo sucede en el cerebro (en la mente). (…) La actividad del cerebro es tan profunda que el individuo que alucina, consigna cuerpo y realidad a las imágenes que la memoria recuerda sin la intervención de los sentidos.”
Clasificación de las alucinaciones
- Pseudopercepciones o imágenes anómalas:
Es importante señalar la distinción que existe entre las representaciones que tienen su fuente en estímulos o sucesos exteriores (perceptos) y las que, aunque se parezcan mucho a los anteriores, se generan sin la presencia de tales estímulos exteriores (imágenes). Desde esta perspectiva, las pseudopercepciones son: “…anomalías mentales que pueden interpretarse como imágenes, es decir, como procesos mentales muy parecidos a los perceptivos que, o bien se generan en ausencia de estímulos específicos para activarlos o desencadenarlos, o bien se conservan y/o se impulsan a pesar de que el estímulo que los produjo esté inactivo”. Mayor y Moñivas (1992).
Entre las pseupercepciones más conocidas se cuentan:
- Imágenes hipnopómpicas e hipnogógicas
- Imágenes alucinoides
- Imágenes mnémicas
- Imágenes parásitas.
Caso clínico en que se evidencia imagen mnémica
Paciente de 30 años que presenta huella mnémica, a través de la cual rememora la existencia de un miembro de su cuerpo que ha perdido. Sufrió amputación de pierna derecha a raíz de un accidente vehicular. Ella sufre lo que Silas Weir Mitchell, en 1872, denominó ‘síndrome de miembro fantasma’. En su anamnesis declara enfáticamente sentir dolor agudo, escozor, temblores, entre otros síntomas, en su pierna amputada.
A ella se le ha indicado tratamiento a base de analgésicos no esteroideos (ketorolaco de 10 mg vía oral por cinco a seis días), a la par que se inicia terapias psicológicas específicas para esta afección prolongado a 10 días. Y luego, la cantidad de tiempo que fuese necesario para lograr más avances en la huella mnémica de dolor del miembro fantasma.
Para la terapia se empleó ‘la caja espejo, la cual es un cubo con un espejo en el centro, en el que la paciente introducía su pierna sin amputar, por lo cual era posible verla reflejada en el espejo.
Al realizar el ejercicio, y tras la administración de analgésicos indicados, el hecho de poder visualizar su pierna, la hizo internalizar que el miembro está presente a pesar de estar amputado. La paciente entonces mueve su pierna, y a través del uso de la retroalimentación visual y al eliminar las posturas que ocasionaban mayor intensidad de dolor, consiguió dar feedback al cerebro y aliviar el dolor que sentía. Se sabe de casos en que con la aplicación de esta terapia el síndrome de miembro fantasma llega a desaparecer.
Conclusión
A modo conclusivo diré que no existe ningún cuadro sindrómico en el que se dé con exclusividad un trastorno específico, ya que siempre hay junto a estos otras alteraciones, lo cual refleja la morbilidad que subyace en una persona afectada. Ya sea en su sistema cognitivo, o en el sistema fisiológico, véanse comprometidos su contexto sociocultural y familiar o, lo que es más probable, en estos tres dominios; todos los casos de trastornos perceptivos y de la imaginación representan para la ciencia un tema bastante desafiante. El mismo continuará desarrollándose a través de las publicaciones sucesivas.