Diferencias y Diversidad Etnocultural en la Antropología
La diversidad (o diversidad etnocultural) en la antropología es la “heterogeneidad de culturas que coinciden en un mismo espacio” (Manuel Basagoiti, Tema 6), es decir, se basa en la existencia de diferencias entre estas culturas. Cada persona vive la diversidad de una manera, por eso es importante tener en cuenta todas y analizar los rasgos diferenciadores de manera muy precisa. En Diferentes, desigualdades y desconectados, Néstor García Canclini (2004, p. 46) explica que hay tres maneras de hablar de diferencia que hay que evitar: confundirlo con desigualdad, legitimar solo algunas experiencias, y dogmatizar teorías de la diferencia. Estos tres aspectos podrían conducir directa o indirectamente a pensar que quien es diferente es el otro y no uno mismo, es decir, puede conducir a una mirada etnocentrista, por la cual se llega a creer que la cultura propia es natural, más importante o mejor que las demás. El etnocentrismo puede llegar a generar cierta discrimación al considerar otras culturas primitivas, inhumanas, inferiores,… Un ejemplo para clarificar mejor los conceptos de diversidad, diferencia y etnocentrismo lo encontramos en la experiencia de Nigel Barley en Camerún. Cuando llega de Inglaterra a la tribu de los dowayos, se da cuenta de que las diferencias culturales que tiene con el pueblo son inmensas en todos los aspectos; no solo eso, sino que se percata de que entre los distintos pueblos del país hay una gran diversidad. Con el contacto con otras nuevas culturas, advierte que las actitudes occidentales que él veía como “normales” ya no lo son; deja a un lado el etnocentrismo para dar paso al relativismo cultural de Boas, puesto que la única manera de entender la cultura dowaya sería estudiarla desde los parámetros de esa cultura y no de la occidental. No hay culturas ni superiores ni inferiores, ni mejores ni peores.
Zygmunt Bauman ha sido uno de los mayores exponentes que ha tratado el problema de la diferencia y diversidad. En Vivir con extranjeros (2007, p. 62) expone: “(…) tenemos diferencias y, sin embargo, algunas de estas diferencias nos molestan”. Esto ha provocado en la humanidad el deseo de trazar fronteras con la esperanza de que se asegure un lugar para cada cultura, y por miedo también a la globalización. Estas fronteras acaban dando más importancia a las diferencias, pues en el momento en el que alguien las transpasa, ese alguien destaca al ser distinto. En ocasiones se pueden producir los ghettos involuntarios, ya mencionados previamente, que surgen al intentar reestablecer las fronteras y separar a los semejantes de los extranjeros.
En relación a la diversidad, Bauman también habla de dos tendencias que se dan en las ciudades y que suelen coexistir: “mixofilia” y “mixofobia” (2007, p.70-71). El primero de ellos, la mixofilia, consiste en el “deseo de mezclarse con las diferencias”, ya que existe una propensión natural por conocer otras culturas; el segundo, la mixofobia, se trata de lo contrario y parece surgir del etnocentrismo: hay fuertes prejuicios hacia los extranjeros surgidos de rumores y, conseucentemente, ven en ellos un peligro. Pese a que mucha gente aún concibe las diferencias y la diversidad como un factor no deseable e incluso perjudicial, el autor concluye lo siguiente: “Podemos ser diferentes y vivir juntos, y podemos aprender el arte de vivir con la diferencia, respetándola, salvaguardando la diferencia de uno y aceptando la diferencia de otro.”
Otro autor imprescindible para comprender más a fondo la diversidad es Néstor García Canclini. En Diferentes, desiguales y desconectados (2004, p. 46-47) el autor relata sus experiencias en dos reuniones internacionales sobre América Latina, y saca conclusiones de los testimonios escuchados. Advierte que los indígenes americanos toman las diferencias culturales y genéticas como fortalezas, ya que las diferencias socioeconómicas se les presentan inmodificables, sobre todo porque el mercado neoliberal agudiza las desigualdades. Por ello los pueblos americanos se dedican a exaltar su lengua, las tradiciones, sus sistemas de gobierno; “desean ser reconocidos en sus diferencias y vivir en condiciones menos desiguales” (2004, p. 49) Sin embargo, sigue existiendo una presión que está obligando a los pueblos a modernizarse, integrarse y a adoptar pautas culturales más estadounidenses.
Hay muchos más autores que han profundizado en las diferencias, diversidad y desigualdad, como Oscar Lewis con la “cultura de la pobreza”, Larissa Lomnitz y su preocupación por la marginalidad; y otros más conocidos, como Malinowski cuando relata en su trabajo de campo estudiando el Kula (sistema comercial de Nueva Guinea) —concretamente en Introducción: objeto, método y finalidad de esta investigación— las diferencias culturales con los indígenes y sus períodos de desaliento provocados por no encajar en esa cultura. En palabras de Malinowski (1973, p.153): “En cada cultura los valores son ligeramente distintos, la gente tiene distintas aspiraciones, cede a determinados impulsos, anhela distintas formas de felicidad”. Y esto genera diversidad.