Cleopatra VII – La Última Reina De Egipto

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Vida:

La vida de Cleopatra está ligada a la ciudad de Alejandría – Egipto, ciudad capital de la dinastía ptolemaica. Desde su creación en el año 331 a.c. por Alejandro Magno; del cual recibió el nombre la ciudad; dicha ciudad fue uno de los puntos más importantes de todo el Mediterráneo. La ciudad disponía de bellos y lujosos edificios de mármol blanco que recorrían la gran avenida, contaba con un conocido faro, la famosa biblioteca y el museo, el mausoleo de Alejandro Magno, se conformaba de suntuosos templos y hermosos jardines. La ciudad de Alejandra contenía una comunidad culta en donde convivían y se combinaban varias como culturas como griegos, egipcios y romanos.

Aquí se desarrollaron principalmente las primeras etapas de su vida de Cleopatra VII, sin la necesidad de trasladarse al resto del reino para conocer su entorno. Así pues, estos años los dedicó a prepararse como una ejemplar descendiente de la dinastía de los Ptolomeos, estudiando y familiarizándose con los asuntos de gobierno, llegando a conocer varias lenguas, lo que le permitió prescindir de un intérprete frente a encuentros con personajes extranjeros.

Se desconoce quién fue la madre de Cleopatra VII, pero su padre; Ptolomeo XII Auletes o El Flautista; el cual se identificaba comúnmente como Dioniso. Su padre tuvo otros cinco hijos, tres mujeres (Cleopatra VI, Berenice IV y Arsinoe) y dos varones (ambos con el nombre de Ptolomeo). Cleopatra VII, tercera en la sucesión al reino, mantuvo buenas relaciones con su progenitor, con lo cual este decidió nombrándola reina junto a su hermano.

Cleopatra VII no podía igualar a las mujeres de los gobernantes del Egipto faraónico, ya que este reino cambio culturalmente después de la invasión de Alejandro Magno. Dicho conquistador había controlado Egipto y después de su muerte fue tomado por uno de sus generales, Ptolomeo Lágida; llamado así porque ser hijo del macedonio Lagos, y fundador de la dinastía de su nombre. Esta familia domino un reino africano durante tres siglos, llevando así al hecho de no preocuparse por el aprendizaje de la lengua nativa. El primer personaje de la dinastía de los Ptolomeos que habló egipcio fue Cleopatra VII, según afirma Plutarco (historiador y biógrafo griego), lo que, junto a otras conocimientos, le genero una notable popularidad entre la población nativa.

El rey solía casarse con sus hermanas y de esa manera la reina asumía la misma dignidad que el esposo. Esta forma de unión familiar convirtió a las mujeres de la dinastía Ptolomeos en personajes muy activos en la política y, en concreto, en el nombramiento del sucesor. Las conspiraciones, violencia, asesinatos de hermanos, hijos, padres, etc. fueron una nota común en la historia de la dinastía, en la que los parientes femeninos participaron muy activamente en la toma de decisiones.

La decadencia de los gobernantes ptolemaicos se unió a la expansión romana por el Mediterráneo. Muchas ciudades iban entrando en el dominio de Roma y parecía que la ciudad de Alejandría iba a serlo también, a fin de dar continuidad a la dinastía ptolemaica, los gobernantes practicaron la política de la amistad y adulación, inclusive el padre de Cleopatra VII soborno a Pompeyo para lograr mantenerse como rey. En paralelo los dirigentes romanos retrasaban la conquista de dicha ciudad, pues temían que el futuro gobernador se convirtiese en un personaje poderoso y peligroso para Roma; de ahí, la consideración de tener a la ciudad de Alejandría como aliado y amigo, adicionalmente también les permitiría aprovecharse de su riqueza y fuerza militar.

Las difíciles relaciones entre los hermanos; actuales reyes de Alejandria; alentadas por la enemistad entre los consejeros del nuevo rey y Cleopatra, desembocaron en enfrentamientos armados. Las acciones de Aquilas, el militar, Potino, el eunuco y encargado de las finanzas, y Teodoto, el tutor, fueron decisivas en el desencadenamiento de la guerra fratricida. La reina abandonó la capital del reino y se trasladó a Siria, donde preparó su propia fuerza armada; cuando se encontraba en Pelusio, ya en Egipto, se le informó de la presencia de César en Alejandría. La llegada del notable general republicano respondía a la tradicional política de Roma en Oriente; en última instancia, se trataba de controlar los asuntos internos de sus estados vasallos, protegiendo al gobernante que mejor defendiera sus intereses.

Obra:

Cleopatra fue una buenas estratega y muy buena negociadora creativa, una gobernanta Capaz de dirigir una flota, de anular una revuelta popular, de controlar las variaciones de la moneda y de luchar la hambruna de su pueblo.

Logro ser la única mujer del mundo antiguo capaz de gobernar en Solitario y de desempeñar un papel en la política de Occidente.

Los veintiún años que duró el reinado de Cleopatra VII (de 69 a 30 a. C.) fueron tembloroso y irritado. El Egipto faraónico vivió sus últimos períodos queriendo recuperar la gloria del reino de años atrás. Cleopatra, intentó devolver la estabilidad a un país extenuado por las sangrientas revueltas, la corrupción y el descontento social.

Cleopatra buscó levantar un imperio que, controlado desde Alejandría, había llegado a incorporar numerosos territorios del Mediterráneo oriental. Al hacerlo se interpuso ante Roma por la supremacía en esta zona, ocasionando uno de los enfrentamientos más recordados de la Antigüedad, Juegos diplomáticos y ardides políticos tejieron un complejo entramado en el que, sin duda, el factor humano, dominado por carismas excepcionales, determinó el desarrollo de los acontecimientos.

La reina logró conservar el poder. Consiguiendo el apoyo de la capital, que era en definitiva la que decidía el destino de sus gobernantes, y el del clero. Cleopatra se hizo aliada de Julio César, quien la ayudó a establecerse en el trono.

En Roma esto causó un escándalo. En primer lugar, porque Egipto y su cultura hedonista eran despreciados como decadentes, Por lo que Egipto se convirtió así en un protectorado romano.

De los episodios que ocurrieron posteriormente, que incluyen la guerra con su hermano y su encuentro con César, se sabe muy poco, anécdotas aparte. Pero lo cierto es que la reina logró conservar el poder. Consiguió el apoyo de la capital.

Cleopatra, asumiría el papel dominante, del hecho de que su nombre aparece escrito en los textos antes que el de su consorte. Por lo que, su reinado estuvo marcado por la búsqueda de legitimidad.

Reclamó sus derechos de herencia al llamarse “la que ama a su padre”, mientras que el nombre de Cesarión aludía claramente a su progenitor romano, ya convertido en dios, su hijo había ayudado a restaurar la monarquía. Sin duda, él fue es crucial para entender la política dinástica de Cleopatra y sus planes de conquista.

La presencia de una mujer en el trono se produjo en contadas ocasiones. Desde sus orígenes, la realeza femenina ejerció un papel político y religioso muy destacado en calidad de esposa o madre del rey. Nombres, como Nitocris, Ahmes Nefertari, Nefertiti o Tiyi, son muy bien conocidos. Asumieron roles de regente e incluso fueron asignas de faraónas, como hizo Hatshepsut. Pero el modelo sobre el que se basó Cleopatra, quien seguramente no tuvo noticia de sus célebres antecesoras, no hay que buscarlo tan lejos, sino en sus homólogas ptolemaicas.

Cleopatra fue la heredera de muchas de vigorosas reinas que tuvieron un poder inusitado frente a una mayoría de reyes varones que tenían la fama de débiles y maleables. No es raro encontrarlas representadas en los templos, y muchas de ellas protagonizaron golpes de Estado salpicados de intrigas y asesinatos de maridos e hijos.

Pionera fue Berenice II, que reinó junto con su primo y esposo Ptolomeo III y que terminó asesinada por su propio hijo. Cleopatra II, por ejemplo, hija de Ptolomeo V, tuvo una vida política muy agitada; tras su matrimonio con dos de sus hermanos, llegó a gobernar en solitario, para acabar formando una tríada con su marido y su hija Cleopatra III. Berenice III, hija de Ptolomeo IX, aprovechó la muerte de su padre para reinar durante varios meses.

La propia hermana mayor de Cleopatra VII, Berenice IV, usurpó el trono aprovechando el exilio forzado de su padre, algo que pagaría con su vida.

El factor macedónico

Lo que diferencia a estas reinas de sus antiguas predecesoras es su origen macedonio. Cuando los Ptolomeos se instalaron en Egipto adoptaron sin problemas el modelo de realeza faraónica, pero también incluyeron elementos de la helenística, que otorgaba una importante posición a sus mujeres. Esta ascendencia griega la conservaron durante generaciones a través de los matrimonios consanguíneos.

Todavía se preguntan cuánto había de egipcio y cuánto de griego en la faraona Cleopatra. Frente a ese lado claramente indígena, existen indicios de que la reina quiso especialmente asociarse con las raíces de su dinastía. Adoptó el título de “la que ama su patria”, que, contrariamente a lo que se viene interpretando, no haría referencia a su amor por Egipto, sino más bien por la tierra de Alejandro Magno. También quiso compararse con su tía bisabuela Cleopatra Thea (hija de Ptolomeo VI y Cleopatra II), que reinó en Siria, antiguo feudo del imperio de los primeros Ptolomeos, donde ella precisamente se refugió durante la guerra contra Ptolomeo XIII.

Muerte:

Ante la derrota en la batalla Actium, disputada en Grecia, Cleopatra VII y Marco Antonio huyeron a Egipto. Tras de ellos fue Octavio con sus tropas a capturarlos lo cual acabo invadiendo Egipto y derrotando sus fuerzas. Por consiguiente, Marco Antonio se suicidó.

En el siglo 30 a.c, en el antiguo Egipto la reina Cleopatra VII a sus 39 años pone fin a su vida a causa de un suicidio por incitar a la serpiente áspid que era muy conocida en la época la capacidad mortífera de estas serpientes.

Como lo relatan la práctica totalidad de las fuentes antiguas, el suicidio de Cleopatra fue un hecho real e histórico que, a la vez, constituyo el momento centra de la narrativa mítica en torno a esta reina. El darse la muerte con el áspid es únicamente el acto que cierra una vida en la que también tuvieron cabida acontecimientos de otro signo, como por ejemplo los relacionados con las décadas en que Cleopatra ostentó eficazmente el poder en Egipto.

En este dibujo, Miguel Ángel imaginó que el áspid mordió mortalmente a Cleopatra en un pecho, aunque los autores antiguos aventuran que fue en un brazo.

Cleopatra no se suicidó por amor, ni por insistencia de un hombre, fue más bien porque se enteró que Octavio quería humillarla exhibiéndola como prisionera de un triunfo romano para celebrar las victorias militares de Octavio. Quería evitar ser un trofeo de guerra para los romanos. Ya que era una perspectiva insoportable para la orgullosa soberana, que prefirió darse muerte ella misma.

Tras asumir que no podría conservar su vida, Cleopatra consiguió burlar a los guardianes de Octavio, fue a su mausoleo y allí tras vestirse con el atuendo digno de una reina egipcia, combinando símbolos faraónicos y macedonios, se dio muerte. Eligió el veneno del áspid, ya que la muerte por su mordedura provoca un final rápido y sin apenas sufrimiento.

Según Plutarco, que escribió sobre ello aproximadamente 130 años después del acontecimiento, proporciona la fuente principal sobre la muerte de Cleopatra. Él declara que Cleopatra fue encontrada muerta, con su criada Iras muriendo a sus pies, y otra criada, Carmión, ajustando su corona antes de morir también. Plutarco cuenta que una serpiente fue ocultada en una cesta de higos que le llevó un campesino a Cleopatra, y al encontrarla después de comer unos higos, ella puso su brazo para que lo mordiera.

“De aquí que Cleopatra esté representada, casi sin excepción, sola sin hombres o a lo sumo, con sus dos fieles sirvientas que la acompañan en el transito distinguiéndose con ello de la representación de otras mujeres.”

Tras la muerte de Cleopatra, Octavio manda a matar a Cesarion que es hijo legitimo del Cesar y Cleopatra; asimismo manda buscar a los tres hijos que tuvo Cleopatra y Marco Antonio, los cuales se llamaban Cleopatra Selene, Alejandro Helios y Ptolomeo Filadelfo para entregarlos a Octavia para que los tutelara ya que, además de ser la viuda legal del padre de los pequeños, era la hermana del emperador.

Siendo que de ahí no se sabe nada del destino de los hijos varones nacidos de la relación de Cleopatra y Marco Antonio, tras la muerte de ambos progenitores.

Así moría Cleopatra, como una gran reina oriental y mujer poderosa, que había sido capaz de enfrentarse al Imperio Romano. Sin duda, había sido una típica gobernante ptolemaica con los vicios, virtudes y defectos propios de su familia. Como muestra de benevolencia, Octavio consintió en respetar la voluntad de que ella y su esposo permaneciesen juntos en la muerte, compartiendo la misma tumba. 

Octavio respeto la decisión de un escrito que dejo Marco Antonio expresando que pusieran su cuerpo ya muerto junto al de su amada Cleopatra, dada la curiosidad que este testamento provoco un descrito e infortunio entre los romanos, y en consecuencia se desato la guerra civil de la república Romana.

Alejandría albergaba así los mausoleos de personajes extraordinarios, Alejandro Magno y una de las que decía ser su sucesora, Cleopatra, junto a su esposo. Los monumentos no han sido localizados, pero la memoria de estos personajes causó tal impacto, que veinte siglos más tarde aún siguen siendo objeto de apasionadas versiones históricas y literarias. 

Su dramática muerte la convirtió en una de las figuras históricas más populares del mundo y fue causa de la desaparición de los reinados de los faraones. Ya que su muerte marco el final del periodo helenístico y dominio Ptolemaico de Egipto, dando lugar al comienzo de gobierno Egipto Romano, del cual se convirtió en provincia de Imperio de Roma.

De hecho, si Cleopatra es una mujer heroica, fuerte e ilustre, lo es en gran parte por su suicidio, por el modo trágico en que decide poner fin a su vida. (…) Su muerte es un acto de heroísmo individual, una muerte estoica, comprable al suicidio de grandes hombres de la antigüedad. 

Cabe decir que Cleopatra tuvo la intención de preservar la independencia de su reino Egipto, pero se equivocó porque ella pensó que, mediante dos relaciones que mantuvo en su momento con los poderosos de Roma, Cesar y Marco Antonio; atraves del matrimonio e hijos, ella podría obtener el mando sobre Roma, lo cual no resulto. Ya que con Marco Antonio su destino había quedado sellado tras la derrota de la batalla de Actium.

Definitivamente, su popularidad entre las poblaciones de Egipto y no sólo de Alejandría, revelan que efectivamente había sido una extraordinaria Ptolemaica, querida y admirada por su pueblo. Su memoria fue honrada durante siglos por los egipcios, porque ellos sí que entendieron las actitudes y comportamientos de una mujer que ante todo quiso reinar, pero haciéndolo en un estado libre de la presencia romana.

17 February 2022
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