Realismo Mágico: Crónica De Una Muerte Anunciada

Introducción

El texto que vamos a comentar se trata de un fragmento perteneciente a la novela Crónica de una muerte anunciada, del escritor colombiano Gabriel García Márquez (1928-2014), máxima figura del “realismo mágico”. Perteneció al grupo de autores que impulsaron el “Boom” de la narrativa hispanoamericana en los años 60, y es sin duda el más conocido de los nuevos narradores. Comenzó los estudios de derecho, aunque sin mostrar excesivo interés. Intelectual comprometido con los grandes problemas de nuestro tiempo, fue novelista, ensayista, cuentista y periodista, profesión que ejerció en sus comienzos y que, junto al cine, era uno de sus principales intereses. 

Desde los años cincuenta compagina su actividad periodística con la escritura de cuentos y novelas. En 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura. Entre sus obras cabe destacar las novelas Cien Años de Soledad, El Amor en los tiempos del cólera y El coronel no tiene quien le escriba. La narrativa hispanoamericana de la segunda mitad del siglo XX se caracteriza por su cosmopolitismo, compromiso social, interés por lo existencial y la fuerte irrupción del “realismo mágico”, uno de los mundos narrativos más densos de significados que ha dado la lengua española. Los autores recurren al empleo de lo mágico, lo onírico y lo fantástico. 

Desarrollo

La experimentación de nuevas técnicas narrativas y la búsqueda de elementos extraordinarios de la realidad cotidiana. Supone una superación de las técnicas y los temas realistas y naturalistas y una mayor preocupación por los espacios urbanos y por la deshumanización sufrida por las personas en la ciudad. En la obra comentada, el “realismo mágico” aparece reflejado por ejemplo cuando una bala atraviesa la plaza del pueblo y convierte en polvo de yeso a una imagen de un santo de la iglesia, o en el olor al asesinado y otras secuelas que quedan en el pueblo después del crimen. El fragmento comentado se sitúa en el primer capítulo de “Crónica de una muerte anunciada”. 

En el que el autor explica cómo fue el inicio del noviazgo entre Ángela Vicario y Bayardo San Román, distinguiéndose tres partes. En las primeras diez líneas la familia Vicario obliga a su hija menor a casarse con Bayardo San Román en contra de su voluntad. En la segunda parte, que abarca las siguientes diez líneas, comenzado el breve noviazgo entre ambos, Ángela le cuenta a Bayardo San Román, a petición de él, que la casa que más le gusta del pueblo es la del Viudo de Xius. Así, en la última parte, Bayardo intenta convencer al propietario de la casa para que se la venda, ofreciéndole grandes cantidades de dinero.

En el texto aparecen temas importantes tratados en la obra como la tradición, que apreciamos en el momento en el que los hermanos de Ángela se entrometen en su casamiento al considerar que “eran vainas de mujeres”; o cuando la madre de Ángela la obliga a respetar el luto de su hermana atrasando la boda, lo que también refleja la presencia de la muerte, muy frecuente en las novelas hispanoamericanas. Asimismo, nos encontramos con el tema del amor, plasmado mediante una oposición entre el amor impuesto que defiende Pura Vicario: “el amor se aprende”; y el amor nostálgico y verdadero que el viudo de Xius siente por su mujer incluso después de haber fallecido.

Ya que no quiere vender su casa porque los objetos que contiene le recuerdan a ella. Por último, el destino es uno de los ejes centrales de la obra y en el texto los padres de Ángela lo utilizan como pretexto para forzarla a contraer matrimonio: “una familia dignificada por la modestia no tenía derecho despreciar aquel premio del destino” Respecto al análisis de la forma, el fragmento se trata de un texto narrativo en el que aparecen a su vez otras modalidades discursivas como la descripción (de las vistas desde la casa del Viudo de Xius) y el diálogo, que favorece el dinamismo y la rapidez dentro de la obra. 

En la narración las oraciones están en tercera persona, mostrando un punto de vista propio del narrador omnisciente, y los tiempos verbales predominantes son el pretérito perfecto simple: “olvidó”, “hechizó”, “demolió”; y el pretérito pluscuamperfecto: “había intentado”, “había visto”, al tratar un acontecimiento pasado. Entre las funciones del lenguaje que aparecen dentro del fragmento, cabe destacar las funciones emotiva y poética. La función emotiva aparece claramente ligada a uno de los temas tratados en el texto: el contraste entre la visión del amor como sentimiento y como aprendizaje. 

Por otra parte, el empleo de ciertos verbos nos revela lo que sienten los personajes y su modo de ser, por ejemplo: “Ángela Vicario se atrevió apenas”, con lo que deducimos que en su núcleo familiar se encuentra oprimida, hasta el nivel de tener que plantearse expresar su propia opinión o no, por temor a la reacción de su madre. De igual manera, el verbo “demolió”, utilizado para describir el modo en el que Pura Vicario responde a su hija, refuerza ese carácter opresor de la madre de Ángela. En cuanto a la función poética, los recursos literarios presentes en el texto enfatizan la expresión del sentimiento en los distintos personajes.

Cabe destacar el estilo y el lenguaje empleado. En primer lugar, en la segunda parte del fragmento vemos cómo el cronista realiza una descripción idealizada de las vistas de la casa del Viudo de Xius a través de un lenguaje literario, exaltando la belleza del paisaje incorporando elementos metafóricos: “colina barrida por los vientos”, “las ciénagas cubiertas de anémonas moradas”.Relacionado con el tema del amor, encontramos una metonimia, “con el alma en la mano”, en la que el alma se refiere a los sentimientos del Viudo, que quedaron expuestos cuando intentaba explicar a Bayardo por qué no vendía su casa. 

Asimismo, la hipérbole “prefería morirse antes de vender una casa donde había sido feliz más de treinta años”, también nos hace ver el profundo amor del Viudo de Xius hacia su difunta mujer, que perdura a pesar de transcurrir el tiempo. Esta progresiva muestra del sentimiento de amor del viudo culmina con una metáfora, que además vinculamos con el tema de la tradición, pues el propietario de la casa de la colina considera que el concepto del amor de los jóvenes es artificial comparado con el de los adultos, que sí entienden los “motivos del corazón”. A modo de oposición a todo este amor romántico.

La madre de Ángela plasma por medio de una retórica su concepto de amor, más tradicional y convencional, que no nace de uno mismo, sino que, para ella “también el amor se aprende”. Por otro lado, “una familia dignificada por la modestia” constituye un eufemismo y una perífrasis, ambos recursos utilizados para tratar de decir con sutileza que la familia de Ángela Vicario era una familia de recursos escasos. Respecto al lenguaje, vemos una mezcla de registros lingüísticos: el registro bajo utilizado por los hermanos Vicario (“vainas”) al proceder de una familia humilde, se entrecruza con el lenguaje culto del periodista. 

Las oraciones son concisas, limpias y claras en los diálogos de los personajes y en la descripción. Toda la novela se desarrolla en el pueblo, principalmente en la plaza y en las casas que la rodean, aunque al final de la obra, una vez salvada la honra de Ángela, muchos de los personajes se ven obligados a trasladarse a otros pueblos. Al conocer que el presente texto pertenece al primer capítulo, sabemos que la acción aún se desarrolla en el pueblo inicial, y concretamente el diálogo entre Viudo de Xius y Bayardo tiene lugar en el Club Social. El tiempo en la novela es cíclico, descomponiéndose en momentos. 

El fragmento nos informa sobre el noviazgo entre Ángela Vicario y Bayardo San Román, que tuvo una duración de cuatro meses y, dentro de ese periodo previo a la boda, el novio tarda tres días en convencer al Viudo para que le venda la casa. Sin embargo, todo ello se trata de una acción pasada, ya que la crónica toma como base el asesinato de Santiago Nasar, ocurrido 27 años antes. En lo referente a los personajes, en el texto comentado destacan Ángela Vicario, Bayardo San Román y el Viudo de Xius. Busca de una mujer con la que casarse. Su personalidad es opuesta a la de Ángela.

Pues se muestra Ángela es una joven de humilde condición, que se ve obligada a un matrimonio de conveniencia que favorecerá a su familia. Aparece caracterizada en este fragmento como una mujer que está sumida en una dura opresión ejercida por parte de su familia, lo que repercute en ella generando un sensación de timidez y sumisión en todos los ámbitos de su vida. Además, vemos que es insegura de sí misma, al decir que Bayardo San Román le parecía “demasiado hombre” para ella. No obstante, esta personalidad evolucionará a lo largo de la novela, dejando de lado el aire desamparado y convirtiéndose en una mujer con voz propia y madura.

Conclusión

Bayardo San Román es un hombre culto, fuerte y atractivo que llegó al pueblo en dominante, seguro de sí mismo; y el texto prueba que es un hombre que consigue todo lo que quiere: “la manera irresistible con que Bayardo San Román arreglaba las cosas”. Vemos que su carácter le lleva a tener un increíble poder de persuasión, ya que no necesitó seducir a Ángela ni enamorarla para casarse con ella, sino que “hechizó a la familia con sus encantos”. El dominio de Bayardo es tal, que obliga, prácticamente, al viudo Xius, que no quiere venderle su casa por motivos sentimentales, a hacerlo.

El Viudo de Xius aparece como reflejo del amor honesto y romántico que vincula a dos personas de por vida, un amor contrario a la unión de Ángela y Bayardo San Román, que se caracteriza por la falta de ese sentimiento de afecto y la imposición. El viudo también encarna los valores tradicionales dentro del texto, tal y como nos transmite el cronista: “el viudo de Xius le explicó con una buena educación a la antigua” En definitiva, en este fragmento Gabriel García Márquez trata de mostrar los valores tradicionales que movían a la sociedad de la época a través de la innovación narrativa propia del realismo mágico, recurriendo a una unión perfectamente equilibrada entre lo periodístico y lo literario.

22 October 2021
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