Comentario de Texto Literario Fortunata y Jacinta
Fortunata y Hacinta: ejemplo de texto literario y su comentario: es un fragmento escrito en prosa perteneciente a la novela realista de Benito Pérez Galdós. Esta célebre obra es un ejemplo de las denominadas novelas de transición.
En cuanto al tema de este fragmento, podríamos afirmar que se trata del lamento del arrepentido, intercalado con la crítica a la sociedad. El argumento del texto se desarrolla a lo largo del viaje de novios de Juanito Santa Cruz y Jacinta, recientemente casados. Jacinta va averiguando poco a poco datos de la vida pasada de Juanito, llegando así a conocer que este había tenido una relación con una tal Fortunata.
Un día, ebrio, le confiesa a Jacinta su arrepentimiento por el mal comportamiento que había tenido hacia la inocente Fortunata. Le había mentido, jugando con sus sentimientos y honor. La había dejado abandonada como a una perra. Con esta confesión pretendía conseguir el perdón de la atormentada Jacinta y de la humanidad. Incluye Juanito al final del fragmento una crítica a la sociedad y a sí mismo, haciendo ver que el rico somete al pobre a su voluntad.
El texto está formado por una serie de intervenciones alternas entre el narrador y los personajes (intervenciones de estos últimos que forman un diálogo). Si tenemos en cuenta el contenido de estas, podemos diferenciar en el fragmento las siguientes partes:
- Juanito no aguanta más y expresa la necesidad que tiene de contar ciertas cosas (desde “¿Por qué no te acuestas?” hasta “Juan dijo en voz queda”). Aquí, Juan ruega el perdón de Jacinta por lo que a continuación va a decir. Ella no sabe cómo reaccionar.
- Descripción nostálgica de Fortunata por parte de Juanito (desde “¡Si la hubieras visto!” hasta “con los garfios de sus patas”).
- Juanito confiesa el mal que hizo a Fortunata y admite su culpa (desde “¡Pobre Fortunata…!” hasta “su destino es el destino de las perras… Di que sí”).
- Incredulidad y preocupación de Jacinta ante lo que está escuchando (desde “Jacinta estaba alarmadísima” hasta “Yo te haré una taza de té”). Aquí Jacinta cree que Juan está delirando, algo que este niega y continúa culpándose.
- Juanito implora el perdón de Jacinta y la humanidad (desde “¡Y para qué quiero yo té, desventurada!” hasta “Compadécete de este infeliz”).
- Juan critica a la sociedad (desde “He sido perverso” hasta “el rico hace lo que le da la gana”). En esta parte, Juanito critica el hecho de que el rico puede someter a su voluntad al pobre. Para ello, se pone a él mismo de ejemplo (siendo él el rico y Fortunata la pobre).
Este texto es narrativo, pues existen unos personajes y acción narrativa. Incluye muy detalladas y minuciosas descripciones (descripción de Fortunata, retrato subjetivo) así como también diálogos entre los personajes, mediante los cuales Galdós los caracteriza psicológicamente. Al analizar el fragmento nos damos cuenta de que estamos ante un texto muy expresivo, pues emplea una gran cantidad de exclamaciones (principalmente en los intensos y dramáticos monólogos de Juan) e interrogaciones.
El autor emplea una serie de recursos para embellecer y añadir expresividad a la obra. No obstante, el más empleado es sin duda el uso de puntos suspensivos a lo largo de todo el texto. Estas pausas transitorias manifiestan la vacilación de los personajes (principalmente Juan), indican el atropello de pensamientos que se suceden en la mente de los personajes cuando hablan.
Otros recursos empleados por Galdós son: metáforas: “los ojos clavados en los ojos” (mirada fija y penetrante entre Jacinta y Juanito), “corazón lleno de inocencia” (Fortunata es una persona muy inocente), “aquella boca tan linda se comía muchas letras y otras las equivocaba” (la escasa educación de Fortunata hace que esta no hable de forma adecuada), “la conciencia … me pesa tanto, que no puedo guardar bien el equilibrio” (los remordimientos por sus malos actos le atormentan); comparaciones: “los ojos como dos estrellas” (ojos bellos y brillantes)
El estilo del fragmento es principalmente el directo, pues son los propios personajes los que hablan la mayor parte del tiempo en forma de diálogo. Sin embargo, encontramos un ejemplo de estilo indirecto libre: “Jacinta advirtió que su marido sollozaba. Pero ¿De veras sollozaba o era broma?”
El narrador es observador pues, pese a conocer muy bien a todos los personajes, cuenta tan solo lo que ve de manera objetiva: “Alzó entonces la cabeza y tomó un aire más tranquilo”.