Brexit y Sus Consecuencias En Irlanda Del Norte
Introducción
A día de hoy, el Brexit sigue siendo un problema irresuelto y, con las actuales circunstancias, un acuerdo definitivo entre la UE y RU parece estar bastante en el aire porque las negociaciones, tal como era de esperar, no están siendo sencillas. Desde su salida de la Unión Europea en enero de este año, la relativa cohesión y estabilidad de la que disfrutaba Reino Unido antes de su “divorcio” con la Unión Europea parece haberse roto. Ya Theresa May se dio cuenta de que llevar a cabo un Brexit “duro” como el que tiene lugar actualmente.
Desarrollo
Tendría unas consecuencias desastrosas y daría lugar a una tensa situación política de compleja gobernabilidad. Al margen de todas las consecuencias económicas que supone esta ruptura, nadie parecía haber reparado (o tal vez sí, pero fue ignorado) en que con el Brexit se reabriría el problema de la frontera con Irlanda del Norte. Un tema muy sensible y controversial entre los irlandeses, ya que tiene una larga historia detrás. Una breve revisión de los antecedentes nos ayudará a entender por qué esta frontera es crucial a la hora de las negociaciones con el Brexit.
En 1921 se firmó un tratado anglo-irlandés en el que se estableció que Irlanda del Norte e Irlanda del Sur quedarían divididas, la primera pertenecería a RU, mientras que la segunda formaría una república independiente. Durante la segunda mitad del siglo XX, Irlanda se dividió en dos grandes grupos enfrentados, los unionistas (protestantes), partidarios de mantener unidos Irlanda del Norte y Reino Unido y los republicanos irlandeses (católicos), que pretendían integrar Irlanda del Norte dentro de la república irlandesa al margen de RU, lo cual se conoce como el conflicto de Irlanda del Norte.
El conflicto político-nacionalista comenzó en 1968 cuando la policía intervino una manifestación en Londonberry. Dos años más tarde, el IRA (Irish Republican Army) provocó varios atentados creando una tensa y sangrienta situación. Margaret Thatcher, en 1985, firmó un nuevo tratado en el que aceptó que la República de Irlanda pudiera manifestar su opinión en los asuntos norirlandeses, lo cual no agradó a los unionistas que querían mantener su independencia respecto a la República de Irlanda. Finalmente, en 1998, se firmó el Acuerdo de Viernes Santo o Acuerdo de Belfast entre los políticos norirlandeses.
Asimismo, Londres y Dublín con la aprobación del IRA. Irlanda del Norte recuperó su autonomía y se formó un gobierno de coalición entre protestantes y católicos. Todavía existen muros en Belfast que separan los barrios protestantes de los católicos, muros que antes significaban enfrentamiento y que actualmente conmemoran un pasado que nadie quiere volver a vivir. Graham Hinton, propietario de una tienda en Belfast, declara para la BBC “Es increíble lo que ha cambiado esta zona en los últimos 20 años.
Antiguamente, daba miedo, mucho miedo, porque había tiroteos, bombas, asesinatos. En cambio, ahora viene gente de todo el mundo. Australianos, mexicanos, estadounidenses, chinos, es maravilloso. Esta declaración podría cambiar ahora a raíz del Brexit, ya que las fronteras entre Irlanda e Irlanda del Norte podrían volver a endurecerse por la salida del Reino Unido de la UE. La República de Irlanda aboga por un Brexit que no, no suponga un nuevo enfrentamiento entre ambos países. Pero, ¿Cómo está el tema en estos momentos?
El pasado septiembre, el gobierno irlandés se declaraba muy preocupado ante el cambio que Boris Johnson pretendía realizar con respecto al Brexit. El primer ministro británico aboga por un Brexit duro, contrario al acuerdo al que llegaron la UE y RU cuando tuvo lugar el Brexit, en el que se incluye el “protocolo sobre Irlanda e Irlanda del Norte”. En dicho documento se presentan tres puntos esenciales referentes al problema que venimos analizando. En primer lugar, se establece que no habrá una frontera rígida entre las dos irlandas y que la economía de la isla se mantendrá como hasta ahora, respetando el Acuerdo de Viernes Santo.
Además, mantiene la integridad del mercado único con la UE (y las garantías que este incluye). Por último, establece que Irlanda del Norte se mantenga dentro del territorio aduanero de RU para que pueda beneficiarse de los posibles acuerdos de libre comercio que surjan en el futuro entre los británicos y otros países. Esto implica que Irlanda del Norte seguirá algunas de las normas de la UE, como el Código Aduanero de la Unión (referente a las mercancías); que se llevarán a cabo inspecciones para revisar las mercancías procedentes de RU a Irlanda del Norte.
Y que se aplicarán los derechos de la aduana de la UE a las mercancías que entren en Irlanda del Norte. A estas medidas se une el “mecanismo de consentimiento” que confiere a la Asamblea de Irlanda del Norte la decisión final al respecto con respecto a lo que le atañe. Cada cuatro años, la Asamblea ratificaría este acuerdo y se lo notificaría a la UE. El problema, a ojos vistos, parece estar solucionado (al menos temporalmente), ¿Por qué, entonces, Johnson no está conforme con el acuerdo y quiere establecer medidas más severas? La respuesta es desconocida.
Conclusión
Es probable que el Primer Ministro considere oportuno romper relaciones con la UE de forma total y que considere que una de las cuatro naciones que componen Reino Unido no puede depender de las reglas que se impongan desde Bruselas, sin embargo, debe considerar la excepcionalidad del caso. Desde el punto de vista del Sinn Féin (partido irlandés), este tipo de ruptura, daría lugar a un referéndum en Irlanda para que el país entero vuelva a unificarse al margen de RU. No todo es tan sencillo, pues las tensiones podrían generar de nuevo esa situación sangrienta y violenta que tantos ciudadanos todavía recuerdan temerosos.