Contextualización Del Género Bélico En La Historia De Hollywood
Introducción
El género bélico es aquel al que pertenecen las películas y series que centran su historia en guerras, normalmente, tomando como punto central la batalla entre dos naciones. Pero no se centran en cualquier tipo de guerras, sino en aquellas acontecidas en el siglo XX, pues este género se encuentra delimitado por sus coordenadas históricas. Si tratan conflictos anteriores suelen ser categorizadas como cine histórico o, simplemente, de aventuras, y si tratan guerras imaginarias, serán calificadas como películas de ciencia ficción.
Desarrollo
Partiendo de este punto podemos analizar el recorrido del cine bélico en la historia de Hollywood de la siguiente manera:
La guerra y sus consecuencias siempre han sido objeto del interés de los cineastas, ya sea para hacer de sus películas productos de propaganda las potencias involucradas en los conflictos mundiales advirtieron rápidamente la capacidad del cine como medio ideal para la propagación de mensajes, y lo utilizaron como fuente difusora de ideas y arma de manipulación psicológica, o todo lo contrario, para que estas transmitieran un mensaje antibelicista haciendo reflexionar al espectador para que se conciencie sobre la destrucción, en todos los sentidos, que conlleva una guerra.
Si nos remontamos al principio del cine, cuando este todavía era mudo, encontramos películas que abordaron estas temáticas bélicas como hizo David W. Griffith con la polémica El Nacimiento de una Nación, que narra los acontecimientos más importantes de la creación de los Estados Unidos de América, de manera principiante, ya que tuvo que experimentar con nuevas técnicas. En los años 20 ya hubo ejemplos mejor acabados que constituyeron las bases del género, como pueden ser Armas al Hombro, de Charles Chaplin, donde un soldado estadounidense de la 1ª Guerra Mundial defiende el frente con sus compañeros, o El Gran Desfile, de King Vidor, de la cual resaltan la estética y la forma de tratar el tema de la posguerra con un tono pacifista mostrando sus consecuencias.
Cuando surge el cine sonoro, en los años 30, aparecen dos grandes películas que marcaron el cine: Sin Novedades en el Frente, de Lewis Milestone, mítica película antibélica que plasma los sentimientos, sensaciones y desilusiones de un grupo de jóvenes estudiantes enviados al frente en la Primera Guerra Mundial (adaptación de la novela homónima del escritor alemán Erich María Remarque), y Adiós a las Armas, de Frank Borzage, que se articula en torno a la relación entre un soldado estadounidense y una enfermera de Inglaterra. Ambas ubicaban su historia en la Primera Guerra Mundial, escenario que se convertiría en la ubicación por excelencia de las películas de esta época.
Este primer bloque de películas se puede englobar en una primera división dentro del género bélico, de 1915 a 1933. Es característico de estas películas un mensaje fuertemente pacifista debido al gran trastorno que supuso todo el acontecimiento de la Primera Guerra Mundial.
La segunda división dentro de este género estaría formada por aquellas películas producidas entres los años 1945 a 1968, con un mensaje de aliento patriótico debido a la satisfacción de haber ganado la Segunda Guerra Mundial y haber derrotado el nazismo. De hecho, la filmografía bélica norteamericana de la Segunda Guerra Mundial estableció el modelo fundamental del género bélico.
Durante esta época el cine bélico americano fue el que logró una manipulación más efectiva, en términos propagandísticos, probablemente porque contaban con una impresionante disponibilidad de medios económicos y de producción cinematográfica gracias a los estudios que se venía consolidando en la época previa a la Segunda Guerra Mundial. Ello se vio facilitado, además, por la ventaja que tenía Norteamérica sobre las otras potencias combatientes, ya que su territorio se encontraba a muchos kilómetros de las zonas de guerra, a salvo de ataques directos, con excepción, claro está, del perpetrado por la flota japonesa contra la base de Pearl Harbor.
Esta ventaja favorecía claramente la producción de películas sin contratiempos ni limitaciones, y Hollywood no la desaprovechó. Así, fabricó un modelo de soldado idealizado como si fuera un héroe para alentar a los jóvenes a enlistarse en el ejército, la marina o la fuerza aérea a través de películas como El bombardero heroico, de Howard Hawks, Sahara, de Zoltan Korda o Romance de los siete mares, de Edward Ludwig, entre muchísimas otras. Casi todas las grandes estrellas se unieron a la causa, siendo John Wayne, Humphrey Bogart y Errol Flynn los más comprometidos con tal tarea.
Conclusión
Adaptaron la historia y los actos bélicos de forma conveniente, y algunas veces incluso los falsearon para elevar el patriotismo ante la necesidad de que la población americana se uniera a la lucha. De aquí proviene la imagen del soldado americano mencionada anteriormente: valiente, justo, romántico, intachable, honesto, respetuoso, heroico, desinteresado, atlético y agraciado físicamente. Por el contrario, el enemigo era presentado como un ser vil y traicionero, jamás digno de compasión ni piedad. De esta manera se justificaba la propaganda: autojustificando las acciones propias como respuesta al ataque del enemigo, al que se demoniza.
Algunas de las películas usadas con este fin fueron las siguientes: centradas en la ideología nazi encontramos Los hijos de Hitler, de Edward Dmytryk, Hitler’s Madman, de Douglas Sirk y The Hitler Gang, de John Farrow, las cuales presentaba a los oficiales nazis como seres desprovistos de moral y sentimientos. En cambio, el enemigo japonés fue retratado de manera que su etnia no europea sumada a la traición que supuso el ataque a Pearl Harbor hicieran que aumentaran los ya existentes sentimientos racistas. En películas como Guadal canal, de Lewis Seiler o Regreso a Bataan, de Edward Dmytryk, los soldados japoneses eran mostrados como bestias, torturadores, traicioneros y físicamente poco atractivos