Animal Público: Vida Urbana
Introducción
Quién habita los espacios urbanos?, ese es el meollo del libro, que se podría considerar un ciudadano, o un hombre masa, u hombre colectivo, o un hombre social, o simplemente sociedad, un animal político. Pero para definir quién es este individuo, hay que definir primero ese contexto donde habita, sucede que dependiendo del lugar donde se habita, nos define.
Desarrollo
Se distingue así entre espacio mera extensión geométrica de paso, imposible de apropiación, como una calle, el Metro o una plaza y lugar zona estable, conocida y ‘conquistada’ por uno o varios individuos, mostrando la abrumadora primacía de la primera en el contexto urbano y entre la identidad firme y vigilada rural y la identidad líquida y múltiple de la ciudad un lugar en el que en cualquier momento puede pasar algo y en el que el sujeto debe estar preparado para mostrar distintas facetas y hacer gala de la libertad que le permite su anonimato.
Hay ciertas estructuras y valores complejos imperceptibles que recogen la determinación de quiénes somos en la ciudad. El marasmo al que se le atribuye la vida urbana no puede concebir otro sujeto petulante más apropiado que un animal. Esta es la base con el antropólogo sustenta la tesis de que el ciudadano es un animal público.
Dice que ha sido estudiado por una ciencia social casi animal, y cita a Louis Wirth en un ensayo sobre la vida urbana donde es retratada como un lugar hostil, plagado de atrocidades, donde las personas son solo piel en movimiento, esto se une el concepto de sub social, porque no existe una sociabilidad plena, es una escafandra de relaciones de mera conveniencia forzada de una sociedad de veras democrática.
El Animal Público que define este autor como habitante de los espacios urbanos, es un transeúnte, alguien ausente para sí mismo, que como apunta el mismo autor junto con Isaac Joseph, posee una inteligencia social mínima llamada respeto, y no precisamente a la interacción en masa, sino a lo que cada quien es en su conjunto. Ese individuo que está en la calle, se mueve en masas, y salió de un lugar, dirigiéndose a otro, la calle es ese espacio intermedio, de donde vino y hacia dónde se dirige.
Conclusión
La calle como apunta el Doctor Delgado, en la conferencia que compartí arriba, tiene mala reputación, y se le inculca a los niños que ‘nada bueno se puede aprender de ella’, básicamente donde se manifiestan los horrores sociales, la violencia, el crimen, la muerte, la desesperación, la tortura, y en esencia eso convierte la ciudad en un infierno.
Nos ha alcanzado, y nos volvemos a perder de vista, reduciéndose a un animal público, un ser corpóreo en movimiento perpetuo, ausente de personalidad propia, un mero autómata. Lo interesante de esta premisa es que la ciudad siempre va a constituir un afuera, y los edificios que habitamos un adentro, eso lo vuelve espiritual, dentro y fuera de nosotros;