Crecimiento y Desarrollo Económico del Libre Mercado de 1982 en México
Tema de este escrito es “Crecimiento y desarrollo económico en México: ensayo histórico”. Cabe subrayar que la economía mexicana ha cursado por un largo período de transición, del modelo de industrialización por sustitución de importaciones y su secuela del boom petrolero hacia el modelo de economía abierta. Esta transición no ha sido fácil y ha descrito un largo período para la estabilización de las variables macroeconómicas a través de la política económica de ajuste. El modelo de industrialización agotó sus posibilidades, y su dinámica dio lugar a un conjunto de desequilibrios macroeconómicos que terminaron por volverla insolvente, situación que apareció en la crisis de 1982.
En este ensayo de la economía de México cabe subrayar que entre 1940 y 1970 México experimento un crecimiento económico sobresaliente a lo largo de dos etapas: la sustitución de importaciones (1940 a 1958) y el desarrollo estabilizador (1958 a 1970). En este contexto destacan el desempeño del Estado como promotor de la vida económica y de un régimen presidencialista con enorme estabilidad y capacidad para dirigir el país. En esta primera etapa destaca: la industrialización acelerada; la aplicación de tarifas arancelarias que gravan productos extranjeros para proteger la producción nacional; y un estado proteccionista que exenta de impuestos a la iniciativa privada, o que disminuye tarifas fiscales para dicho sector.
En la segunda etapa la política de sustitución de importaciones evolucionó hacia la nueva estrategia económica conocida como “el desarrollo estabilizador”. Como la participación del Estado proteccionista y subsidiario no género impuestos onerosos para la clase empresarial, y como el nivel del salario se mantuvo con alto poder adquisitivo, sin amenazas inflacionarias, se llamó a este modelo de crecimiento el “milagro mexicano”.
Sin embargo, se recurrió al endeudamiento con el exterior para financiar inversiones en infraestructura, industria pesada y energía, para ampliar la oferta de divisas con objeto de fortalecer la paridad del tipo de cambio. Así, la balanza de mercancías permaneció sumamente deficitaria como uno de los principales factores determinantes del desequilibrio de la cuenta corriente; esto, debido al bajo coeficiente de exportación y a que no se avanzó en la sustitución de importaciones de bienes de capital.
Para el periodo de 1970-1982 llegó la crisis, esto debido a todas las irregularidades económicas que se venían arrastrando de sexenios anteriores, como el fuerte gasto público, financiado por una excesiva oferta monetaria, endeudamiento externo, y un fuerte déficit en la balanza de pagos, creando una situación adversa para la economía, caracterizada por un crecimiento notable en la inflación, se devaluó el peso, aumentaron las importaciones de alimentos, creció la deuda externa y la fuga de capitales. Este periodo fue una etapa de transición de la política económica del país. Se pasó de instaurar una estrategia de ISI, que había derivado en la devaluación y en la crisis de 1976, a otra cuyo sustento era la consolidación del sector petrolero exportador como pivote del acelerado crecimiento económico. Esto, tarde o temprano, condujo a la economía nacional a la trampa de la denominada petrodependencia externa y a la de sustitución de importaciones.
Cada una de estos factores fueron el detonante para implementar una búsqueda hacía un nuevo modelo económico que permitiera y estimulara el crecimiento y desarrollo económico, principalmente de las economías latinoamericanas en desarrollo. Este nuevo modelo económico tenía que ser abierto, estable y liberalizado es por ello que se formuló el llamado Consenso de Washington (CW) en 1989, cuyo propósito era crear reformas de política económica que estaban basadas en un mercado abierto y libre.
El Consenso de Washington fue diseñado bajo un marco neoliberal ; es decir, se dio prioridad a la estabilidad macroeconómica, liberalización comercial y de capitales y, principalmente, a la disminución del papel del Estado en la economía; de esta manera, las políticas del decálogo respondían a las necesidades y al contexto latinoamericano. Así, el neoliberalismo lograría instaurarse con éxito en la vida económica de América Latina.
A partir de diciembre de 1982 se inicia en México un largo proceso de transición hacia nuevas prácticas de organizar y promover la producción y el intercambio, así como de relacionar la economía del país con el resto del mundo. Surge entonces la reacción al control de los desequilibrios macroeconómicos , y aquí cambia radicalmente la forma de enfocar los análisis por parte de la elite dominante. Dicho enfoque se va a desplazar a la corrección drástica de los desequilibrios en los balances macroeconómicos mediante un severo control del gasto público, una intangible reforma fiscal, la modificación del mecanismo de ajuste cambiario, el desmantelamiento del Estado empresario, el combate a la inflación monetaria y tardíamente a la inflación residual, en fin: la estabilización mediante la recesión por los problemas de insolvencia.
El modelo de economía abierta plantea cuatro ejes de reestructuración básicos: sustituir la rectoría económica del Estado por el automatismo del mercado en todos los ámbitos posibles; instrumentar la apertura económica para desplazar el crecimiento introvertido por el crecimiento extrovertido; reducir, y de ser posible liquidar, el Estado empresario mediante la desincorporación parcial o total de las empresas públicas; y desregular la economía en todos los ámbitos posibles.
Entre el periodo 1982-1986 el déficit en el PIB llegó hasta el -4%, esto ante la caída brutal de los precios del petróleo, el gobierno mexicano dejó de recibir más de 8,000 millones de dólares, la inflación alcanzó números inimaginables y la actividad productiva se redujo, lo que se vio reflejado en la estructura económica nacional. Durante este periodo México se incorporó al Acuerdo General sobre Aranceles Y Comercio (GATT) lo que se traduce como la liberación comercial y financiera, sin embargo, aun incorporándose no se logró un crecimiento en el PIB.
Hacía 1987 ocurrió el desplome de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) que venía en una evidente caída desde 1983 ya que la producción económica se encontraba con un déficit mientras la BMV crecía. Esta caída llevo consigo la fuga de capitales, el incremento inflacionario y la insuficiente actividad económica. El gobierno mexicano implementó una serie de planes y programas, con el objetivo de disminuir la bomba inflacionaria que estaba a punto de llegar a su nivel más crítico. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos durante este sexenio por parte del gobierno no se logró el cometido que se tenía, que principalmente era controlar los niveles inflacionarios.
Durante el periodo de 1987-1993 se tenía una variación no tan brusca en la tasa de crecimiento del PIB, ya con Salinas de Gortari en el poder la recuperación económica parecía que iba en subida con la contención de la inflación, el crecimiento en la producción y la renegociación de la deuda externa , parecía haber un nuevo clima para el país. Ahora la jugada del gobierno iba encaminada a dejar de crecer con tal de pagar la ruidosa deuda externa. La renegociación de la deuda traía consigo doble beneficio, primero la reducción de los recursos al exterior y segundo una mayor confianza entre las inversiones nacionales y extranjeras.
En conclusión en este trabajo sobre la economía en México, ensayo histórico cabe añadir que para 1993 México concretó su incorporación al Tratado de Libre Comercio (TLC) lo que prometía la liberación económica y la entrada a la economía global al conformar la mayor área comercial de Norteamérica. Sin embargo, hacía 1994 cuando se creía exitosa la política económica utilizada durante el sexenio, una serie de acontecimientos marcó el declive de una economía que parecía haber dado solución a una recesión.
