El Aislamiento Por Covid19 En La Familia
La importancia de este proyecto es conocer más acerca del aislamiento social por el covid-19 y la familia, tanto en cómo afecta a cada uno de los integrantes de la misma, a la vez se recalca que es necesario para prevenir; aunque cada uno reaccionamos de modo distinto a situaciones estresantes, una pandemia infecciosa como la que padecemos implica el distanciamiento social, la cuarentena y el aislamiento, por lo que las personas pueden experimentar ansiedad, preocupación o miedo en relación a: la preocupación de ser posible vector y contagiar a otros, incluyendo a personas cercanas, también el aburrimiento y frustración de no estar conectado a la rutina habitual de su vida. Por otro lado, también este se ve reflejado en tablas estadísticas que tiene el presente trabajo.
Primero deberíamos saber que, según (Badia, 2016) La soledad y el aislamiento social son condicionantes de salud emergentes en la población anciana, especialmente en las personas viudas, hiper frecuentadoras y con problemas crónicos y depresión. La soledad es la sensación subjetiva de tener menor afecto y cercanía de lo deseado en el ámbito íntimo o relacional. Por otro lado, el aislamiento social es la situación objetiva de contar con mínimos contactos con otras personas. Su contribución a incremento de la morbimortalidad es comparable al de otros factores de riesgo bien conocidos sobre los que actuamos a diario desde los equipos de atención primaria.
De acuerdo con un estudio publicado en el, la soledad y el aislamiento social son dos veces más perjudiciales para la salud física y mental que la obesidad: “La falta de conexión social aumenta los riesgos para la salud tanto como fumar 15 cigarrillos al día o tener un trastorno por consumo de alcohol” explica la doctora y profesora de psicología y neurociencia.
Por su parte (Association, 2019) señaló antes de que surgiera el nuevo coronavirus en Wuhan, China que el aislamiento social podría llegar a terminar con nuestras vidas. Debido a este artículo la situación es muy preocupante ya que tanto como el aislamiento como el salir son dos variantes de las que debemos elegir y la mayoría opta por la primera, pero esto también nos afecta emocionalmente y física como se habló antes, se debe recalcar que muchas de las situaciones en la que cada familia es tomada en cuenta es diferente y esto se debe primero a la economía de cada una y de que tanto se pueda lograr una estabilidad de la misma en el hogar, normalmente sin el virus hay conflictos familiares por la misma razón, pero el covid-19 solo la ha agravado más. “La soledad crónica es más probable cuando las personas no tienen los recursos emocionales, mentales y financieros para salir y satisfacer sus necesidades sociales o carecen de un círculo social que pueda proporcionar estos beneficios” informa el sitio antes mencionado.
También (Khullar, 2020) menciona que, “Hemos evolucionado para ser criaturas sociales, durante toda la historia de la humanidad, las personas han estado en estructuras familiares, las personas han estado en grupos, hemos evolucionado para anhelar y confiar en esa interacción con otros seres humanos. Entonces, cuando no tenemos eso, es un gran vacío en la forma en que hacemos lo humano. Esto es algo que ha sido conectado a lo que somos como seres”.
En nuestra opinión, está muy cerca a lo que hemos mencionado antes con el lado económico en cuanto no logramos tener lo que nos satisface día a día y eso nos hace sentir como si nos faltase algo en particular y lo llenamos con cosas eventuales que podríamos hacer desde casa: el estudio, trabajo y muchas otras. Pero en realidad, aunque tengamos el esfuerzo físico desgastado en el hogar, no se compara con sentirnos libres y vivir nuestra rutina. Hay que tener en cuenta las noticias que recibimos a diario es algo que nos afecta en la manera de cómo nos sentimos.
La ansiedad generada por el coronavirus tiene que ver gran parte en la difusión de noticias y la cantidad de personas que miran. Incluso existen estudios que detallan la relación entre lo que vemos en nuestros dispositivos electrónicos o móviles y las relaciones que nos causan dichos comunicados.
De acuerdo con (Graham, 2006), quien realizó un estudio para analizar los efectos psicológicos que tenían las personas al ver noticias negativas, todos aquellos que miraron el boletín de noticias negativas reportaron estar significativamente más ansiosos y tristes después de observarlo que las personas que vieron el boletín de noticias o neutral. “Lo que fue más interesante fue el efecto que tuvo ver las noticias negativas en las preocupaciones de la gente. Le pedimos a cada participante que nos dijera cuál era su principal preocupación en ese momento, y luego les pedimos que pasaran en esta preocupación durante la entrevista estructurada. Descubrimos que las personas que habían visto el boletín de noticias negativas pasaban más tiempo pensando y hablando sobre su preocupación y tenían más probabilidades de mantenerse bajo estrés por su preocupación que las personas de los otros dos grupos” explicó en su portal.
En realidad, lo que dice el doctor, es muy de pensar y cierto. La mayoría de las familias ecuatorianas deciden no mirar las noticias o las redes sociales ya de ser por noticias verdaderas o falsas, eso solo hace que piensen mucho más en lo que estamos pasando que en otras situaciones, pero esto nos afecta verdaderamente en nuestro diario vivir. La ansiedad como tal nos hace pensar en que de no saber o saber acerca del tema, es tan grande que muchas veces lo relacionamos con el sueño y aburrimiento que decimos sentir.
Según la Secretaría de salud nos informa que muchos de los efectos que tenemos o llegaremos a sentir en estos periodos largos en casa son: físicos como cansancio y fatiga, cambio de patrones de alimentación, aumento de peso por la inactividad, sensación de lentitud física y mental. Cambio del ciclo de sueño. Emocionales como el hastío y aburrimiento, desánimo para realizar actividades comunes, irritabilidad y enojo, alertas ante signos físicos sobre la posibilidad de contagiarse, sensación de no estar realizando algo productivo, sensación de injusticia, tristeza por no poder realizar las actividades deseadas. Esto y muchos más efectos serían considerados al estar en aislamiento con la familia, pero como antes mencione cada familia tiene su modo de sentirlos debido a muchos factores como lo económico.
Por otro lado (Español, 2020) Con las medidas de aislamiento, la tensión en los hogares crece, y el riesgo de la violencia familiar aumenta para las mujeres, afirma la ONU. “Otros brotes de enfermedades, como los de ébola y zika, nos dejaron la experiencia de que estos sucesos desvían los recursos de los servicios que necesitan las mujeres, pese al aumento de la carga de cuidados y a las pérdidas en los medios de vida remunerados de las mujeres”, señala la ONU Mujeres, como anticoncepción y atención pre y postnatal. Lo mismo podría pasar con el covid-19, advierten.
También se suma otra crisis de la salud pública al daño del nuevo coronavirus: hay cada vez más datos que indican que el abuso doméstico está comportándose como una infección oportunista, prosperando en las condiciones creadas por la pandemia. Para (Hester, 2019) , quien estudia las relaciones abusivas, las razones para suponer que las restricciones impuestas contra la propagación del virus tendrían este efecto siempre estuvieron allí. La violencia doméstica siempre incrementa cuando las familias pasan más tiempo juntas, como en navidad y las vacaciones de verano, afirmó. Por lo que podría ser un efecto más en esta situación que adjuntar al aislamiento social que está pasando el Ecuador.
Ahora, con familias en confinamiento a nivel mundial, las líneas de atención telefónica suenan constantemente con denuncias de abuso, lo que ha causado que los gobiernos intenten atender una crisis que, según los expertos, debieron haber visto venir. El 5 de abril, las Naciones Unidas hicieron un llamado a realizar acciones urgentes para combatir el aumento mundial de la violencia doméstica. Sin embargo, en general, los gobiernos han fracasado en prepararse para responder a las nuevas oportunidades generadas por las nuevas medidas de salud pública para que los abusadores aterroricen a sus víctimas. Ahora, muchos gobiernos están teniendo dificultades para ofrecer asistencia a los que están en riesgo.
Además de la violencia física, la cual no está presente en todas las relaciones abusivas, las herramientas comunes del abuso incluyen el aislamiento de los amigos, familiares y empleos; vigilancia constante; reglas estrictas y detalladas de comportamiento y restricciones de acceso a necesidades básicas como alimentos, ropa e instalaciones sanitarias.
En el anterior párrafo solo nos cuenta cómo las reglas del hogar nos hacen tomar o hacer decisiones acerca de nuestro comportamiento con nuestros familiares, como por ejemplo el hecho de que debemos utilizar menos algún objeto o el de dejar de comer lo que solíamos en nuestra rutina por la postura de que deberíamos ahorrar en todo sentido no tan solo en la comida y esto provoca conductas diferentes en los individuos de la familia.
El aislamiento también ha quebrantado las redes de apoyo, dificultando aún más que las víctimas pidan ayuda o escapen. En Europa, varios países parecen haber seguido el mismo camino siniestro: primero, los gobiernos imponen confinamiento sin realizar las suficientes provisiones para las víctimas de abuso doméstico. Aproximadamente diez días después, las llamadas de socorro se incrementan, lo que desata la indignación pública. Es solo en ese momento cuando los gobiernos salen apurados a improvisar soluciones. Estos casos en otros países, solo nos dan una perspectiva que nos podría suceder o tal vez ya comenzó a suceder y tratar de solucionar a tiempo o simplemente prevenir, ya de por sí la situación es muy grave y Ecuador es uno de los países que cuenta más con estos problemas.
Para esto, Ecuador ya reportaría más de 580 llamadas por violencia intrafamiliar ha recibido el ECU911, en las dos semanas de aislamiento por coronavirus, indica las noticias del universo.
Nuestro último punto por tocar en este proyecto es el COVID-19 y la salud mental. Como se comentaba antes y los postulados que dejaban algunos doctores y psicólogos acerca del mismo pues las preocupaciones y la ansiedad sobre covid-19 y su impacto pueden llegar a ser abrumadoras y el distanciamiento social hace que todo sea aún más complejo debido a todos los factores antes mencionados y las situaciones en la que las familias pueden llegar a estar. La pandemia del covid-19 probablemente ha cambiado mucho en la que miles de familias viven, y eso ha traído incertidumbre, rutinas alteradas, presiones económicas y aislamiento social. Quizás estos o la preocupación de enfermarnos, el por cuánto tiempo durará la pandemia y qué nos traerá el futuro. El exceso de información, los rumores y la información errónea pueden hacer que te sientas sin control y que se tenga claro que hacer. Durante la pandemia quizás o tal vez la mayoría sienta estrés, ansiedad, miedo, tristeza y soledad. Es posible que empeoren los trastornos de salud mental, incluyendo la ansiedad y la depresión como principales. Mediante una consulta rápida se ha preparado una serie de medidas de cuidado ya que son buenas para la salud física y mental, y pueden tomar control en la vida: Lo primero sería cuidar nuestro cuerpo en esto abarcaría dormir lo suficiente, participar regularmente en actividad física, comer de manera saludable, evitar el tabaco, el alcohol y las drogas, limitar el tempo frente a las pantallas, relajarse y recargar las pilas. Luego para cuidar nuestra mente tendríamos que reducir los desencadenantes de estrés: como, mantener tu rutina normal, limitar la exposición a los medios de comunicación, mantenerse ocupado, concentrarse en los pensamientos positivos, usar valores morales o tu vida espiritual como apoyo, establece prioridades y por último conectarse con otras personas.
De ésta forma y con las medidas antes mencionadas se podría lograr una mejora en los efectos que podría causar el aislamiento social por el covid-19 en las relaciones familiares y así tener una convivencia mucho mejor con las personas cercanas y de no agravar más la situación de lo que ahora vive Ecuador.