Comunidad LGBT Y Su Situación Como Grupo Vulnerable
Introducción
En esta investigación hablaremos sobre la discriminación que sufre la comunidad LGBT en México, existen grupos de personas que por sus ideas, forma de pensar, raza, religión, nacionalidad, sexo, color de la piel, enfermedades, capacidades físicas diferentes, solo por mencionar algunos, parecen no tener cabida en la idiosincrasia común del mexicano, las personas que expresan su afecto, preferencia o atracción física por otras del mismo sexo no se salvan del sufrimiento individual y colectivo que genera hacia ellos la discriminación en su contra.
Veremos cómo la comunidad LGBT es demasiado vulnerable por falta de los derechos fundamentales que tienen en México e indiferencia por parte de las autoridades.
Desarrollo
La necesidad de convivir de forma pacífica, orilla a los habitantes de México a luchar para alcanzar soluciones que faciliten esa convivencia en un país que enfrenta de un choque cultural espectacular, con territorios y climas variados, además de distintas formas de pensar de los habitantes que le conforman.
El Derecho es útil, porque le sirve a la gente, y puede ser utilizado como una herramienta de vida, es decir, como un instrumento elemental en del desarrollo social, económico, educativo y cultural de cualquier Estado, o como el sustento de los cambios elementales que influyen en el pensamiento político, así como en la manera en que las políticas públicas se han de implementar; Además funge como el limitante de la actuación de los poderes que conforman el gobierno de un Estado.
La ley como herramienta de trabajo jurídico y social, ha de servir para instrumentar proyectos y políticas públicas que a la vez se traduzcan en acciones efectivas para el combate a los problemas que aquejan a una sociedad como la mexicana, en la que el hambre, la pobreza, la ignorancia, pero sobre todo las desigualdades continúan causando estragos en sectores que a todas luces se antojan más vulnerables o castigados incluso por las mismas condiciones de vida en que voluntaria o involuntariamente se encuentran involucrados.
El principio de igualdad ante la ley debe prevalecer en la cultura jurídica universal, pero ante todo debe ponerse en práctica, no debe convertirse en un panfleto o un simple poster de alguna oficina de gobierno, frase de alguna organización o asociación no gubernamental, civil etc., puesto que de nada serviría la generación de ideas y estudios a partir de esa premisa si no se observan resultados tajantes y contundentes que ayuden a los hombres, mujeres, niños o ancianos a aprender a vivir de forma armónica protegidos por la Constitución del país en que se encuentren y atendiendo a la legislación que les corresponda.
Es por ello que la idea del Reconocimiento Jurídico a los Derechos fundamentales de la comunidad LGBT en México, punto central de la investigación, se advierte
interesante en relación a la necesidad que un grupo de personas en situación de franca vulnerabilidad, manifiestan respecto a las garantías que el Estado debe procurarles.
Lo anterior, con la finalidad de vivir, desarrollarse y progresar con independencia de su forma de ser, vestir, expresarse, de identificarse y sobre todas las cosas, el respeto a la dignidad y la libertad personal de entablar una relación afectiva amorosa o lo que mejor les parezca sin afectar la vida o la moral de algunas personas que no han sido, no son y no serán capaces (porque no lo desean en primer plano) de aceptar la decisión de otras de tomar un camino distinto del escogido por la generalidad.
El problema, se torna más complicado no por la ausencia de acción por parte de las autoridades implicadas en la temática, sino, porque existe gran cantidad de información, pero muy poco interés de lograr el conocimiento de estos problemas por parte de la mayoría de la comunidad hacia este tipo de asuntos, que, en realidad, logran envolver a dos más personas, familias e incluso personas morales. generando la producción de prejuicios y caos generalizado que daña las relaciones inter personales y sociales de la comunidad LGBT.
Los principios de libertad e igualdad para los homosexuales o cualquier persona que se identifique con grupos divergentes sexuales, “implican el reconocimiento de la dignidad de cada ser humano/a para orientarse, de manera libre y merecedor/a de igual respeto, en la esfera de su sexualidad”. Dignidad que puede ser comprendida desde varios enfoques o puntos de vista, como la condición inherente al ser humano de tratar de vivir y convivir con sus semejantes con el mayor decoro y respeto posible.
Parece correcto y justo, además de necesario, que cada ser humano que se encuentre en aptitud de tomar sus propias decisiones se encuentre protegido por el ordenamiento legal del ayuntamiento, entidad federativa o país en que resida y que de forma razonada y sin ningún tipo de presión (familiar, laboral, social). Roger Raupp Ríos, “Apuntes para un derecho democrático de la sexualidad”, Ciudadanía sexual
en América Latina. Abriendo el debate, Perú, Universidad Peruana Cayetano Heredia, 2004, p. eclesiástica) externe su preferencia y la orientación sexual con la que se identifica, con independencia de su apariencia física o de los órganos genitales que posea.
Lo anterior, pareciera lo idóneo para lograr las mejores condiciones de equidad e igualdad en alguna comunidad, pero la realidad de las cosas es que aún hoy día la injusticia y la discriminación, además del abuso de poder por parte de funcionarios públicos, instituciones privadas o por los mismos particulares, tienden a detener los avances y logros en pro del reconocimiento y respeto a los derechos fundamentales de los grupos en situación de vulnerabilidad, el de los homosexuales, es un claro ejemplo de ello.
Por ello, el Derecho, la Constitución y la legislación constituyen un soporte de gran utilidad y se vuelven indispensables para lograr que se fortalezca la seguridad, la certeza jurídica y se logre el fomento a la cultura de respeto a los derechos de fundamentales de los individuos, con independencia de su preferencia, orientación o identidad sexual. Además, existen grandes áreas de oportunidad para continuar con el fortalecimiento a la cultura del respeto, de la tolerancia y sobre todo de la inclusión de estos grupos en franca situación de vulnerabilidad a la actividad social común, sin etiquetas, sin estereotipos.
Como se menciona con antelación, parte del problema acerca de la homosexualidad, tiene raíz en la distorsionada información que se genera dentro de algún círculo social de tipo moralista, respecto a la decisión de manifestar o hacer pública cualquier otro tipo de orientación sexual distinta la heterosexual.
En la mayor parte de nuestro país, los homosexuales no son bien vistos e incluso se arraigan prácticas discriminatorias contra ellos, pues la mayoría de la población tiene o ha tenido una formación conservadora e impregnada de una gran influencia religiosa, lo que ha generado que esta cultura del repudio y burla ha ido permeando con el paso de los años y por esto:
“México ha sido y es considerado uno de los países con una cultura acentuadamente conservadora y tradicional, en donde el sexo resulta pecaminoso, sucio, asqueroso, y todos los calificativos negativos posibles, dejando de lado considerar a la faceta sexual, como un elemento imprescindible de la salud física, mental y psicológica, el ejercer, disfrutar y gozar de la sexualidad es uno de los derechos humanos básicos de toda persona”.
Incluso, hasta hace apenas poco tiempo se era poco probable que alguna persona joven, adulta, de la tercera edad, hombre o mujer, expresara sus preferencias sexuales o manifestara su orientación sexual sin repercusiones inmediatas en la vida personal, laboral, religiosa, social, en otras palabras, no resultaba conveniente hacer del dominio público lo anterior.
De esa forma, a través del tiempo y de la historia los homosexuales se conformarían durante muchas épocas a vivir de manera clandestina, confinados en el silencio y en miedo al rechazo de los demás miembros de las intolerantes y excluyentes sociedades conservadoras que fomentaron el claustro de las personas consideradas por ellos distintas, sin embargo:
“Salir del clóset” es una expresión que los homosexuales adoptaron para expresar que alguno de ellos se habría animado o atrevido a manifestar de forma abierta su preferencia y su orientación sexual, es decir: dejar de vivir inclusive una doble vida, pues muchos de estas personas tenían (o tiene aún) que simular un rol o un papel diferente a su deseo o identidad.
Por otra parte, también existen las burlas de algunas otras personas que no alcanzan a comprender el agravio y la ofensa para los integrantes de grupos en situación de vulnerabilidad como los que conforma el colectivo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales) y para las familias de éstos, pero lo que parece más grave es que no han asimilado que para un homosexual puede ser perjudicial para su salud mental.
Todavía en épocas modernas es difícil para una persona manifestar de forma espontánea su preferencia sexual, pues se enfrentan a lo desconocido, por el miedo que puede generar el ser rechazado en primer lugar por la familia, por los círculos de amistades y más grave es todavía la discriminación laboral en que se pueden ver envueltos, inclusive, “cuando una persona se reconoce como homosexual, no hay beneficios visibles. Al contrario: se abre un futuro aislado y marginado, que probablemente traerá conflictos con la familia y el entorno social. Asumir la homosexualidad no significa llegar a casa; más bien, puede parecer un exilio”.
Con los homosexuales sucede algo diferente, la convivencia en pareja se complica por el tabú y el estigma que insensibiliza a grandes sectores de la población de México y el mundo, incluso, pareciese que cada individuo y cada pareja homosexual hayan tenido que empezar desde cero.
“Cada uno ha tenido que aprender, con mucha dificultad, cómo vivir la homosexualidad: cómo formar una pareja y una familia de elección, cómo relacionarse con su familia de origen y la de su pareja, y hasta dónde integrarse (o no) en la sociedad heterosexual. Ha tenido que lidiar con los grandes dilemas de la vida gay: salir o no del clóset y de qué manera, decidir cómo ubicarse frente a la homofobia y cómo vivir con dignidad su orientación.”
Los homosexuales, se ven envueltos de manera constante en la paradoja de aceptarse primero en lo particular o personal, tal y como se conciben, tal y como son, o al menos como pretenden ser, aunado a ello, su situación de agudiza al tener que lidiar con la disyuntiva y la problemática que se les presenta cuando deciden hacer del conocimiento público78 que sienten atracción por una persona de su mismo sexo, que probablemente son “gays”.
Es importante decirlo con claridad, las personas de orientación sexual diversa, “enfrentan situaciones de segregación social, falta de oportunidades, violación a sus derechos humanos, políticos, sociales, económicos y culturales, incluso son frecuentemente víctimas de crímenes de odio por motivos de homofobia.
Lo más grave de todo, al parecer, es esto último, pues hoy en día, la animadversión hacia la homosexualidad, genera el repudio hacia los miembros de esta orientación sexual, además, motiva que la discriminación no sea combatida de forma efectiva, puesto que, en ocasiones esas políticas de no aceptar o no “promover” la homosexualidad se generan desde las entrañas del mismo sistema. Como si se tratara de algún acontecimiento que fuese merecedor de aprobación por las personas que se relacionan entorno a algún homosexual o lesbiana, el expresar que han “salido del closet”, les genera problemas que se traducen en el rechazo por parte de su familia y amigos, en ocasiones de discriminación en escuelas y en centros de trabajo gubernamental, o bien por dogmas eclesiásticos, con una rancia idea de la moralidad, prejuiciosos, cerrados que no permiten que la igualdad, tolerancia, pero sobretodo la inclusión de homosexuales y lesbianas en la sociedad, germine y fortalezca una cultura de convivencia enmarcada por el Derecho, por la paz.
El respeto a los derechos de la comunidad lésbico-gay, se encuentran siempre amenazados por sectores conservadores que no ceden ante la idea de imponer sus valores morales a la sociedad, incluso:
“Durante muchos siglos la sexualidad fue un asunto religioso: lo prohibido y lo aceptable eran determinados por la Iglesia. Así, la definición y las condenas de la sodomía han incluido en distintas épocas la masturbación, el sexo oral, el bestialismo, el adulterio consentido y cualquier acercamiento físico entre dos hombres, además del sexo anal. O sea, la Iglesia rechazaba toda forma de sexualidad que no fuera sancionada por el matrimonio y que no tuviera como fin la reproducción. En consecuencia, no admitía las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo”.
En ese tenor, es necesario que estos grupos en situación de vulnerabilidad se pongan a trabajar de forma más propositiva para producir un verdadero interés respecto al conocimiento y respeto de los derechos, las obligaciones y valores que deben procurar.
Existe la necesidad de reflexionar y realizar los planteamientos necesarios para entender de una manera integral esta problemática. En principio, debido a que la mayoría de las ideas y doctrinas que abundan en la mente de la generalidad, son erróneas e infundadas respecto a la orientación, preferencia o identidad de la sexualidad, abundan en una sociedad como la mexicana que pareciera sentirse incómoda al discutir algún tema de la cuestión.
Si alguien se atreve a hablar de la homosexualidad, la mayoría de las veces lo hace de forma aventurada. Muy pocas personas fuera de los grupos que conforman el colectivo LGBT, o quienes se encuentren inmersos en estudios de esta índole pueden soportar de forma efectiva las ideas de respeto a sus derechos y a la idea de inclusión social por la que últimamente han pugnado.
Cualquier persona, con el mínimo conocimiento de causa, se atreve a afirmar que los homosexuales no nacen, se hacen o viceversa, que cuando eran pequeños sufrieron algún abuso sexual, que provienen de familias disfuncionales, que son, anormales, indecentes, pervertidos, pecadores, inmorales, enfermos, “sidosos”.
Desde cualquier ángulo o punto de vista, resulta infame estereotipar a una persona que puede haber sufrido desde su infancia o adolescencia, por el hecho de no acoplarse a un entorno que ha sido preparado para vivirlo de una forma predeterminada o estructurada a la conveniencia de la historia, de la Iglesia, de los grupos conservadores de la sociedad y en gran parte por Estado.
Uno de los errores más graves que se han cometido por parte de los Congresos de distintas Entidades Federativas, es el que hasta hace poco tiempo, se trazaron la tarea de incluir temas de la comunidad homosexual en el plano legislativo y como parte integrante de políticas públicas de salud, laborales, educativas, jurídicas y algunas otras que afectan de manera positiva o negativa a los miembros del colectivo en cuestión.
Lo anterior resulta paradójico, pues lejos de mermar las intenciones de la comunidad homosexual respecto al logro, obtención, reconocimiento y respeto a sus derechos, y si bien, aunque no se termina la animadversión hacia este grupo en particular, se ha ido produciendo una idea más contundente, más seria y sustentada sobre la problemática en torno a estos grupos en situación de vulnerabilidad.
La necesidad de abordar sus problemas con mayor seriedad, en pos de soluciones menos controversiales, que les permitan desarrollar un estilo de vida de mayor calidad, a ellos como a las personas que se involucran en su entorno, ha servido de motor para continuar la lucha por el reconocimiento y respeto a sus derechos y libertades. Ello implica además el compromiso de estos grupos por cumplir de forma cabal con sus obligaciones.
Conclusión
En esta investigación se han tratado temas como el de la homosexualidad como un tabú vigente en una sociedad que no está preparada, ni informada sobre estos temas, muchas veces ni siquiera intentando capacitarse y así generando cero conocimientos, respecto a los problemas a lo que se enfrentan debido a situaciones que son innovadoras y que cambian con regularidad.
También se trataron temas como los sesgos ideológicos tan arraigados en la sociedad que impiden a la comunidad LGBT expresar su sexualidad con libertad, por el miedo al rechazo por parte de su familia y de la sociedad.
Como Los derechos fundamentales a la igualdad, a la libertad y a la no discriminación por motivos de orientación sexual se han convertido en el argumento principal para el reconocimiento de la comunidad.
Como es pertinente referirse a ellos como grupos en situación de vulnerabilidad, ya que son condiciones externas las que determinan su trato discriminatorio, en vez de llamarlos de minorías, porque el número de personas que conforman la comunidad no es determinable en su totalidad pero va en aumento, pero independientemente de los números, los derechos de los homosexuales continúan sin ser reconocidos por la mayoría de los ordenamientos jurídicos de diversos países, lo que conlleva a prácticas que atentan contra los mismos como la discriminación
La discriminación hacia homosexuales se hace presente en cualquier momento y lugar, consiste en conductas de diferenciación o segregación por parte de autoridades, quienes con sus actos dañan o lesionan la esfera jurídica de quienes se encuentran en una posición de desigualdad por motivos o causa de su identidad y orientación sexual.
Es necesario revisar el marco normativo nacional y local para identificar la legislación y las normas que reproducen la homofobia, así como lagunas jurídicas, para luego proponer reformas legislativas necesarias para hacer respetar, garantizar, proteger y promover los derechos de las poblaciones de la diversidad sexual.
Bibliografía
- El Consejo Nacional para Prevenir La Discriminación [CONAPRED]. (2018). Encuesta sobre discriminacion por motivos de orientacion sexual e identidad de genero.