Comentario Literario de el Hombre que Confundió a su Mujer con un Sombrero

El hombre que confundio a su mujer con un sombrero ensayo argumentativo sobre la Obre de Oliver Sacks. En este libro el doctor Sacks, que es neurólogo, hace unas profundas descripciones y reflexiones no tanto fisiológicas de sus pacientes, sino también de las vivencias y la percepción personal sobre su propia enfermedad que, a mi parecer, conforman un relato lleno de aportaciones médicas para la práctica clínica.

El hombre que confundio a su mujer con un sombrero analisis de la obra: El médico explica muy detalladamente cómo todos sus pacientes han supuesto un crecimiento personal para él mismo respecto a su profesión, reflexionando sobre el significado de la enfermedad y lo que causa en cada uno de ellos. Cabe destacar, en primer lugar, la perspectiva desde la cual Sacks evalúa y nos presenta a sus pacientes. Se trata de un modelo biopsicosocial el cual considera, aparte de los factores biológicos/fisiológicos causantes de la enfermedad, aquellos psicológicos y sociales que influyen en el desarrollo y en el grado de afectación de la misma en el paciente, así como las interacciones entre todos estos factores. Esta importancia de los agentes externos e internos del paciente (como por ejemplo la historia personal, el entorno en el que vive, etc) se pueden apreciar en algunos casos tales como el del capítulo “El marinero perdido”, el cual relata un paciente que no recuerda nada de su vida desde que acabó en la Marina, y el doctor, además de intentar buscar un tratamiento o solución a las pérdidas tan instantáneas de memoria de este hombre, busca un origen basándose en sus vivencias personales e investigando sobre su vida, justificando que quizás en todo ese período de vida que ha olvidado hubiese ocurrido algún suceso traumático para el paciente que hubiese originado tal enfermedad.

Esta forma de concebir la enfermedad supone un paso más en la práctica clínica, yendo desde el diagnóstico única y exclusivamente científico, a la vivencia y sufrimiento personal del propio paciente. Es necesario, como el propio autor dice, “profundizar en el historial médico” para que el enfermo sea algo más que un simple objeto, sea una persona con nombre y apellidos que posee una situación personal distinta a los demás pacientes, y que puede hacer que dicha enfermedad sea concebida de forma distinta. Según Luria, esto se llama “ciencia romántica”, es decir, una ciencia médica que pretende identificar una enfermedad desde el marco fisiológico pero también desde el marco personal, desde la personalidad del paciente, su concepción de la alteración de su cuerpo, el marco social en el que vive, su exposición a patógenos…, factores que influyen de forma muy notable en la gravedad, afectación y sobre todo causa de la enfermedad.

Por ello, cuando un paciente entra a consulta describiendo algunos síntomas de su afección, no solo debemos considerar lo que él nos cuente, sino hacer una exploración tanto externa como interna (metafóricamente hablando), es decir, física y psicológica; porque, aunque el paciente no padezca de una enfermedad psicológica, sí que su mente puede causar cambios en el origen o desarrollo de su enfermedad respecto a otro paciente que sufra de lo mismo. En relación con esto, en este libro abundan las referencias a casos de extremidades fantasmas, o rechazo de la mente a una extremidad que forma parte del propio individuo, pero él lo considera algo ajeno, como el caso del hombre que se caía de la cama por las noches debido a que afirmaba “encontrar una pierna ajena a él en su cama”, aunque realmente fuese suya. Estos son claros ejemplos de cómo la propia mente del individuo, aunque existan realidades muy obvias, puede alterar toda esa percepción a nivel de conciencia y hacer sentir (en este caso) que poseen una extremidad que ha sido amputada o viceversa, que carecen de una que sí poseen.

Durante los relatos de Sacks, es también asombroso como los pacientes “luchan por preservar su identidad”, como él mismo describe, asociado a una obra de Freud. El cuerpo por sí solo trata de conservar esa esencia del individuo, su “yo” personal, frente a cualquier situación adversa que pueda alterarlo. De esta forma, las personas desarrollan un mecanismo de defensa frente a cualquier alteración, tratando de combatirlo. Cabe destacar, respecto a este tema, el relato de “El marinero perdido” (sin duda, uno de mis casos preferidos de este libro), ya que es estremecedor cómo las reflexiones del doctor Sacks ante las pérdidas tan graves de memoria de este hombre le llevan a plantearse si realmente este hombre posee una identidad y personalidad, ya que no tiene una historia sobre su vida en su memoria, si no que vive una realidad sin recordarla, y las personas realmente nos vamos formando mediante vivencias y recuerdos personales. Pero finalmente se sorprende, ya que al verle comulgar descubrió un sentimiento permanente en él hacia la religión, y descubrió que verdaderamente tenía alma aunque no lo pareciese.

Por otra parte, es asombroso cómo los pacientes tratan de adaptarse de forma casi instintiva a su enfermedad, desarrollando capacidades de identificación o de supervivencia al entorno que le rodean magistrales, como por ejemplo el hombre del primer caso, el cual no reconocía la realidad apenas de forma visual en su totalidad, si no que acabó desarrollando un mecanismo para identificarla mediante la voz (en el caso de las personas) o mediante detalles muy concretos de las cosas. Otro claro ejemplo es el del hombre que padecía de síndrome de Tourette, el cual ante la posibilidad que le ofrece el doctor Sacks de curarse y de poner fin a esos tics que padecía, él miso se preguntó quién sería él sin esos tics, porque su nivel de adaptación a la enfermedad había llegado hasta tal punto de considerar ciertos síntomas como parte de su “yo” personal e identificativo.

En cuanto a la actitud de Oliver Sacks en relación con los pacientes, este siempre se adapta a cada situación de cada uno de ellos. Se informa bien sobre su ficha médica, su pasado, su evolución frente a la enfermedad… y si hay algún dato que pueda considerar relevante para el tratamiento de este, intenta recabar información sobre ello por los medios que considere posible. De la misma forma, indaga en todos los temas más relevantes que considere en el paciente, haciéndole una entrevista completa (incluso a veces puede parecer absurda, pero que le lleva a conclusiones bastante útiles). Esto se puede reflejar en la mayoría de sus descripciones de los pacientes, que son muy detalladas, y en las cuales predomina una fuerte preocupación sobre sus sentimientos, preocupaciones, inquietudes y emociones ante los cambios que suponen en su vida la enfermedad que está padeciendo.

Un punto destacable del doctor que ya ha sido nombrado, es su nivel de preocupación por los pacientes por ejemplo en el ámbito del estudio de sus comportamientos, desplazarse a sus casas para estudiar mejor su modo de vida, el desencadenante de su malestar… e incluso la adaptación que tiene a la hora de elegir el tratamiento para el paciente, tal y como se muestra en el caso de una chica que padece de neurosífilis la cual establece que le gustaría que la enfermedad no se agravase pero tiene la necesidad de sentirse viva como se sentía desde que la padecía. Así que Sacks intentó adaptarse a la voluntad de este paciente y curarla, pero conservando esa liberación del pensamiento que ella sentía.

Además, es un médico que nunca cree saber lo suficiente respecto a su docencia, sino que en cada paciente que entra a su consulta ve una oportunidad de aprendizaje y reflexión personal sobre la medicina. Por este motivo, actúa tal como lo descrito anteriormente, se interesa mucho por los casos que recibe, y les dedica mucho tiempo a todos los enfermos para poder indagar bien y diagnosticar de forma correcta la alteración en su cuerpo, y así poder llegar a un tratamiento efectivo y el cual no suponga una dificultad para el propio paciente.

La relación entre Sacks y los pacientes es una relación médico-paciente predominantemente paternalista, ya que busca su bienestar pleno (llevándolo a una preocupación en ocasiones un poco excesiva) basándose en el principio de beneficencia. Pero esto al mismo tiempo le lleva a incumplir en cierta parte el derecho del enfermo al conocimiento de la verdad, es decir, a recibir toda la información sobre qué tratamientos va a llevar a cabo el médico y sobre todo qué enfermedad padece y cuáles son las causas. En el caso de este neurólogo, hay ciertos casos en los que no revela la situación real en la que se encuentra el paciente, pudiendo ser un resultado de esa actitud paternalista de no querer preocupar al paciente.

Por último, hay algunos detalles de este libro que me han llamado especialmente la atención a nivel personal, además de los mencionados anteriormente. Por una parte, me parece asombroso y al mismo tiempo sobrecogedor las reminiscencias que sienten algunos de los pacientes que los llevan a una nostalgia del pasado antes de haber sufrido la enfermedad, esa angustia de no reconocerse a ellos mismos y anhelar esa sensación de sentirse vivos, de sentir ese “yo” personal que los representaba. En concreto, ha habido un caso, el de la niña que tenía un astrocitoma, la cual finalmente sabiendo que el tratamiento no iba a ser efectivo aceptó con gran entereza el destino que le esperaba, y esto le llevó a recuerdos del pasado, de una vida “idílica” para ella, hasta los últimos momentos antes de morir. Me parece admirable la actitud que tomó esta chica, y también como médico tiene que suponer un gran aprendizaje convivir con pacientes así, siendo una gran lección de vida.

En conclusión haciendo de lo expuesto un resumen El hombre que confundio a su mujer con un sombrero demuestra cómo el médico debe preocuparse realmente por el paciente, no desde un ámbito simplemente biológico, sino también indagar en su opinión y situación personal. Además, demuestra claramente que al generar esa confianza y comodidad con el enfermo es mucho más fácil hacer una exploración más completa en la que el paciente sienta comprensión y empatía por parte del médico, y así hacer un diagnóstico más preciso que lleve a un tratamiento más efectivo. Además, considero que es importante también concienciar a la sociedad de cómo pueden comportarse las personas que tengan algún trastorno mental, ya que en determinadas situaciones en la calle estas pueden sentirse discriminadas o marginadas por ciertas actitudes de las personas solo por desconocimiento de la existencia de estas enfermedades, y sobre todo de cómo actuar frente a ellas.

Referencias

  1. Hernández-Clemente, J.C. (2011) “Bioética básica. Fundamentos y métodos”, Editorial Triacastela Sacks, O (2008), “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero”,
  2. Editorial Anagrama Comentario sobre el libro “El hombre que confundió a su mujer con un sombrero” de Oliver Sacks
08 December 2022
close
Tu email

Haciendo clic en “Enviar”, estás de acuerdo con nuestros Términos de Servicio y  Estatutos de Privacidad. Te enviaremos ocasionalmente emails relacionados con tu cuenta.

close thanks-icon
¡Gracias!

Su muestra de ensayo ha sido enviada.

Ordenar ahora

Utilizamos cookies para brindarte la mejor experiencia posible. Al continuar, asumiremos que estás de acuerdo con nuestra política de cookies.