Don Quijote: Un Hombre de Palabra y con Honor
En este ensayo de el caballero dela armadura oxidada quiero hablar sobre un valor muy importante de este personaje, el honor.
Y el Gran Quijote, siendo un hombre de palabra, se retira de la caballería por cumplir su palabra al bachiller Sansón Carrasco. Este lo venció en una batalla, y el precio de su derrota era dejar la caballería por un año. Este podia dejar de ser un caballero, pero nunca un hombre sin honor, por lo que cumplió su palabra al pie de la letra y se fue en su caballo a su aldea, acompañado de Sancho Panza, dejando todas sus aventuras y hazañas en el pasado.
Dejo de ser Don Quijote de la Mancha y volvió a ser Alonso Quijano, pero ya no el mismo de antes. Ya no era el Alonso Quijano aficionado de libros de caballería, pues ahora abrió los ojos y se dio cuenta que todo había estado en su imaginación. Él no era un caballero andante, si no un hombre común y corriente con locuras pasándole por la cabeza.
Y así fue, sacó sus propias conclusiones y decidió que nunca más iba a combatir el mal. Pues para qué, si solo era un viejo alucinante que no iba a lograr nada. Hay demasiado mal en el mundo como para que una persona común y corriente pueda hacer una diferencia. Y por esto cayó en una depresión tan grande que duro 6 días en la cama. Todos pensaban que iba a morir, incluyéndolo a él, pues ya no tenia ningún motivo o inspiración para seguir viviendo.
Así duro 1 año y 4 meses. Todos estaban sorprendidos de que siguiera vivo, ya que la depresión en la que vivía matara a cualquiera. Un día estaba sentado mirando por la ventana, y a lo lejos escuchó gritos: “Auxilio! Ayúdenme por favor!”. Se escuchaba como una señorita en peligro.
Por más que ya no fuera un caballero, seguía siendo un hombre con principios; tenía que ayudar a esa dama. Y pues claro, como la va a poder ayudar si no se presentaba como tal; con una armadura, su espada, su fiel compañero y su adorado caballo. Y la verdad es, que ser un caballero una ultima vez no le iba a hacer daño. Por esto, el gran Don Quijote se puso su traje, llamo a Sancho Panza y se fueron los dos en su caballo de camino a salvar a una doncella en peligro.
Cuando llegaron, vieron a la mujer. Le dijeron “Hemos escuchado a una doncella en peligro. Esa debe ser usted.” Ella respondió “Si, ¡ese hombre que va corriendo se robo mi canasta de frutas!”. Y el Quijote corrió como el viento en su caballo atrás del descarado, le arrebató la canasta, y se la dio a la dama. Ella le agradeció a Don Quijote, y le quería pagar con un poco de pan y queso en su casa. Este respondió, “Muchas gracias por la oferta doncella, pero yo, Don Quijote de la Mancha, no puedo perder tiempo y debo seguir defendiendo el bien hasta el ultimo de mis días”. Y el gran Quijote, siendo un hombre de palabra, lo cumplió. Defendió el bien hasta el ultimo de sus días.