Crianza Respetuosa Y Ventajas De BLW
La crianza respetuosa, también es llamada crianza con apego o crianza natural, es una manera de educar a los niños y niñas algo diferente a los estándares conocidos.
El pediatra norteamericano William Sears (1939- ) fue quien acuñó el término Attachment parenting que se traduce como “crianza con apego seguro” (porque apego siempre hay, solo que puede ser una relación de apego inadecuada), que también se conoce como crianza respetuosa, que se basa en la teoría del apego de Bowlby.
La crianza respetuosa es un estilo educativo que busca ofrecer al bebé lo que se considera que necesita: no sólo alimento, higiene, seguridad, sino también brazos, cariño, amor y atención, basándose en la premisa de que el llanto es una llamada de auxilio del bebé, su manera de expresar que necesita sentirse seguro y en calma para poder explorar y aprender del entorno.
La educación de niños y niñas debe basarse en un acompañamiento por parte de los adultos, para que puedan desarrollar su potencial en base a su motivación, y para que, poco a poco, puedan hallar su camino en la vida, desde la transmisión de unos valores que les permitan e impulsen a formar parte de una sociedad más empática, menos violenta y más respetuosa.
En la educación tradicional, la que hemos recibimos la mayoría de adultos de hoy en día, se considera al niño como un ser con capacidad e intención de tomar el control de todo cuanto le rodea, y sobre todo de sus padres. Hasta ahora, el objetivo de los adultos ha sido el de tener todo el control, imponer sus normas y valores, someterlos a su voluntad y, en definitiva, hacerlos seres obedientes.
La crianza respetuosa, en cambio, tiene una visión diferente de las necesidades de los niños, y muestra la importancia de comprender su mundo emocional. Dándoles un trato más respetuoso y permitiéndoles que tengan más libertad para ir modelando su personalidad. Todo esto, en base a las normas y valores que les podamos transmitir, sin buscar la obediencia ciega, para que sean respetuosos y capaces de exigir respeto y que sean responsables, amables y honrados porque crean que deben serlo.
Aunque el objetivo podría considerarse similar al de la educación tradicional, los métodos para alcanzar esa meta son muy diferentes… Mientras la crianza respetuosa se apoya en pedagogías donde el niño sea el protagonista, el modelo tradicional del cachete a tiempo y los premios y castigos tiene demasiados inconvenientes como para seguir considerándolo una buena alternativa.
La teoría del apego de John Bowlby
La crianza respetuosa basa sus principios en la teoría del apego de Bowlby. Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando muchos niños quedaron huérfanos con evidentes problemas de adaptación y de comportamiento, John Bowlby (1907-1990), psiquiatra y psicoanalista, empezó a analizar estas respuestas conductuales y a documentar lo que denominó como “privación materna”.
Analizó las relaciones de niños y niñas con los adultos, y a finales de los años 50 publicó sus primeros trabajos sobre la teoría del apego, por la que aseguraba que los bebés y niños necesitaban de un vínculo emocional sólido para poder desarrollar correctamente su personalidad y sus capacidades.
Si en situaciones de miedo, ansiedad o estrés, un bebé cuenta con una figura de apego capaz de dar una respuesta satisfactoria que le haga sentirse seguro y a salvo, podrá dedicarse a aprender y desarrollarse, ya que no tendrá que preocuparse por sobrevivir.
Por estas teorías, Bowlby, fue repudiado y criticado, pero se empezaron a apoyar sus ideas cuando Harlow desarrolló la teoría de la madre suave.
La teoría de la madre suave
En una época en la que se consideraba que lo mejor para el desarrollo de los niños era favorecer que se criaran con poco afecto: sin sostenerlos en brazos ni atenderlos cuando ya habían comido y estaban limpios, porque el hecho de cogerlos a menudo podría hacer que fueran niños demasiado mimados, débiles, llorones o dependientes de sus padres… la teoría de la madre suave rompió muchos esquemas y ayudó a desarrollar la teoría del apego de Bowlby.
Harry Harlow (1905-1981), psicólogo estadounidense, famoso por sus estudios relacionados con la crianza y la privación afectiva realizados con macacos en la década del ’60, decidió estudiar lo necesaria que era la atención de los padres (o más en concreto, de la madre) para un bebé más allá de sus necesidades básicas, y para ello investigó con las crías de los monos Rhesus. La investigación consistía en separar a las crías de su madre y sustituirla por dos madres artificiales. Una con aspecto de mono, suave, confeccionada con felpa y otra con un aspecto más frío de malla metálica, pero con un biberón que le proporcionaba alimento.
Cuando la mayoría esperaban que los monos escogieran a la “madre” metálica (la del biberón), las crías decidieron quedarse con las madres de felpa la mayor parte del tiempo. Solo cuando tenían hambre se acercaban a la otra, llegando incluso a intentar comer cogidos de la madre de felpa.
Cuando se les cambiaba de entorno, aún con ambas madres artificiales presentes, se aferraban a la madre de felpa hasta que se sentían seguros para explorar, volviendo a ella cuando se asustaban por algo.
Al provocar un nuevo cambio de hábitat, ya sin su madre de felpa, empezaban a comportarse diferente y de manera ansiosa: llorando, gritando, chupándose el dedo y buscando un objeto suave al que aferrarse.
¿Qué nos dice este estudio?
Para empezar, que la necesidad de contacto es instintiva y básica en los bebés. Luego, que la necesidad de afecto, protección y seguridad que proporciona una madre es superior a la necesidad de alimento. El alimento es importante y necesario, pero no lo es más que el afecto.
Nos revela, sobre todo, la importancia esencial del apego materno durante los primeros años de vida para criar hijos seguros de sí mismos, sanos e independientes.
Las claves de la crianza respetuosa
El Dr. William Sears a partir de las teorías de Bowlby y Harlow, definió las ocho claves de la crianza respetuosa para comprender sus principios y ponerla en práctica. Se les llama las ocho B de la crianza con apego y son las siguientes:
- (Birth bonding) Lazos afectivos desde el nacimiento
Consiste en fomentar el contacto piel con piel con el bebé desde el momento en que nace, como ya se hace en muchos hospitales y se recomienda hacer en casa por parte de los progenitores. El bebé necesita a la madre y estar con ella facilita la instauración de la lactancia materna, le hace sentirse más seguro (los bebés que pasan más tiempo separados aumentan la frecuencia cardíaca y empiezan a sentir estrés, consumiendo más glucosa sanguínea) y madre y bebé se vinculan más fácilmente.
- (Breastfeeding) Lactancia materna
En las últimas semanas de embarazo la placenta traspasa gran cantidad de células inmunitarias al bebé, pero su trabajo no es completado porque el bebé nace poco después.
La encargada de continuar con ese trabajo es la “placenta externa”, o mejor dicho, las “placentas externas” ya que son las glándulas mamarias de la madre, que empiezan a producir calostro y luego leche, ricos en nutrientes y defensas.
Además, es un contacto directo piel con piel, entre madre e hijo/a, que ayuda al bebé a crear un mejor vínculo con la madre (solo ella puede alimentarlo) y viceversa; un vínculo al que ayuda la secreción de oxitocina, que se produce en la mujer, que es la hormona que se segrega, por ejemplo, cuando nos enamoramos de alguien (la llamada hormona del amor).
- (Babywearing) Llevar al bebé encima
Donde más tranquilos están los bebés es al cobijo de su madre o su padre y por eso se promueve el uso de portabebés o fulares para que los bebés estén con sus padres, como se ha hecho desde siempre, al ser el lugar donde están más tranquilos, lloran menos por el día y, en consecuencia, lloran también menos por la noche.
Llevar al bebé encima es uno de los fundamentos de la crianza respetuosa, ya que los bebés que van en brazos o en portabebés se sienten más tranquilos, pueden incluso dormir por más tiempo (precisamente porque se sienten seguros) y tienen más ratos de vigilia tranquila, que ayuda a su desarrollo: como no tienen que preocuparse de peligros que no entienden, pueden dedicarse a aprender de su entorno y de nosotros, observando y escuchando cuanto sucede a su alrededor. Es más, en contra de lo que suele decirse, los bebés no se acostumbran a ir en brazos.
- (Beding close to baby) Dormir cerca del bebé
Al dormir cerca de los bebés tienden a dormir más y mejor, enseñándoles además que la noche y la oscuridad no tienen por qué ser momentos de miedo ni de soledad. No es más que dar continuidad a la atención que ya sucede por el día, proporcionando la misma contención y seguridad por la noche.
- (Belief in the language value of your baby’s cry) Confianza en el valor de su llanto como lenguaje
Atender el llanto del bebé entendiéndolo como su manera de decirnos que algo no va bien. Durante mucho tiempo, se ha “traducido” el llanto del bebé como un intento de tomarnos el pelo o manipularnos; algo así como si un/a bebé estuviera intentando tomar el control de su familia.
La realidad es que los lóbulos frontales del cerebro del bebé, encargados del raciocinio, tardan unos meses en empezar a desarrollarse y eso quiere decir, básicamente, que es imposible que haya una segunda intención cuando un bebé llora.
Así, cuando llora, debemos responder al llanto de los bebés porque igual que para los adultos es importante sentirse escuchados, comprendidos y acompañados por otras personas, para ellos también lo es. Es más, para ellos es aún más importante porque no tienen mecanismos ni herramientas para calmarse por sí mismos (y las personas adultas sí).
- (Beware of baby trainers) Tener cuidado con los adiestramientos
Las rutinas pueden ser muy útiles para los padres y para los bebés, que acaban aprendiendo y asumiendo las dinámicas familiares. Sin embargo, si son demasiado rígidas pueden aparecer problemas. Lo importante es buscar una manera adecuada de funcionar, pero teniendo claro que las necesidades del bebé están por encima de los horarios y de los deseos de los adultos.
De hecho, muchos bebés acaban revelándose si intentamos forzar las situaciones: si queremos que coman cuando aún no tienen hambre, que duerman cuando aún no tienen sueño o que estén solos sin estar aún preparados, por ejemplo.
- (Balance) Mantener un equilibrio
Como madres, padres y educadores/ras, igual que como personas, debemos buscar el equilibrio. No llegar al extremo del autoritarismo en la crianza, en que los niños y niñas acaban siendo seres sumisos y obedientes, a menudo con poco criterio y poca capacidad de pensar y tomar decisiones, pero tampoco caer en el extremo de la permisividad, que podría provocar que los niños y niñas, faltos de normas y límites, acabaran siendo personas irrespetuosas, exigentes y consentidas.
Porque mucha gente confunde la crianza respetuosa con “dejar al niño que haga lo que le dé la gana” y esto no es así, en absoluto.
La base de la crianza respetuosa radica en actuar como ejemplos para que aprendan de nosotros, pero ser lo suficientemente humildes como para darnos cuenta de que los niños y niñas tienen mucho que enseñarnos también, y dar valor a sus sentimientos, opiniones y decisiones. Aunque eso no quiere decir que tenga que imponerse siempre las decisiones del niño, sino que debemos escucharlas, valorarlas y responder sin humillaciones, si lo que queremos es que en el futuro sigan contando con nosotros a nivel comunicativo.
- (Both) Ambos
Que ambos, los dos miembros de la pareja (si los hay), estén implicados en la crianza y el cuidado del niño/a, de día y de noche. Que ambos estén involucrados en atender sus demandas, su educación y en los valores que se le quieren transmitir.
Esto no quiere decir que ambos tengan que ir a la una siempre porque si uno como padre está metiendo la pata, el otro no debería sumarse al error, sino remar en la misma dirección para que haya buen clima y el niño crezca en base al equilibrio conseguido por ambos.
- Baby led weaning (BLW)
Otro de los puntos clave, dentro de la crianza respetuosa o con apego, es mantener ese respeto y ambiente seguro también en el momento de la alimentación del niño/a.
Baby led weaning significa literalmente ‘destete dirigido por el bebé’, lo que en español se ha denominado ‘alimentación complementaria a demanda’. Este término fue acuñado por Gill Rapley, matrona, nutricionista y directora adjunta de la Iniciativa de Hospitales Amigos de los Niños (IHAN) de UNICEF en el Reino Unido. Pero el método en sí mismo es antiguo y muchas madres reconocen haberlo practicado sin necesidad de haberle puesto nombre.
Consiste en introducir los sólidos en la dieta del bebé, permitiendo que sea el mismo quien guíe su alimentación. La comida se va presentando como un juego, adaptando los trozos que se le ofrecen al bebé para que los pueda agarrar con la mano y manejarlos por sí mismo. Esto le permite desarrollar las distintas habilidades que necesitará para comer (coordinación ojo-mano, masticación, deglución, pinza, etc.), respetando sus gustos y preferencias personales. Además, se estimula la parte social de la alimentación al incluir al bebé en los hábitos y rutinas familiares en la hora de la comida.
A partir de los 6 meses de edad es cuando se puede introducir los sólidos en su dieta, sin olvidar que el principal alimento hasta el año debe ser la leche y que los alimentos son un complemento (por algo se llama ‘alimentación complementaria’). Hay lactantes que rechazan los alimentos hasta los 8-10 meses, no se les debe forzar sino esperar a que haya un desarrollo madurativo adecuado y muestren interés por la comida.
Ventajas del BLW
- Es más respetuosa con el bebé, en lo que se refiere a su ritmo de desarrollo como a sus propios gustos personales.
- Permite al bebé explorar y practicar de una manera libre y lúdica contribuyendo a crear una actitud positiva hacia la comida, algo que ayudará a evitar posibles trastornos alimenticios en la adolescencia.
- El bebé se siente más seguro de sí mismo. Permitirle hacer las cosas por sí solo le da confianza en sus propias habilidades y conocimientos.
- El bebé tiene a su disposición casi todos los grupos de alimentos en una sola comida, igual que los niños mayores y los adultos. De este modo, se combinan y aprovechan mejor los nutrientes.
- Incluir al niño, en las comidas familiares, beneficia el desarrollo social del bebé.
- Es más cómodo y barato, ya que no hay que comprar ni planificar alimentos especiales para el bebé.