Contaminación Alimentaria y su Implicación en el Desarrollo Económico

La contaminación alimentaria es ocasionada por el consumo de alimentos en mal estado o contaminados que afectan la salud del individuo. Stuart afirma en el foro mundial FAO/OMS en el año 2002 que, en muchos casos, los orígenes de problemas de inocuidad alimentaria pueden ser dirigidos a la contaminación de los alimentos para animales u otros factores en los primeros eslabones de la cadena alimentaria, un área que hasta hace relativamente poco tiempo había recibido escasa atención de los responsables de la inocuidad de los alimentos.

La carencia de servicios que se conocen como necesarios para la vida de poblaciones vulnerables y para la vida en general, se presenta como uno de los principales factores de las enfermedades de transmisión alimentaria con un promedio de 754 brotes notificados solo en Colombia -cifra que va en aumento cada año- por la falta principalmente de saneamiento y control de buenas prácticas de manufacturación.

A eso se le aumenta las importaciones y exportaciones de alimentos entre países que, a pesar de ser un punto positivo para el desarrollo de un país, es otro de los factores que influyen en la contaminación de alimentos, ya que, al no haber un debido monitoreo hay más posibilidad de contaminación. “Así, hay que asegurar que el consumo de algunos alimentos no sea nocivo para la salud humana, tornándose en un requisito de acceso a los mercados internacionales y en una garantía sanitaria para los productos importados destinados al consumo local” (2).

La contaminación ambiental de cuerpos de agua, suelo y aire representa otro riesgo para la salud pública, ya que el consumo por ejemplo de un pescado proveniente de un río contaminado es probable que nos enferme por la presencia de agentes perjudiciales para la salud como el mercurio. Lo mismo pasa en el caso del agua para consumo humano que al ser contaminada con residuos sólidos, pierde su oxígeno y se vuelve nociva para quien la consume, ocasionando graves afectaciones al organismo.

Por el lado de las carnes, se han realizado estudios que comprueban lo importante que es realizar adecuadas prácticas de tratamiento para prevenir enfermedades. Los estudios de Abrantes (3) indican que, en el caso de productos como la carne de charqui (carne salada y secada al sol) presenta microorganismos que comprometen la calidad de los productos y ponen en riesgo la salud del consumidor.

“Por otro lado, la industria porcina produce grandes cantidades de residuos en todo el mundo, lo que representa una preocupación ambiental importante” (4). Esto debido a que la composición de los desechos de cerdo puede ser perjudicial a la salud, ya sea por inhalación o por consumo de aguas infestadas. Además, de los daños que ocasiona al medio ambiente el no hacerse una adecuada disposición de los desechos.

Hablar de enfermedades de transmisión alimentaria (ETA), conduce a pensar en las implicaciones que estas representan para el desarrollo económico y social de una nación, país o comunidad. “Todas las personas tienen derecho a que los alimentos que consumen sean inocuos. Es decir que no contengan agentes físicos, químicos o biológicos en niveles o de naturaleza tal, que pongan en peligro su salud” (2).

“El derecho a la alimentación supone el derecho a todos los elementos nutritivos que una persona necesita para vivir una vida sana y activa, y a los medios para tener acceso a ellos” (5). En Colombia la desigualdad social impone una barrera a las personas más vulnerables, que no tienen acceso a determinadas necesidades básicas como la vivienda, y en este caso la sana alimentación y la salud.

“No cumplir a la población con un derecho tan importante como una buena alimentación, y no realizar jornadas de prevención y educación a las personas aumenta el número de casos que se presentan de ETA” (6). De ahí la necesidad de incrementar la inversión económica a realizar para atender la cantidad de casos que se puedan presentar al no tomar estas medidas, y que retrasan el desarrollo económico y social de la población.

“Los estados miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) adoptaron en el año 2000 una recomendación en la cual se reconoce el papel fundamental de la inocuidad alimentaria para la salud pública, ello implica la adopción de acciones encaminadas a garantizar la máxima seguridad posible de los alimentos” (7).

Entonces, la necesidad de la adopción de medidas para garantizar esa seguridad hace que, según Fica (8) haciendo estudios de la persistencia y reemergencia de casos de salmonelosis en Chile en el año 2011, se sugiera la existencia de problemas crónicos sobre el tamaño y capacidad del Estado en la seguridad alimentaria del país. Por lo que se convierte en un derecho del individuo y de todo un país el garantizar seguridad alimentaria para lograr el desarrollo económico y social.

“La aplicación de medidas oportunas de prevención requiere del conocimiento de la distribución y ocurrencia de los factores de riesgo, de los agentes patógenos prevalentes y de los principales alimentos involucrados” (9). Esa es la principal medida que se debe acatar tomando en cuenta algunos de los factores mencionados anteriormente con el fin de dar cumplimiento al derecho que tiene todo individuo de alimentación sana y salud.

Actualmente entonces lo que se necesita es promover la seguridad alimentaria para prevenir las ETA. Según Leotta (10) el camino más viable para conseguirlo es implementar un programa integral de gestión de riesgos en lugares como carnicerías, y dar suma importancia a campañas de información dirigidas a los consumidores. Realizar estas acciones garantiza un mejor desarrollo económico y social de un país. “Asimismo, necesitamos destinar más recursos, preferentemente a nivel internacional, para acelerar y mejorar la evaluación de riesgos de peligros tanto microbiológicos como químicos en los alimentos por parte de expertos” (1).

Referencias

  1. Slorach S. Enfoques integrados para la gestión de inocuidad de los alimentos a lo largo de toda la cadena alimentaria. Marruecos: Foro Mundial FAO/OMS de las Autoridades de Reglamentación sobre Inocuidad de los Alimentos. 2002.
  2. Garzón M. La inocuidad de alimentos y el comercio internacional. Rev Colom Cienc Pecua. 2009; 22 (3). 330-38.
  3. Abrantes M, Sousa A, Kiev N, Sousa É, Oliveira A, Silva J. Evaluación microbiológica de cecina de res producida industrialmente. Archivo Inst. Biol. 2014; 81 (3): 282-85.
  4. Jiménez M, Fernández C, Ortiz J, Pro J, Carbonell G, Tarazona J, et al. Teschovirus como indicadores de contaminación fecal porcina de aguas superficiales.
  5. Antentas J, Vivas E. Impacto de la crisis en el derecho a una alimentación sana y saludable. Informe SESPAS. 2014; 28 (s1): 58-61.
  6. Ruiz M, Colello R, Padola N, Etcheverría A. Efecto inhibitorio de Lactobacillus sobre bacterias implicadas en enfermedades transmitidas por alimentos. Revista Argentina de microbiología. 2017; 49 (2): 174-77.
  7. Fica A, Acosta G, Dabanch J, Perret C, Torres M, López J, et al. Brotes de salmonelosis y el tamaño y rol del Estado en Chile. Rev chil. infectol. 2012; 29 (2): 207-14.
  8. Pietro S, Haritchabalet K, Cantoni G, Iglesias L, Mancini C, Temperoni A, et al. Vigilancia epidemiológica de enfermedades transmitidas por alimentos en la Provincia de Rio Negro, Argentina, 1993-2001. Buenos Aires: 2004; 64 (1): 120-24.
  9.  Leotta G, Brusa V, Galli L, Adrani C, Etcheverría A, Sanz M, et al. Evaluación integral e implementación de acciones de mejora en carnicerías. Rev Plos One, 2016; 11 (9): 1-16.
07 July 2022
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