Cronica de una Muerte Anunciada, Analisis del Libro

En este trabajo “Cronica de una Muerte Anunciada Analisis Selectividad” hablaremos sobre la obra del autor Gabriel García Márquez que nació en Aracata, Colombia, el 6 de marzo de 1927. Los años de su primera infancia en Aracataca marcarían decisivamente su labor como escritor. La fabulosa riqueza de las tradiciones orales transmitidas por sus abuelos nutrió buena parte de su obra. Aficionado desde muy joven, Gabriel García Márquez estudió derecho y periodismo en la Universidad Nacional en la capital de Colombia. Iniciaría sus primeras colaboraciones periodísticas en el diario El Espectador. 

En 1955, a sus 28 años, publicaría su primera novela, La hojarasca, en las que ya iba mostrando los rasgos más característicos de su obra de ficción. García Márquez encontraría en William Faulkner nuevas fórmulas expresivas que lo influenciaron bastante. Comprometido con los movimientos de izquierda, García Márquez siguió de cerca la insurrección guerrillera cubana de Fidel Castro y el Che Guevara hasta su triunfo en 1959. Tras una temporada en Paris, Gabriel García Márquez se establecería en Barcelona en 1969 donde entablaría amistad con literatos como Carlos Barral y Mario Vargas Llosa. Su estancia allí fue decisiva para la concreción de lo que se conoció como el Boom de la literatura hispanoamericana. Luego, publicaría varias obras como El otoño del patriarca (1975) y Crónica de una muerte anunciada (1981). Su prestigio literario le valió, en 1982, el Premio Nobel de Literatura. Murió el 17 de abril de 2014 en Ciudad de México.

Género Novela policiaca y periodística de género narrativo inmersa en la corriente del realismo mágico latinoamericano con elementos mágicos no tan perceptibles como el olor a muerte que Santiago deja en los hermanos Vicario.

Contexto temporal Referente intratextual

Alrededores de la fecha de muerte de Santiago Nasar: Los acontecimientos y acciones narrados en la obra se sitúan en el año 1951, aunque, realmente, esto no se hace explícito en la obra. Sin embargo, hay indicios de que lo mencionado sea cierto ya que Gabriel García Márquez, además de basarse en un hecho real —en el cual él fue testigo— ocurrido en 1951, explica, a través del narrador, que este estaba investigando sobre aquel drama hasta luego de 27 años, así, haciendo algunos cálculos, no es difícil llegar a la conclusión que, verdaderamente, los hechos ocurrieron en los años 50.

Era una época con poco desarrollo tecnológico, industrial y comercial como tal puede ser apreciado al observar vehículos como el Ford T y buque de rueda.

Además, también se retrataba una época de desigualdades económicas ya que existían personas más ricas que otras como es el caso de Santiago Nasar y Bayardo San Román: “…por qué tenían que matar a Santiago Nasar habiendo tantos ricos que merecían morir primero” (García Márquez, 1981, pág. 30).

En aquella época, existía poca diversidad de funciones que se le permitía hacer a la mujer dado que éstas estaban más orientadas al cuidado de la casa e hijos, es decir, eran criadas para sostener el hogar: “(Purísima del Carmen) Se consagró con tal espíritu de sacrificio a la atención del esposo y a la crianza de los hijos …” (García Márquez, 1981, pág. 18). Esta última idea puede ser respaldada con lo siguiente: “En 1951, la tasa de participación femenina era del 17% …” (Ramírez Gómez, pág. 494). Así, la situación de la mujer era tradicionalista en el lugar en el que se desarrollan los hechos, y cualquier desobediencia a lo convencional traería malas consecuencias en aquella persona —dicho sea de paso, eso pasó con Ángela Vicario que fue golpeada por su madre al no haber sido virgen hasta antes de su matrimonio—.

Referente extratextual

Se desarrolla en la época de La Violencia en Colombia entre liberales y conservadores. Esta se caracterizó por la presencia de asesinatos, agresiones, persecuciones, destrucción de la propiedad privada y terrorismo por la afiliación política.

Asimismo, por otra parte, ocurría a nivel mundial la llamada Guerra Fría entre los Estados Unidos de Norteamérica y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. En aquel contexto, cada uno de estos países trataba de apoyar a países sudamericanos a proliferar el arte, lo cual ayudó a literatos como Gabriel García Márquez a que sus obras tengan un alcance global.

Contexto espacial Los hechos anteriores y posteriores inmediatos al asesinato de Santiago Nasar ocurren en un pueblo próximo a la costa del Caribe colombiano: “ …solía detenerse a conversar con ella en la aldea abrasada por la sal del Caribe” (García Márquez, 1981, pág. 46). En este lugar convergen culturas hispanas y árabes.

También se menciona Riohacha, lugar en el que los hermanos Vicario fueron encarcelados; así, para ellos, Riohacha era el lugar del pago de sus acciones, aunque ellos realmente no se lamentaron dado que todo era cuestión de honor. En este lugar, además, Ángela Vicario ve a Bayardo San Román salir del Hotel del puerto, por lo que puede significar lugar de reencuentro y reinicio por parte de ambas personas dado que han cambiado y, parecen ser más maduros.

Margot, la hermana del narrador, luego de algún tiempo, anduvo por la alta Guajira tratando de convertir a los últimos idólatras. Este lugar significa el punto de encuentro entre ella y Ángela Vicario; y, significa también el lugar en el que la madre de Ángela Vicario intento asesinarla por los pormenores que había hecho.

Protagonistas Santiago Nasar: hombre de 21 años. Era muy alegre, pacífico, de corazón fácil, bello, formal, creyente y de fiestas. Era esbelto y pálido; además, tenía los párpados árabes y cabellos rizados de su padre. Santiago Nasar era un joven con una importante cantidad de dinero —sin embargo, pertenecía a la misma clase social que las demás personas— lo cual lo posicionaba a no ser totalmente querido por las demás personas: “—blanco —lo llamó (Victoria Guzmán a Santiago Nasar)—: ya va a estar el café” (García Márquez, 1981, pág. 37). Así, a Victoria Guzmán no le caía muy bien Santiago Nasar porque se parecía mucho a su padre, persona con la que ella tuvo malos recuerdos —esto se aprecia con el adjetivo peyorativo y racista que usa—. En relación con los hermanos Vicario, por ejemplo, Santiago Nasar se la pasó muy bien con ellos en la boda: “[…] entre muchos otros los hermanos Vicario, y estuvieron bebiendo

con nosotros y cantando con Santiago Nasar” (García Márquez, 1981, pág. 26); sin embargo, al enterarse (ellos) que supuestamente Santiago Nasar había deshonrado a su hermana, las buenas relaciones se rompieron y todo dependió de la “venganza” por el honor.

En la obra no se muestra una evolución clara de Santiago Nasar dado que éste ha estado presente en la obra por muy poco tiempo. El narrador y otros personajes se limitan a describirlo.

Ángela Vicario: era la hija menor entre las 4 hermanas; además, era la más bella, pero tenía un aire desamparado y una pobreza de espíritu que le auguraban un porvenir incierto. Para Mercedes, ella era una monja dado que tenía un “aspecto manso y un tanto afligido que disimulaba muy bien el rigor de su carácter” (García Márquez, 1981, pág. 18). Asimismo, ella, como otras chicas, estaba sometida a la educación tradicionalista y casamiento arreglado de la época, de lo cual, hasta cierto punto, no le agradaba. Ante sus padres y demás conocidos, ella era recatada, en contraste, el hecho de haber perdido su virginidad antes de su matrimonio demuestra lo contrario. La clase social a la que pertenecía era la misma a la de todos los demás pobladores, pero, además, su familia era de pocos recursos. La conducta de la protagonista en mención es adecuada a sus características físicas y no físicas. Ella se relaciona con varios otros personajes a medida que transcurría la obra como Bayardo San Román y el narrador. En relación a Bayardo San Román, éste la vio y se dijo que se casaría con ella a lo cual ella se mostraba renuente por la falta de amor; así, su boda estaría predicha por aquello: el término. Luego de muchos años, ella lo vuelve a ver y se enamora locamente de él, este le corresponde luego de algunos años después de recibir su primera carta. En relación al narrador, su relación más directa y clara en la obra —aunque hay que recordar que ellos son primos— es la que ocurrió luego de 23 años, en esta el narrador se encuentra buscando información para escribir su crónica a lo cual ella acepta y da algunos datos.

En relación a la evolución del personaje, ella estaba —en un comienzo, como varias las muchachas de su contexto juvenil— sometida a la educación forzada y única de su madre que la educaba para ser una buena mujer. Al pasar los años, al encontrarse con el narrador, ella “era tan madura e ingeniosa, que costaba trabajo creer que fuera la misma” (García Márquez, 1981, pág. 46). Una demostración de aquello es que había sacado una conclusión de su vida amorosa cuando era joven: “el odio y el amor son pasiones recíprocas” (García Márquez, 1981, pág. 48).

Bayardo San Román: era un hombre que rondaba los 30 años, pero no lo parecía dado que “tenía una cintura angosta de novillero, los ojos dorados, y la piel cocinada a fuego lento por la salitre” (García Márquez, 1981, pág. 16). Además, se daba a entender que Bayardo San Román era un ingeniero de trenes ya que la noche en la que llegó habló de la urgencia de construir un ferrocarril. A Bayardo San Román “le gustaban las fiestas ruidosas y largas, pero era de buen beber, separador de pleitos y enemigo de juego de manos” (García Márquez, 1981, pág. 16). Bayardo San Román era un chico muy adinerado en comparación de varias otras personas del pueblo, esto era tanto que solucionaba muchas cosas con su dinero como el comprar la casa del viejo Xius a pesar de que este había pasado buenos ratos con su difunta esposa en tal casa. De acuerdo a la gente del pueblo, él era honrado y de buen corazón. Para el narrador, Bayardo San Román era atractivo; además, en contraposición a lo que decían muchas otras personas, le parecía “más serio de lo que hacían creer sus travesuras, y de una tensión recóndita a penas disimuladas por sus gracias excesivas” (García Márquez, 1981, pág. 17). Para Ángela Vicario, en los primeros momentos, Bayardo San Román le parecía muy altanero. El comportamiento y actitud de Bayardo San Román se correlacionaban con el dinero que tenía ya que lo usaba para poder hacer sus cosas y comprar hasta los recuerdos. Además, el haber devuelto a Ángela Vicario comprueba que sus ideas también estaban determinadas por el machismo de la sociedad en la que estaban inmersos. Bayardo San Román era un muchacho muy misterioso:

…ni siquiera sus padres sabían de él mucho más que nosotros, ni tenían la menor idea de qué vino a hacer en un pueblo extraviado sin otro propósito aparente que el de casarse con una mujer que no había visto nunca. (García Márquez, 1981, pág. 45)

En relación a la evolución del personaje, se obtiene que este era, en un comienzo un joven con las características ya mencionadas; luego, 23 años después cambió grandemente ya que ahora era más agresivo: “… me recibió con una cierta agresividad …” (García Márquez, 1981, pág. 45). Este cambio podría deberse a una secuela de la “traición” de Ángela Vicario ya que, luego de todos los incidentes con el asesinato de Santiago Nasar, el alcalde Aponte lo encuentra en un grado de intoxicación etílica avanzada que se debe claramente a su infortunio.

Personajes secundarios Plácida Linero: es la madre de Santiago Nasar. Se casó con Ibrahim Nasar en “un matrimonio de conveniencia que no tuvo un solo instante de felicidad” (García Márquez, 1981, pág. 7). Plácida Lineros “tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos” (García Márquez, 1981, pág. 6) que, estando en su mejor momento, hubiera podido predecir lo que le pasaría a su hijo aquel fatal lunes.

Victoria Guzmán: es la cocinera en la casa de Santiago Nasar. “A pesar de la edad, Victoria Guzmán se conservaba entera” (García Márquez, 1981, pág. 8). Ella había sido seducida por Ibrahim Nasar en su adolescencia, pero la llevó a servir en su casa cuando se le acabó el afecto. De tal forma, se entiende que ella era demasiado rencorosa hasta el punto de no avisarle a Santiago Nasar sobre rumores de que lo iban a matar. Exactamente esa fue su contribución para con la muerte del muchacho.

Margot: es la hermana del narrador y monja del pueblo. Ella era una de las pocas personas que todavía no sabían que iban a matar a Santiago Nasar, de haberlo sabido, lo hubiera escondido, aunque fuera amarrado en su casa. Margot forma parte de las personas que no pudieron evitar la tragedia.

Cristo Bedoya: es un amigo íntimo de Santiago Nasar. En aquel tiempo, él era un estudiante de medicina, pero luego se convirtió en un notable cirujano. Luego de enterarse que iban a matar a su amigo, él va en busca de Santiago para decirle que algo malo le iba a pasar, pero no pudo lograrlo. Así, Cristo Bedoya forma parte del grupo de las personas que no pudieron evitar el infortunio. Cristo Bedoya tiene una gran precisión al hacer cálculos ya que pudo normalmente hacer las últimas cuentas sobre el costo que tomo la boda de Bayardo San Román y Ángela Vicario. Además, Cristo Bedoya seguía los mismos gustos de sus amigos ya que él, Santiago Nasar, Enrique y el narrador fueron a la casa de misericordias de María Alejandrina Cervantes.

Divina Flor: es la hija de Victoria Guzmán. Ella apenas empezaba a florecer y era un poco montaraz. Su rol en la parte del clímax de la obra es importante ya que ella juraba que había visto entrar a Santiago Nasar —lo cual claramente no era cierto—, haciendo que Plácida Lineros cerrase la puerta que daba a la plaza porque los hermanos Vicario se estaban acercando. Por otro lado, Divina Flor era una muchacha muy tímida y manipulable ya que Santiago Nasar solía tocarla cuando estaba sola; ella lloraba por dentro.

Clotilde Armenta: era dueña de una tienda de leche en la que los hermanos Vicario estuvieron esperando el momento adecuado para matar a Santiago. Ella sí sabía lo que iba a ocurrir y no hizo nada rápidamente para poder evitarlo. Por ejemplo: “—Por el amor de Dios —murmuró Clotilde Armenta—. Déjenlo para después, aunque sea por respeto al señor obispo” (García Márquez, 1981, pág. 11), es decir, ella no se oponía al asesinato ya que consideraba que era una cuestión de honor, sin embargo, decide —muy tarde— tratar de evitar aquello al sujetar a Pedro Vicario y avisar a Santiago Nasar que lo iban a matar. No obstante, puede ser igualmente considerada —conjuntamente con su lechería— como el lugar en el que los buitres acechan a su presa.

Pablo Vicario y Pablo Vicario: eran gemelos. Tenían 24 años, y se parecían tanto que costaba trabajo distinguirlos. Pablo Vicario era 6 minutos mayor que su hermano, y fue más imaginativo y resuelto hasta la adolescencia. Pedro Vicario se presentó para el servicio militar y estuvo ahí por 11 meses por lo que, finalmente, maduró su vocación de mandar y la costumbre de decidir por su hermano. Así, Pablo Vicario desarrolló de pronto una dependencia rara de hermano menos cuando Pedro Vicario regresó con un alma cuartelaría.

Ambos asesinaron a Santiago Nasar, pero ellos —según el narrador— realmente no deseaban hacerlo ya que, de otro modo, no hubieran avisado a todo el pueblo que lo harían. Ellos estaban obligados; la ética, moral e ideología machista de su sociedad les obligaba a hacerlo, y ellos no podían, por sí solos, retractarse de vengar la honra de su hermana, por lo que avisaron a casi todo el pueblo para que les detuviese, pero ninguno pudo hacer algo eficaz para evitar el infortunio. Ellos (Pedro y Pablo) pueden representar el destino que alguien tiene y, las personas a las que avisaron pueden ser vistos como las distintas acciones que ese alguien hace y que, lo conducen a su fatal destino.

Personajes terciarios

A continuación, se hace mención de los personajes con no tanta presencia en la obra:

Ibrahim Nasar, el obispo, juez instructor, Jaime, Luisa Santiaga, padre Carmen Amador, don Lázaro Aponte, Flora Miguel, Magdalena Oliva, Poncio Vicario, Purísima del Carmen, Mercedes, María Alejandrina Cervantes, Mercedes Barcha, Luis Enrique, doctor Dionisio Iguarán, general Petronio San Román, Alberta Simonds, Faustino Santos, Leonardo Pornoy, Rogelio de la Flor, Hortensia Baute, Prudencia Cotes, Suseme Abdala, Aura Villeros, Polo Carrillo, Fausta López, Indalecio Pardo, Escolástica Cisnero, Sara Noriega, Celeste Dangond, Yamil Shaium, Próspera Arango, Nahir Miguel, Poncho Lanao, Argénida Lanao y Wenefrida Márquez.

Aunque algunos de los personajes mencionados no tienen un rol participativo en la obra como Ibrahim Nasar, estos ayudan a comprender al lector algunas dudas que podría tener sobre algunos espacios en blanco de la historia. Así, se demuestra que Gabriel García Márquez sí buscó mucha información y redactó la crónica tomando en cuenta varias perspectivas y opiniones sobre el drama.

Rasgos literarios

Narrador La narración es el aspecto, quizás más interesante a analizar en Crónica de una muerte anunciada. El narrador interno presenta los hechos desde distintos puntos de vista. Este es, en algunos momentos, homodiegético al ser un narrador testigo en primera persona; y, en otros casos, es heterodiegético en forma de narrador omnisciente ya que este mismo narrador sabe los pensamientos de los personajes a pesar de ser también un personaje:

El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo salpicado de cagada de pájaros. «Siempre soñaba con árboles», me dijo Plácida Linero, su madre, evocando 27 años después los pormenores de aquel lunes ingrato. (García Márquez, 1981, pág. 6)

El narrador testigo o en primera persona tiene el objetivo de que el lector se sienta más involucrado y comprometido con la historia ya que nos hace confidentes de los relatos contados. El narrador omnisciente ayuda al lector a entender mejor los sentimientos y pensamiento de los demás personajes.

En combinación con los dos comportamientos que muestra el narrador, este también lo hace en forma de cronista ya que recopila información para escribir la crónica, valga la redundancia. Este último punto de vista de narrador puede ser atribuido a Gabriel García Márquez ya que lo hace explícito y claro: “En el curso de las indagaciones para esta crónica recobré numerosas vivencias marginales” (García Márquez, 1981, pág. 25). De este modo, al ser este el trabajo de un narrador cronista que recuperó información de distintas fuentes, no se tiene una realidad única ya que es confusa y, en consecuencia, existen varias realidades —esto es posible dado que cada personaje y documento dan su verdad sobre los hechos—. De este modo, los distintos puntos de vista que adopta el narrador cronista podrían tener el objetivo de causar ambigüedad y confusión en el lector.

Entonces, al unir los tres puntos de vista o comportamiento de los personajes, se llega a una complementariedad ya que el enfoque del narrador omnisciente puede llenar algunos blancos o confusiones que deja el narrador cronista. El narrador testigo, por su parte, apoya la comprensión de los sucesos durante toda la obra. Sin embargo, un reto para el lector es identificar cuándo y dónde cada tipo de narrador forma parte ya que estos varían constantemente. 

08 November 2022
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